¿Por qué nos mienten sobre el calentamiento global y la contaminación?

Por RUBÉN SARLO
Abogado platense

Más allá de lo que falsamente afirma el presidente Trump, un sujeto peligroso que pone en peligro al mundo con cada idea que cruza por su mente narcisista y perversa, el cambio climático es realidad y lo empezamos a sentir diariamente en el mundo. Más frío donde ya hacía frío, más calor donde ya hacía calor y sequías donde había mucha agua y viceversa.

“El cambio climático es realidad. Más frío donde ya hacía frío, más calor donde ya hacía calor y sequías donde había mucha agua y viceversa”

El tema del deshielo de los grandes bloques congelados es otra visible realidad. Sabemos que los mares van a subir gradualmente su nivel y que las ciudades costeras, muchas de ellas urbes capitales, van a sufrir las consecuencias que, en algunos casos, ya comenzaron.

DIEZ AÑOS ATRÁS

Hace unos diez años estuvimos en el Calafate con mi esposa e hija viajando por el Lago Argentino en un catamarán de la zona, y durante la travesía advertimos grandes y numerosos bloques de hielo esparcidos por doquier flotando a la deriva. En mi caso particular venía informándome sobre este fenómeno en aumento y sabia que la situación se agravaba día a día. En un momento del recorrido me acerqué a un par de guías turísticos de la tripulación que estaban a bordo con nosotros y les pregunté sobre el tema. Negaron enfáticamente cualquier situación de deshielo no usual.

Pero no fue tan fácil engañarnos, y en un momento vi a uno de ellos sobre la cubierta, y me acerqué para volver a encararlo sobre el tema. En esta oportunidad otros guías vieron mi jugada y salieron a cubierta hasta nosotros. Allí, donde nadie escuchaba del grupo de pasajeros, me confesaron que el deshielo era muy acelerado, pero que tenían órdenes “de arriba” que les prohibían decirlo. Les agradecí el gesto y entendí que tenían que cuidar su trabajo. Pero ¿Y las autoridades? Mienten y ordenan mentir.

PARECEN VIVIR EN OTRO PLANETA

No es fácil comprender por qué los políticos, especialmente quienes comandan las grandes potencias industrializadas del planeta, ocultan, callan o mienten sobre la gravedad del problema. La incidencia de más calor en nuestra atmósfera tiene derivaciones mortales graduales para la flora y fauna terrestre y marítima. Simplemente, mienten sobre las consecuencias del aumento de la temperatura, y no hablo aquí todavía de ningún tipo de acción humana de contaminación, que la hay y también se mete debajo de la alfombra. Esos dirigentes y estadistas parece que no se interesan por la continuidad generacional de sus familias, como si ellos y los suyos vivieran en una colonia planetaria fuera de nuestro mundo. En el manejo de la producción indiscriminada bajo las normas de un capitalismo salvaje, son tan cómplices del sistema que callan lo peor sobre su propio futuro. Incomprensible, pues son cómplices, coautores y víctimas al mismo tiempo de un destino final inexorable si todo esto no se revierte.

Y las potencias que adhirieron a los protocolos varios sobre morigeración de la emisión de gases a la atmósfera para evitar mayor aumento de la temperatura, mienten porque no respetan las reglas que ellos mismos han firmado. Lo que es grave, es que los EE UU hayan desconocido el problema reinante, con el tupé de su primer mandatario de negar que el problema exista y sea tan peligroso. Me pregunto si el pueblo estadounidense cree que la contaminación y sus efectos incidirán en todos los países menos en el suyo. Porque de otra manera, solamente hipnotizados pueden permitir que su Presidente siga en esta posición que atenta contra el planeta todo, y contra ellos mismos.

¿LA POLÍTICA TIENE EL PODER DE CAMBIAR LAS COSAS?...SI QUIERE HACERLO

Efectivamente, pero el cambio puede ser para bien o para mal. En este caso puntual es atentatorio contra la calidad de vida de los seres vivos del planeta. Resulta inconcebible que las comunidades sigan en una actitud pasiva ante las mentiras de sus representantes en el poder. Y ello se advierte no sólo en la negación del cambio climático, sino también en temas diversos pero de similar entidad peligrosa para la calidad de vida de las personas, como la contaminación ambiental (aire, suelo y espejos acuáticos). En nuestro país, para que se entienda que también somos cómplices de someternos a las mentiras -en este caso mentiras de los políticos locales-, ya hemos sido engañados con la “famosa” limpieza del Riachuelo que divide la Ciudad de Buenos Aires con el Conurbano, hoy una cloaca inmunda más contaminada que nunca. Los fallos judiciales fueron desoídos sin consecuencia alguna, se incumplió una infinidad de protocolos y decretos gubernamentales para que todo siga igual, y peor cada día. Algo similar sucede sobre el cauce y las márgenes del Río Reconquista, cuya cuenca tiene una superficie de 175.000 hectáreas y comprende partes de los siguientes municipios del área metropolitana de Buenos Aires: Merlo, Moreno, Luján, General Rodríguez, General Las Heras, Marcos Paz, Malvinas Argentinas, San Miguel, San Martín, Tres de Febrero, Morón, Ituzaingó, José C. Paz, Hurlingham, Tigre, Vicente López, San Isidro y San Fernando. Agua contaminada y podrida, con derrame permanente de desechos químicos y efluentes sin tratamiento previo. Veneno puro.

“Me pregunto si el pueblo estadounidense cree que la contaminación y sus efectos incidirán en todos los países menos en el suyo”

Y en nuestra zona tenemos a la simple vista de quien quiera mirarlos, el estado deprimente y deplorable de los espejos de agua que confluyen en el cauce del Arroyo El Gato, y que van por allí a desembocar a las aguas del Río de La Plata, en una zona de Punta Lara (Partido de Ensenada) donde la planta potabilizadora Gerardo Gerardi absorbe el líquido elemento. Este lleva desechos químicos y efluentes sin tratamiento previo igual que los casos anteriores. Y todo sigue igual, la suciedad, la contaminación y las mentiras que tapan la realidad que nos acecha a todos. Entonces, si la política no tiene intenciones de cambiar la realidad -pudiendo hacerlo- depende de nosotros exclusivamente permitir que todo siga empeorando día a día.