Fue como para gritar un aplauso para el metedor
Edición Impresa | 11 de Febrero de 2018 | 05:59

Más allá de las gambetas y de los enganches de Brahian Alemán, las corridas de Nicolás Dibble y los riesgos corridos desde el fondo por Omar Alderete, en el repaso final, los más destacados por Gimnasia en el clásico de ayer en el Bosque terminaron siendo aquellos jugadores más sacrificados, esos que corrieron, metieron y se multiplicaron para quitar y recuperar.
Facundo Oreja, quien reconoció que pudo haber jugado su último clásico platense, resultó un abanderado en lo que tuvo que ver con la actitud necesaria para afrontar un juego con las características del disputado ayer en el estadio de 60 y 118. Se movió volcado a la izquierda, con el perfil cambiado, y ganó más de lo que perdió, lejos.
Otro que se movió en ese plano fue Fabián Rinaudo, metedor como siempre, parado delante de la última línea, al que le sobró resto para ganar metros sacando pecho para entregar corto o hasta para arriesgar con pases en profundidad, para las corridas por afuera.
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