Mal momento: Oriana Sabatini y un viaje en remís para el infarto

Fue interceptada por un grupo de taxistas creyendo que viajaba en Uber. Terminó con un ataque de nervios y llanto

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Cathy Fulop se puso seria ayer al contar el terrible momento que vivió su hija mayor, Oriana, al quedar en medio de una protesta de taxistas mientras viajaba en un remís que fue atacado con piedras, al confundirlo con un auto bajo el servicio de Uber.

La joven actriz y cantante regresaba a su casa desde el aeropuerto, recién llegada de Córdoba, y se dirigía a un hotel en donde la esperaban para ser parte de la presentación de “Perdida”, la película que protagoniza Luisana Lopilato y de la que es parte, cuando quedó en medio de una movilización que se convirtió en su peor pesadilla.

“Los manifestantes empezaron a golpear el auto de manera violenta. Le pinchan las ruedas y Oriana, ante la violencia, empieza a ponerse muy nerviosa. El remisero le trataba de mostrar a los taxistas que no era un chofer de Uber. Pero le seguían golpeando el auto y cuando tuvo un espacio arrancó y golpeó a un taxista”, contó la madre de la bella joven, en diálogo con “Infama”.

La venezolana aclaró que “no es que lo pasó por encima” (al taxista) sino que “le habrá pisado el pie”, y esto provocó casi un linchamiento.

“Cuando llegó a la esquina, el semáforo se puso en rojo y las personas que se estaban manifestando corrieron al auto con piedras y explotaron los vidrios. Oriana dentro del auto a los gritos y llorando. Nadie hizo nada y estaba la policía”, agregó Cathy, conmocionada por la violencia reinante y por la situación que debió enfrentar su hijita.

La “anécdota” terminó con la aterrada Oriana corriendo hacia un taxi, dejando sus valijas en un remís.

“Regresó al remís con la protección del chofer que la iba a llevar. Pero igual los taxistas iban en contra de ella porque decían que se había tomado un Uber”, manifestó Fulop.

“A mi hija le podrían haber dado un piedrazo o la podrían haber atropellado cuando se bajó corriendo. En medio de esa violencia puede pasar cualquier cosa. Cuando me encontré con ella no paraba de llorar. No podíamos calmarla de ninguna forma”, concluyó Fulop.

 

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