La complicada física cuántica avanza en la aplicación de muchas tecnologías nuevas

La física cuántica es un concepto que mucha gente no conoce en profundidad y suena a una rama de la ciencia ajena a la vida cotidiana; sin embargo, “un tercio de nuestra economía está basada en la física cuántica”.

Así de categórica es la Dra. en Física Sonia Fernández-Vidal, autora de “La puerta de los tres cerrojos”, una trepidante aventura en un universo con normas propias donde los muros se pueden atravesar, la teleportación es un medio común de transporte y dos hermanos gemelos se sacan años de diferencia, pero eso sólo “ocurre” en la realidad cuántica.

“En el mundo cuántico todo lo que es posible está sucediendo al mismo tiempo”, asegura Fernández-Vidal, que con este libro quiere acercar a los adultos los conceptos elementales de la física cuántica, la que describe y estudia el comportamiento de las partículas fundamentales (las que no están formadas por otras más pequeñas): “los bosones, los quarks y los leptones, capaces de hacer cosas que parecen mágicas”.

“El láser de los reproductores DVD, las células fotoeléctricas de las puertas automáticas, los transistores de las computadoras, la televisión digital, el microondas, los rayos X, los aparatos de resonancias”, según Fernández-Vidal, son algunas de las cosas que “existen gracias a la física cuántica. Pero lo mejor está por venir, pues ahora está llegando una segunda revolución tecnológica de la física cuántica que tiene su punta de lanza en las computadoras cuánticas, con los que se está trabajando en algunas universidades.

Otra aplicación que ya se comercializa es la criptografía cuántica, que permite transmitir informaciones a las que sólo puede acceder su destinatario gracias a las peculiaridades cuánticas de los fotones y al conocido como principio de incertidumbre de Heisenberg.

Pero la física cuántica abre otras muchas posibilidades que, “aunque aún están muy lejos, podrían tener una aplicación práctica en el futuro, pues teóricamente no hay ningún impedimento”, explica Fernández-Vidal, que ha trabajado en el CERN (Suiza) y en Los Álamos (EEUU), dos de los cuatro grandes centros de investigación sobre física cuántica.

Entre ellas cita la teleportación -no teletransportación- de un objeto, que ya se ha experimentado con éxito “con partículas muy pequeñitas”, como las que se teleportaron a través del Danubio o en Ginebra, e incluso la telepatía estaría dando sus primeros pasos, pues en Estados Unidos se está trabajando “en una especie de chip que se pone en el cerebro y permite controlar el ratón del ordenador”.

Sin olvidar las líneas de investigación sobre la antimateria y su capacidad de generar energía, tanta que se cree que bastarían 10 miligramos de ésta para hacer llegar una nave a Marte.

Es “muy importante” que la sociedad tenga conciencia no sólo de las utilidades de la física cuántica, sino de que “aporta una visión muy distinta del mundo que nos rodea”, lo que puede tener consecuencias sociales positivas, dice, al tiempo que destaca que “el modelo cuántico y la teoría de la relatividad supusieron un cambio de paradigma en el mundo de la física, “había muchos conceptos que tomábamos como verdad a finales del XIX que cambiaron drásticamente. La física cuántica, que describe el comportamiento de cosas muy pequeñitas, como son las partículas subatómicas, ha sido un paso de gigante en el modo de pensar de los científicos”.

El universo ya no es como una gran maquinaria en la que “todo esta determinado”, la física cuántica “envuelve al observador en lo que está observando, el determinismo desaparece y da una visión completamente diferente del mundo que nos rodea”, asegura Vidal-Fernández.

Aunque la teoría cuántica surgió hace ya un siglo, aún “somos como bebés investigando cosas apasionantes, muy desconcertantes y totalmente nuevas, de las que no se comprende absolutamente todo”, enfatica.

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