Tres técnicos en 17 partidos, una falta de previsión dirigencial altamente nociva
Edición Impresa | 8 de Octubre de 2017 | 03:19

Por nicolas nardini
El fútbol argentino se encuentra inmerso en una crisis organizativa desde hace mucho tiempo. Incluso desde antes de la muerte de Julio Humberto Grondona, el mandamás que con un perfil personalista supo construir poder a lo largo de los 35 años en que ocupó el sillón de la calle Viamonte. Tras el deceso del caudillo de Sarandí, a los problemas generales de previsibilidad, se le sumó un vacío de poder con el que nadie supo lidiar. Desde 2014 hasta aquí, se dieron desatinos dirigenciales que derivaron en una votación en la que no se correspondió el número final del recuento con el de los electores. Hubo una comisión interventora que poco pudo hacer para modificar el cuadro de situación y luego una elección en la que un hombre fuerte del ascenso -en sus filas le llaman “El Comandante”- supo hacerse fuerte en la rosca para quedarse con el cargo de titular de la Asociación del Fútbol Argentino.
Hasta hace un tiempo, la Selección Mayor era una isla dentro de ese fútbol argentino caótico, gobernado por los desaguisados dirigenciales. La improvisación general de nuestro fútbol, no hacía mella en una estructura que había logrado un manejo casi autónomo, basado en la presencia del mejor jugador del planeta (imán para captar sponsors y mantener el cachet del equipo entre los más cotizados del mundo) y la labor silenciosa de empleados encargados de la logística que lograban que la maquinaria funcionara de manera aceitada.
Pero había algo superador que generaba que ese esquema se mantuviera indemne pese a las embestidas de una estructura global de AFA que se resquebrajaba por todos lados: la convicción de Grondona de sostener en el cargo a los técnicos de turno de la albiceleste. El ejemplo paradigmático fue el ciclo de Carlos Salvador Bilardo, en el cargo desde 1983 hasta 1990, con un título mundial y un subcampeonato del mundo en su haber. Después sostuvo a Basile cuando el pueblo futbolero pedía a gritos su dimisión, tras el papelón ante Colombia en cancha de River, e hizo lo propio con Passarella y Bielsa.
Fue después del rosarino que Grondona entró en una espiral de desmanejos que lo llevó a cambiar cuatro técnicos (Pekerman, Basile -segundo ciclo-, Maradona y Batista) en sólo seis años hasta dar, otra vez, con un orientador táctico al que sostuvo contra viento y marea: Alejandro Sabella. El DT campeón de América con Estudiantes estuvo tres años en el cargo y llegó al subcampeonato del mundo en Brasil 2014. Luego, cansado por lo difícil que se tornaba sostener un esquema de trabajo en el marco de una estructura organizativa corroída, dio un paso al costado.
En estas Eliminatorias, Martino dirigió seis partidos, Bauza ocho y Sampaoli lleva tres
Fue el principio del fin. El Seleccionado cayó en un tobogán frenético. Gerardo Martino apostó por una dinámica de juego bien definida, pero no tuvo el sostén de una dirigencia que se metió en un laberinto indescifrable tras la muerte de Grondona.
La acefalía virtual de poder en calle Viamonte, se comió a una de las pocas estructuras que aún se sostenía por efecto de la inercia dentro del descalabro general de la AFA. El equipo, no obstante, llegó a dos finales de América consecutivas. Sin embargo, en la última en los Estados Unidos, la delegación argentina sufrió los efectos del caos dirigencial como pocas veces. Hubo problemas con los vuelos -hasta Messi, eterno abonado al decoro, explotó públicamente por el desorden logístico- y Martino y los suyos se sintieron desprotegidos. Pocos después, el fútbol argentino en pleno le daría la espalda a la Selección y el entrenador oriundo de Rosario no le quedó otra que pegar un portazo cuando ni siquiera pudo plasmar una convocatoria de jugadores para representar al país en los Juegos de Río de Janeiro.
a puro manotazo
La desvencijada estructura de la AFA, comisión “normalizadora” mediante, se encontró ante el desafío de elegir al sucesor del “Tata”, que se había ido con 11 puntos sobre 18 posibles en sus 6 partidos por Eliminatorias. Se produjo un raid mediático para dar con el nuevo DT. Aquella manera de elegir al hombre que debía calzarse el buzo tuvo hasta pasos de comedia. Armando Pérez se reunió con una decena de candidatos hasta decantarse por Bauza, con lo cual, el elegido ya empezó su labor desgastado, a sabiendas de que no era el “Plan A”, sino más bien el resultado de una compulsa tan abierta que hasta Caruso Lombardi se sintió “en carrera”.
El “Patón” consiguió sólo 11 puntos de los 24 en juego por las Eliminatorias y su ciclo terminó con pena y sin nada de gloria. Apenas duró 252 días en el cargo y fue el DT que menos permaneció en el banquillo albiceleste en los últimos 43 años.
Tras su salida, con Simeone -quizás el único con consenso general- fuera de carrera por la ampliación de su contrato con el Atlético, llegó Sampaoli. El ex Sevilla, hasta ahora, generó más impacto mediático que buenos dividendos. Lleva cosechados tres puntos sobre nueve y es otro de los contribuyentes a esta grave crisis. El caos dirigencial del fútbol argentino se devoró a la estructura Selección. Pero pueden ir por más: quizás, también, nos dejen sin Mundial.
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