Woody Allen: el hombre que siempre estuvo

Woody Allen, el último genio , de Natalio Grueso, es una biografía del cineasta, dramaturgo y escritor norteamericano, desde una perspectiva intimista y reveladora de este ícono cultural del siglo XX que acaba de cumplir 80 años

Gran amigo de Woody, Natalio Grueso después de verlo por primera vez en la película “Manhattan” lo describe “como un tipo delgaducho, con grandes gafas de pasta, tímido y neurótico, pero con un talento y un sentido del humor tan extraordinarios que, al final, era él quien se llevaba la chica”. Un filme que selló el vínculo inseparable con Nueva York que estableció el cineasta, inmortalizado en un póster donde aparece un puente de hierro de color azulado y dos personas sentadas de espalda en un banco, que confiesa Woody “lo llevaron de la producción”.

Este libro “pretende ser una fuente de información muy completa sobre la obra de Allen” con más de medio centenar de películas que ha escrito, dirigido e interpretado, proyectos de televisión, actuaciones como cómico, chistes y tiras cómicas escritas para periódicos, músico de jazz, autor de obras teatrales, escritor con varios libros publicados... “en definitiva un abanico impresionante de trabajos”, enumera Grueso en la introducción.

Sobre su obra, extensa y variada, hay elementos esenciales que se repiten como la influencia de la cultura y el cine europeo de quien considera a Bergman, Felllini o Buñuel como sus maestros, así como también su veta humorística abreva en Chaplin y Groucho Marx.

Calificado como el “último de los grandes artesanos del cine” (guión, dirección, interpretación e incluso producción), con un cuidado extremo en el presupuesto de sus películas, Woody muestra en la pantalla a un ser desvalido, a la deriva, una impresión que no se condice con la realidad. Para enfrentar los aceitados mecanismos de Hollywood, Europa fue la alternativa y allí ha rodado un par de sus mejores películas como “Mach Point” o “Medianoche en París”.

Sobre su obra, extensa y variada, hay elementos esenciales que se repiten como la influencia de la cultura y el cine europeo de quien considera a Bergman, Felllini o Buñuel como sus maestros, así como también su veta humorística abreva en Chaplin y Groucho Marx

Entre algunos datos que ilustran esta biografía figura que el joven Allen trabajó en sus inicios como mago, lo que explica la cantidad de referencias en su filmografía a la magia: Desde “Magia a la luz de la luna” o “Alice” hasta “La maldición del escorpión de jade” y “La rosa púrpura del Cairo”, en la que desaparecen los límites entre realidad y ficción.

Es en “Sombras y niebla”, donde Woody le hace decir a uno de sus personajes: “A todo el mundo le encantan sus ilusiones. Las necesitan. Como el aire que respiran”.

Para Allen, el guión lo es todo, no utiliza story boards porque la película la completa en su cabeza, tiene un equipo de colaboradores desde hace muchos años y sobre todo se considera un escritor: “Ahí está el germen del artista, en la calidad de sus textos, en su capacidad para trazar tramas complejas, cruzarlas, desarrollarlas y mantenerlas en el punto álgido de tensión”, describe el biógrafo

En su lista de escritores preferidos apunta a Faulkner, Hemingway, Steinbeck, Tennessee Williams, Arthur Miller. Y otros referentes visibles en su obra son los rusos Tolstoi y Dostoievski, Chejov y Turguéniev.

Y como una faceta poco conocida se menciona el amor del cineasta por la poesía: “Me gusta mucho Yeats por encima de todos, es mi poeta favorito, para mí sin duda es el número uno”.

¿Y aparte de Yeats?, pregunta Grueso: “Bueno, me gustan T.S. Eliot y Emily Dickinson, y también Cummings, William Carlos Williams, Robert Frost, Philip Larkin... Y Rilke, por supuesto, aunque a este sólo puedo leerlo traducido”.

A pesar de no pagar lo cachés habituales de las grandes estrellas, no hay actor o actriz de Hollywood que no haya querido trabajar con él como Michael Caine, Anjelica Huston, Julia Roberts, Hugh Grant, Anthony Hopkins, Leonardo di Caprio, Sean Penn, Danny de Vito, Max von Sydow o Madonna,

Lo que no es motivo de preocupación para el director es la literalidad de las palabras, lo importante no es que los actores se sepan de memoria el libreto, sino que sean fieles al espíritu de la letra. Un ejemplo es “Vicky Cristina Barcelona”, filme en que Penélope Cruz y Javier Bardem discutían con violencia en español y Woody no tenía idea lo que decían , “confió plenamente en ellos”.

Como humorista, el autor destaca “su capacidad para construir frases especialmente brillantes, eso que los americanos llaman one liner, un pensamiento especialmente original o divertido concentrado en una sola oración”.

Publicado por Random House Mondadori, el libro incluye varias fotografías, donde se lo ve en distintas secuencias de su itinerario vital, Con su padre, cuando era un niño, en sus primeras actuaciones; en ¿Qué tal, Pussycat?, su primera aparición en la gran pantalla; en el set de rodaje de “Hannah y sus hermanas”, con Louise Lasser, Diane Keaton, Mia Farrow y con su esposa Soon -Yi Previn y sus hijas Bechet y Manzie y un par con el autor en Oviedo, ciudad española en la que estuvo Woody para presentar “Conocerás al hombre de tus sueños”.

 

WOODY ALLEN, EL ULTIMO GENIO
Autor: Natalio Grueso
Editorial: Plaza & Janes
Páginas: 272
Arthur Miller
Emily Dickinson
Groucho Marx
Nueva York
Robert Frost

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