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La Ciudad |PAÍSES DE LA REGIÓN COMO COLOMBIA, ECUADOR Y REPÚBLICA DOMINICANA IMPLEMENTAN PROYECTOS A 10 Y 15 AÑOS

Un plan educativo por gobierno, o el talón de Aquiles de la enseñanza en la Argentina

Visión cortoplacista y poca vocación de planificar más allá de una sola gestión de gobierno están en la base del fracaso en las aulas

Un plan educativo por gobierno, o el talón de Aquiles de la enseñanza en la Argentina

Según distintos expertos, argentina necesita una política de estado educativa para mejorar el rendimiento en las aulas en el mediano y largo plazo

12 de Agosto de 2019 | 00:44
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No hay excepciones a la regla: los países que se destacan en materia educativa son los que toman a la educación como política de Estado. ¿Y qué es una política de Estado? Aquella que aplican gobiernos de distintos signos políticos. Por ende, primero tiene que haber consenso entre todas las expresiones políticas para aplicar determinados contenidos y de determinada forma durante un plazo mediano o largo de tiempo.

El talón de Aquiles (o un talón de Aquiles, si se permite la expresión) del “fracaso argentino en materia educativa tiene que ver con que la educación nunca fue política de Estado”, dicen expertos consultados.

Un informe del Observatorio Argentinos por la Educación recientemente publicado da cuenta de este enorme déficit.

Dice en unos de sus párrafos más claros al respecto que “los gobiernos tienen incentivos para sostener miradas cortoplacistas (lo que dure su mandato). Cada dos años hay elecciones legislativas y cada cuatro, elecciones ejecutivas. Lograr hitos de corto plazo suele ser un incentivo para obtener mayor cantidad de votos”, subraya el trabajo, para advertir: “sin embargo, un solo periodo de gobierno es insuficiente para implementar políticas educativas sostenidas en el tiempo, con un mismo rumbo. Esto es clave si se tiene en cuenta que educar a una persona lleva, al menos, unos veinte años. Es decir, cinco gobiernos”.

Planes educativos hubo y hay. Y algunos muy buenos desde lo conceptual. Pero en este punto hay que aclarar que “no es lo mismo plan educativo que política educativa -explican los especialistas-. Países modelo como Japón o Finlandia planifican a 10 años y existe un compromiso profundo de continuar los lineamientos gobierne quien gobierne”.

¿Pero es necesario ir tan lejos? Sí en cuanto a antigüedad y resultados. Pero no para encontrar intentos de dar vuelta la página del cortoplacismo: 14 países de la región cuentan con iniciativas de largo plazo. Colombia ya elaboró dos planes decenales (2006-2016 y 2016-2026), y República Dominicana fue más lejos aún con un plan 2014-2030.

CAMBIA EL GOBIERNO, CAMBIA TODO

El informe del Observatorio Argentinos por la Educación repasa iniciativas recientes de ese tipo en nuestro país, como las Bases para un Plan Decenal (2010) y el Plan Maestro (2016). “Pero ninguno de los dos logró fortaleza institucional para convertirse en política de Estado. El Plan Decenal, liderado por el ex ministro de Educación Juan Carlos Tedesco, no llegó a implementarse. El Plan Maestro tampoco logró convertirse en ley y algunos de sus objetivos, como la protección de la inversión educativa del 6% del PBI, no se cumplieron”, describen los autores del trabajo.

Lo paradójico es que ambos planes “fueron pensados por gobiernos de signos políticos diferentes y, sin embargo, presentan líneas de continuidad, lo que permite identificar puntos de consenso en el debate educativo argentino en torno a políticas prioritarias para los próximos años”. ¿Entonces? ¿Cortoplacismo puro y duro? Un mal a corregir.

El estudio enumera y describe brevemente esas coincidencias.

“Los dos planes (el Decenal de 2010 y el Maestro de 2016) reconocen la importancia de la Ley de Financiamiento Educativo y de la Ley de Educación Nacional, y declaran ‘protegida’ la inversión en educación para que no pueda ser objeto de ajustes; enfatizan la necesidad de universalizar la educación para la primera infancia; garantizan la obligatoriedad de la secundaria; buscan mejorar los resultados de los aprendizajes; priorizan la expansión de la jornada extendida en todas las escuelas de gestión estatal; apuntan a disminuir la proporción de estudiantes en escuelas especiales y a escolarizarlos en escuelas comunes; aspiran a mejorar la formación docente inicial y continua y las condiciones de trabajo; alientan la universalización del acceso a las nuevas tecnologías; procuran articular la escuela con el sistema de educación superior y con el mundo del trabajo”.

“El país formuló muchos planes y con metas tan ambiciosas que son imposibles de cumplir”

Guillermo Jaim Etcheverry,
Pte. Academia Nacional Educación

 

Así las cosas, estarían dadas todas las condiciones para que las fuerzas políticas se sienten a una misma mesa y acuerden una política educativa de largo plazo, que trascienda a los distintos gobiernos. Pero es precisamente eso lo que no ocurre. Lo que sucede en las aulas con cada cambio de autoridades, dista mucho de la letra escrita.

Los académicos enfatizan que “contar con un plan educativo a mediano plazo, con prioridades definidas, metas y estrategias realistas, presupuesto que defina cuánto y en qué se invierte y cuál será la fuente de financiamiento, acciones a ejecutar y responsabilidades, así como una contraparte de monitoreo y evaluación, es esencial para generar compromisos que trasciendan a los distintos gobiernos”.

HUMILDAD

El presidente de la Academia Nacional de Educación, Guillermo Jaim Etcheverry, opinó que “la formulación y el cumplimiento de planes destinados a proporcionar educación de calidad al mayor número posible de los ciudadanos resulta fundamental para saldar nuestra grave deuda educativa. Argentina ha formulado demasiados planes en el pasado reciente, muchos con metas tan ambiciosas que, de su simple lectura, resulta evidente que serán imposibles de cumplir. Es preciso identificar unas pocos objetivos humildes y poner todo el esfuerzo en que se cumplan en la realidad. Por ejemplo, lograr que todos los estudiantes comprendan lo que leen, adquieran capacidad de abstracción y se ubiquen en el tiempo y el espacio históricos”.

En una línea similar, algunos creen que el país, y por extensión la provincia de Buenos Aires, han involucionado tanto que “sería conveniente tener un poco de humildad y dar un paso atrás, pararse sobre seguro, y después avanzar”.

No son pocos los expertos que sostienen que “tal como están las cosas, lograr que los niños, niñas y adolescentes tengan clases todos los días en escuelas dignas, con maestras y profesores que siempre se encuentren frente al aula, ya sería un paso muy importante”.

En tanto, desde el Observatorio que elaboró el informe destacaron dos puntos a manera de síntesis. En primer lugar, que “la planificación a mediano y largo plazo en educación es necesaria porque los resultados de las políticas educativas aparecen diferidos en el tiempo. En consecuencia, es preciso que existan acuerdos intertemporales entre gobierno y oposición, en un marco federal, en el que la participación de otros sectores de la sociedad sea una voz relevante”. En segundo término resalta que “otros países han elaborado planes con proyección a mediano y largo plazo que les han permitido orientar, sistemáticamente, sus acciones y recursos a la consecución de objetivos acordados. En nuestro país, una opción que se ha elegido en los intentos descriptos ha sido la ley, pero también puede pensarse en una consulta popular (como en Ecuador) o en un proyecto con la participación de los ciudadanos (como en Colombia)”.

MENOS DE 2 AÑOS

Un dato no menor es que desde el regreso de la democracia, en 1983, Argentina tuvo 18 ministros de educación.

Al dividir los años del período democrático (1983-2018) por la cantidad de nombres que ocuparon la cartera educativa surge que el promedio de duración de cada ministro es de 1,9 años.

Esa cifra está por debajo del promedio subcontinental: en promedio, los ministros de educación en América Latina duraron 2,3 años entre 2001 y 2015.

 

Consenso
Los países que destacan en materia educativa son los que toman a la educación como política de Estado, la cual trasciende a gobiernos de distintos signos políticos.
Votos
Los gobiernos tienen incentivos para sostener miradas cortoplacistas (lo que dura su mandato). Cada cuatro años hay elecciones y lograr “hitos” de corto plazo suele ser un incentivo para obtener más votos.
Semejanzas
Argentina tuvo planes como el Decenal en Educación (2010) y el Maestro (2016), pero ninguno de los dos logró fortaleza institucional para convertirse en política de Estado, pese a sus semejanzas.
Veinte
Un periodo de gobierno es insuficiente para implementar políticas educativas serias. Esto es clave si se tiene en cuenta que educar a una persona lleva, al menos, unos veinte años: cinco gobiernos.

 

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