La visita de Francisco a México, marcada por complejos desafíos

El narco, la violencia, la corrupción y la trata de personas, algunos de los flagelos que azotan al país azteca

La mayoría de los mexicanos espera que el papa Francisco llame a la unidad familiar y condene la violencia, la corrupción y la desigualdad en el país azteca, durante su visita pastoral que culminará el miércoles próximo.

Sucede que el pontífice llegó a un país que padece múltiples males, como la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas y la trata de personas, todos asuntos complejos que Francisco no piensa eludir.

La visita de Francisco a México, la primera que realiza como Papa al país latinoamericano, busca dar un mensaje de esperanza frente a la violencia del narcotráfico, el aumento de las desapariciones y el drama de miles de personas que dejan sus países en busca de oportunidades en EE UU. “No quiero tapar nada de eso” en México, el segundo país con más católicos del mundo, pero que atraviesa una crisis de fe que sólo se resolverá si busca soluciones a los conflictos, apuntó.

El semanario católico azteca “Desde la Fe” señaló en un reciente editorial que el pontífice “estará en lugares violentos, pobres y miserables del país, y los gobernantes no pueden tapar el sol con un dedo”. “La basura permanece debajo de la alfombra roja, y Francisco no vendrá” a buscar ni “los papelitos de colores” ni “la retórica estéril”, acotó. Desde fines de 2006, cuando el entonces presidente Felipe Calderón lanzó una lucha frontal contra los cárteles de la droga, la violencia del crimen organizado ha dejado un saldo de más de 150.000 muertos y 26.000 desaparecidos.

Entre ellos están los 43 estudiantes que desaparecieron en septiembre de 2014 a manos de policías corruptos y miembros del crimen organizado, cuyos padres están invitados a participar en la misa que el Papa oficiará en Ciudad Juárez el 17 de febrero, en el cierre de su viaje. La violencia también golpeó a los sacerdotes: once de ellos fueron asesinados en la actual gestión del presidente Enrique Peña Nieto, durante la cual el índice de secuestros de curas trepó 400 % frente al mandato presidencial previo, según cifras del Centro Católico Multimedial.

Muchas regiones del país han soportado el golpe de los grupos criminales, entre ellas Michoacán, el Estado de México y Chihuahua, tres estados que el pontífice va a recorrer. En Michoacán, el poder de los cárteles de las drogas llevó en febrero de 2013 a grupos de civiles a tomar las armas para defenderse y afrontar el vacío de autoridad. Ante el rebrote de la violencia, el Gobierno federal intervino en el estado en 2014 pero en muchas zonas la seguridad aún depende de los grupos de “autodefensa”, pese a la captura de varios capos. La violencia de género es otro de los flagelos en México. Se estima que en todo el país unas 24.000 mujeres murieron de manera violenta desde 2000 y la mayoría de los casos están impunes.

En mitad de mandato de Felipe Calderón (2006-2012), Ciudad Juárez llegó a ser la urbe más violenta del mundo con 191 homicidios por cada 100.000 habitantes, atribuidos a una pugna entre el cártel de Sinaloa y el de Juárez por el control del territorio para traficar droga a EE.UU. Además de drogas y armas, por esa porosa frontera cruzan unos 150 mil indocumentados al año, la mayoría centroamericanos, en busca de oportunidades, y por eso el pontífice quiso llegar hasta allí para alzar la voz en favor de los inmigrantes. Asimismo, se reunirá con indígenas en el estado de Chiapas, uno de los más pobres del país.

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