Un trío que concentra todo el poder desde la Rosada

El trío del poder. La Santa Trinidad. El tridente de Macri. De todas esas formas define la política a los hombres que más poder han acumulado en el Gobierno por debajo del Presidente. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, y los dos vicejefes, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, se han convertido en los principales pilares de la Administración nacional. Y todos los ministros y funcionarios tienen claro, a esta altura, que sus días en el Gobierno se pueden terminar si no entran en perfecta sintonía con el trío más poderoso.

Las ruidosas salidas de Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian (además de la de la ex CEO de Aerolíneas, Isela Constantini) fueron directa consecuencia de sus desacoples con Peña, Quintana y Lopetegui. Y en los ámbitos del poder (tanto dentro como fuera del Gobierno) se interpretan esos relevos como una fuerte demostración del poder concentrado en la Jefatura de Gabinete.

Cuando se habla de “homogeneizar” el elenco gubernamental, se habla, en rigor, de alinear las piezas clave del Gobierno con la “Santa Trinidad”. Son la mesa chica del Presidente, el brazo ejecutor de las decisiones de Macri y los supervisores implacables de la gestión.

Semejante cuota de poder genera, por supuesto, recelos y desconfianzas. En voz baja, dentro del propio oficialismo no faltan quienes les adjudican a Peña, Quintana y Lopetegui falta de cintura política, excesiva adhesión a las visiones de Durán Barba y un manejo cerrado en la toma de decisiones.

Lopetegui y Quintana son -según dirigentes políticos y empresarios- los ministros de economía ocultos del Gobierno.

Los dos ex CEO de empresas privadas cumplen un rol fundamental en el reparto de los presupuestos asignados a cada ministerio.

Quintana es la primera vez que ocupa un cargo en el Estado. Coordina los ministerios de Educación, Desarrollo Social y Seguridad. A su vez, también es la línea de financiación de Aerolíneas Argentinas e YPF. Lopetegui -que supo ser ministro de la Producción en la Provincia durante la gestión de Felipe Solá- tiene bajo su ala de acción a los ministerios del Interior, Energía y Minería, Hacienda y Transporte.

Los dos tienen un perfil similar y desarrollaron la mayor parte de sus carreras en el sector privado. Lopetegui, de 56 años, ocupaba el cargo de CEO de LAN Argentina y durante 10 años fue miembro de McKinsey, una empresa de consultoría internacional.

Después de su paso por el ministerio de Producción con Solá, se convirtió (en 2005) en presidente del Banco Provincia. Pero rápidamente volvió al sector privado.

Quintana renunció a su cargo como director de Farmacity para asumir en la función pública pero no abandonó sus acciones en el fondo de inversión Pegasus, que controla a esa firma.

El propio Macri ha dicho que Peña y sus vicejefes son sus ojos y su voz. Pocas veces ha habido un reconocimiento tan explícito de delegación de poder por parte de un Presidente en hombres de su gabinete.

¿Qué le garantiza a Macri el trío de funcionarios que lidera Marcos Peña? Las respuestas difieren según quién las aporte. Muchos hacen hincapié en la confianza. Otros destacan que el Presidente les reconoce “criterio y eficacia” en la gestión. Algunos creen que Macri los valora porque -a diferencia de dirigentes como Prat Gay o el propio Melconian- no tendrían aspiraciones ni proyectos políticos personales.

Sea por una cosa o por otra, se han convertido en algo más que una súper jefatura de Gabinete. Son el vértice por el que pasa el poder. Los resultados están por verse.

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