"El cadáver insepulto": el pasado que se resiste a morir
Edición Impresa | 4 de Diciembre de 2020 | 03:00

“‘El cadáver insepulto’ es un término que se usa para hablar de algo, de alguien, cuya existencia ya no tiene más sentido, pero que todavía no fue superado. Algo que está caduco, pero que sigue estando. Había algo en la literalidad de esa alegoría que me interesaba”, comenta Alejandro Cohen Arazi, director de “El cadáver insepulto”, película que debuta hoy en la plataforma de Cine.Ar y que en su centro tiene un cuerpo, el de un padre de familia de pueblo, que nadie quiere enterrar.
La historia sigue a Maximiliano, un psiquiatra con extrañas visiones de su pasado, criado en un orfanato que abandonó para vivir en la gran ciudad, y que vuelve al pueblo de su infancia al morir su padre adoptivo. El reencuentro con personas y escenarios de su infancia le disparan recuerdos terroríficos, que controla con psicofármacos, y la locura se manifestará esta vez en un secreto que su familia guarda en la oscuridad.
La película, un filme de climas terroríficos que crecen y abruman a medida que Maximiliano se interna en ese infierno familiar, es el primer largometraje de Cohen Arazi, quien hasta aquí se había dedicado al cine documental. De hecho, una de sus películas, “Cáncer de máquina” (2016), le ayudó a conformar una película que “tenía en la cabeza desde mucho antes de haber empezado a escribir el guión, que venía dándome vueltas, pero que me costaba bajar al papel”.
“Quería escribir una historia que pasara en un pequeño pueblo, y ahí hay una atmósfera, un modo de vida que yo no conocía”, explica el cineasta: en 2015 viajó a un pueblo, “menos que un pueblo, un caserío”, para filmar “Cáncer de máquina”, “ahí, pude absorber un tiempo, una contemplación que se tiene sobre un lugar inhóspito: hay una poética que se decantó y que de alguna manera está presente en esta película”. Luego, “cuestiones de la vida me llevaron a vivir en un pueblo”: con esos elementos terminó su guión el director.
Ese tiempo detenido de los pequeños poblados también informa la alegoría del filme, y no es difícil leer la historia de un país con una relación complicada con su pasado, un país que, como el filme, tiene sus cadáveres insepultos literales.
“Me interesaba poder contar una historia y que haya un subtexto sobre nuestro pasado, nuestra identidad: qué cosas tienen que seguir con nosotros, qué cosas hay que enterrar definitivamente”, dice al respecto Cohen Arazi. “Es un debate que atraviesa a Argentina desde todos lados: no es solo la dictadura ese pasado que algunos quieren enterrar, es algo que va más atrás en el tiempo. Por eso no me interesaba hacer una bajada de línea, trazar un discurso político explícito”.
Protagonizada por Demián Salomón, Héctor Alba, Fernando Miasnik y Mirta Busnelli, “El cadáver insepulto” “se hizo con un presupuesto bastante bajo: entre que se aprobaron los fondos y empezamos a producirla hubo un período largo, de tiempos del Instituto de Cine… y en el medio el país tuvo dos devaluaciones muy bruscas. Entonces, el valor real de ese presupuesto en pesos cayó muchísimo”.
Por eso, Cohen Arazi destaca “el trabajo de la producción, porque con un presupuesto ajustado, se pudo realizar una película con una factura cinematográfica excepcional”.
“En Argentina hay un material creativo y profesional de primerísimo nivel, que en general no está acompañado por las condiciones financieras”, opina. “Es un nexo que está roto muchas veces, entre la calidad artística y los recursos a disposición: se puede hacer cine con pocos recursos, pero es un arte que depende de la tecnología”.
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