“Todavía no está dicha la última palabra”

Estos trabajos que hablan de un límite en el cuerpo humano no tienen en cuenta tres factores clave: el doping (hay nuevas tecnologías no detectables), la manipulación genética (sencillamente desconocemos los alcances de esta rama de la genética y cómo evolucionará en los próximos años) y, por último, el entrenamiento y recuperación (la aparición de tecnologías no necesariamente sigue un modelo predictivo lineal y descendente, sino todo lo contrario. Puede incluso que en los próximos 10 años la tecnología aplicada al entrenamiento se multiplique por diez). Estos factores hacen que sea prematuro decir que el cuerpo humano ya llegó a un límite. Creo, en todo caso, que la última palabra en este terreno aún no está dicha. Ahora bien, ¿las competencias son cada vez más riesgosas para el cuerpo? Las lesiones micro-traumáticas por repetir cientos de veces el mismo gesto deportivo llevan a lo que se conoce como las “lesiones por sobreuso”. Las más graves son las que afectan las inserciones de los tendones, cápsulas y ligamentos a nivel de las entesis, produciendo daño en los tendones y en las articulaciones. La fracturas por estrés, por otra parte, son lesiones óseas que resultan de la aplicación de un estrés repetido (micro- trauma), siendo la lesión más representativa de las patologías por sobreuso en el deporte. Se las divide en fracturas por estrés de bajo y alto riesgo, y las más complejas son la fractura de pierna, base del quinto metatarsiano, escafoides del tarso y las de cuello de fémur. De esto se desprende que, al menos en el deporte de alto rendimiento, el concepto de que “el deporte es salud”, lejos está de serlo.

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