Ordinario, sin relieve, fácil de olvidar
Edición Impresa | 11 de Febrero de 2018 | 05:54

Por MARTÍN MENDINUETA
@firmamendinueta
Las primeras líneas de esta conclusión brotan mientras los protagonistas justifican delante de los micrófonos los temores, las precauciones, el escaso nivel técnico y la falta de audacia. Como está prohibido perder, jugar para ganar se vuelve una quimera. Empatar es el atajo fácil. Hay que tomarlo sin confesar y luego a dormir tranquilo. Sin gloria ni pesadillas.
Gimnasia hoy es un equipo modesto que espera el receso mundialista para ver si consigue “engordar” la calidad de su plantel. Estudiantes, ubicado en un escalón superior, procura que sus hinchas terminen de aceptar y empiecen a querer a un director técnico difícil de seguir en las decisiones que va tomando. Gimnasia, con lo poco que tiene, quiso ganar y chocó fuerte contra el oficio albirrojo. También contra sus propias limitaciones. Estudiantes pudo haberlo ganado en la pared que construyeron Iván Gómez y Lucas Rodríguez, pero “Tití” la tiró afuera desde muy buena posición y después ya no mostró ambición. Hizo “la plancha” hasta llegar a la orilla donde lo espera el punto.
ÉPOCA DE VACAS FLACAS
Sava tenía razón. Su equipo jugó con un jugador extra, que fue la gente. Los hinchas recibieron de maravillas al “Lobo”, como avisándole que podían contar con ellos, que estaban allí para ayudarlos. La furia “tripera” duró pocos minutos. Con meter y querer no alcanza. El entusiasmo se aplacó. Lejos estuvo de ser la gran tarde de Alemán. Ni la de Dibble. Mucho menos la de Niell. Sólo Oreja, sí Facundo Oreja, metiendo como si se tratara de un barrio contra barrio muy picado le dio a la gente la medicina que estaba esperando.
Preguntas: ¿Qué aporta Faravelli? ¿En cuál aspecto del juego se destaca? ¿Acaso no estuvo en cancha treinta minutos de más? ¿No hubiera sido más saludable para el equipo hacer ingresar a Lautaro Chávez que a Bolívar (su infracción a Braña mereció la expulsión)? ¿Es mejor Jerónimo Barrales que Nicolás Mazzola y el “Tanque” Contín?
BERNARDI SIEMPRE CAMBIA PERO NO SIEMPRE ACIERTA
Estudiantes es un equipo serio. Duro. Con libreto aprendido. Cuenta con hombres que le otorgan una fisonomía robusta. Braña, Andújar, Desábato, Schunke, Otero y Pavone lo ubican entre los buenos planteles de esta Superliga. Pero ayer no tuvo “hambre”; le faltó ambición. Si hubiera salido decidido a ganar, probablemente lo hubiera conseguido.
Bernardi decidió sacar a Melano, el mejor atacante del primer tiempo, ¿por qué estaba amonestado? Y dejó todo el partido a un inexpresivo Gastón Giménez. El refuerzo que tanto pidió el DT no estuvo a la altura de un clásico.
Preguntas: ¿Valió la pena poner a Campi de lateral izquierdo en lugar de Lucas Diarte? ¿A Iván Gómez, que había empezado bárbaro el segundo tiempo, también lo sacó porque estaba amonestado? ¿Este el verdadero nivel del creativo que recomendó traer de Godoy Cruz? ¿Por qué no hizo ingresar antes a Pavone?
Pasó otro clásico que la memoria popular no hará esfuerzos por recordar. El pavor a salir derrotado volvió mostrarlos tristemente conformistas.
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