Humores de diciembre, terror y boda eterna
| 24 de Diciembre de 2016 | 01:09

Una semana acelerada; con los humores y ansiedades de diciembre; con las corridas de las compras navideñas y con la maratón que suele correr la política siempre a esta altura del año.
Todo empezó el lunes con un paro incomprensible que le complicó la vida al laburante común. Fue la huelga del transporte -en medio de una negociación que ya estaba encaminada por el impuesto a las Ganancias-, que además de dejar a pie a la gente que debía tomar el micro, el tren o el subte para ir a trabajar a las 5 de la mañana, demostró que hay sectores sindicales que no miden costos ni consecuencias cuando patean el tablero.
Ganancias fue, si se quiere, la vedete del fin de año. Entre idas, vueltas y agitadas negociaciones, se terminó aprobando una ley que cambia las reglas de un impuesto que afecta a la clase media. Hubo costos para la oposición y para el Gobierno. Hubo marchas y contramarchas de ambos lados. Hubo tensiones y suspenso. Fue, en definitiva, un asunto con todos los ingredientes de un típico pleito político argentino.
La Provincia tuvo su propio minué legislativo. El Presupuesto terminó enredado en una rosca política en la que se discutía de todo menos el propio Presupuesto. Esa ley -quizá la más sensible y estratégica para la administración- se convirtió, como suele ocurrir, en rehén de los tironeos políticos. La oposición no aceptaba votarla sin asegurarse antes suficientes parcelas de poder en la Defensoría del Pueblo. Otro típico pleito de la política bonaerense.
Todo parece minúsculo, sin embargo, frente a cosas que ocurren en el mundo. La brutal ejecución del embajador ruso en Turquía -por parte de un policía turco que le disparó en un acto público- muestra, una vez más, los extremos de horror a los que conducen los fanatismos. El atentado de Berlín se encargó, a su vez, de recordar que el mundo es una zona en riesgo.
Quizá la Navidad serene los ánimos. En La Plata, por lo pronto, empezó a notarse ayer un clima más distendido. A la tarde la Ciudad se desaceleró y se sumergió en la previa de Nochebuena.
Entre compras de última hora, asuetos y pronósticos de lluvia, se vive en estas horas un clima singular.
La realidad siempre aporta alguna historia pintoresca. Y esta vez el protagonista es Carlos Tevez, con esta especie de boda interminable que se transmite en capítulos, como las series de Netflix. Hacía falta algo así, que sacara los reflectores del Congreso y los llevara a barrios más coloridos.
Vale la pena una pausa; parar la pelota, por una Feliz Navidad.
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