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Deportes |EL ASCENSO Y LAS HISTORIAS DEL OTRO FúTBOL

La pelota paró, pero ellos no

Jugadores de Villa San Carlos y Defensores de Cambaceres que salen a trabajar para ganarse la vida más allá de la redonda

La pelota paró, pero ellos no

Coronel, volante del rojo, tiene una barbería en su casa en varela / EL DÍA

Walter Epíscopo

Walter Epíscopo
wepiscopo@eldia.com

7 de Abril de 2020 | 03:48
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Las competencias están paradas prácticamente en todo el mundo. Solo en Bielorrusia y Nicaragua los jugadores siguen entrenando todos juntos y saliendo a la cancha cada fin de semana. En el resto del planeta, los futbolistas se quedaron cumpliendo con la cuarentena en sus hogares. Acá en Argentina, lógicamente también. Pero, ¿todos pararon? El ascenso, es ese lugar donde el espíritu amateur, el alma de barrio se mantiene como un fuego sagrado. Lejos de los lujos, sin casas en barrios privados o autos de alta gama, cuanto más abajo se mira en las categorías las historias crecen, por que aquellos que un día a la semana se visten de futbolistas, el resto de los días deben salir a trabajar y ganarse el mango.

Hoy algunos futbolistas del ascenso son parte de esas personas a los que no les queda otra que salir a laburar para llevar la comida a casa. Y posiblemente se jueguen la vida en medio de esta pandemia con riesgo latente de contagio. Las realidades son bien diferentes, cargadas de sacrificio. La pelota paró, pero muchos no, y por estos días deben trabajar. Historias hay en la Región, tanto desde Berisso con Villa San Carlos (”B” Metropolitana) como desde Ensenada con Defensores de Cambaceres (Primera D).

Como todos los futbolistas que cumplen con la cuarentena en sus hogares, deben hacerse de un momento para entrenar y seguir con la actividad que les dejó el cuerpo técnico. Vale recordar que Villa San Carlos jugó su último partido el domingo 15 de marzo cuando recibió a Defensores Unidos de Zárate y lo venció agónicamente en tiempo de descuento 2 a 1. Por su lado, Cambaceres lo hizo el lunes 16 y también fue local, goleando 6 a 1 a Juventud Unida. Desde ese entonces, las cosas cambiarían al entrar en un receso y un parate absoluto.

AL “ROJO” VIVO...

Tomás Squie tiene 21 años, es volante de Cambaceres, y es uno de los que salen a laburar, y en su caso en un horario complicado. “Trabajo en un puesto de frutas y verduras en el Mercado Regional de La Plata. Mi horario es de 9 de la noche a las 10 de la mañana. Ahí preparo los pedidos de los clientes que vienen a buscarlo para sus verdulerías. Así que tenemos que estar toda la noche haciendo eso, aunque a veces nos toca descargar algunos camiones, pero básicamente preparamos pedidos para los clientes”, comienza contando. Por estos días no tiene entrenamiento, pero habitualmente para poder llegar a tiempo debe arreglar los horarios: “Hace unos meses atrás cuando las cosas no estaban tan bien en casa tenía que ir a laburar igual y como entrenábamos a la mañana se me complicaba. Le pedí a mi jefe salir más temprano y el no tuvo problema así que me dio una gran mano. Entonces salía de trabajar y me iba derecho a entrenar. Eso lo hice un par de meses hasta que las cosas se acomodaron... No voy durante todo el año al Mercado, sino cuando me hace falta o están complicadas las cosas en casa”, agrega Tomi, quien vive en Ringuelet con su madre y un hermano de 13 años; además tiene dos hermanos mayores que ya se fueron del hogar por que formaron sus respectivas familias. Squie más allá de su trabajo diario, cumple con las tareas físicas que le mandó el Profe.

Por estar en la última categoría de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en la “D” no hay contratos profesionales, solo se pagan viáticos en algunos casos, con los que no se puede vivir, sino que ayudan para trasladarse, sobre todo si el jugador vive en Capital Federal por ejemplo, o deben pagar peajes y combustible al vivir a cierta distancia. Ese el caso de otro jugador del Rojo de Ensenada como Esteban Coronel, que tiene su propia barbería en su casa en Florencio Varela. Inicialmente había decidido no atender pero por una cuestión económica debió cambiar su decisión. “La primera semana de cuarentena no laburé, pero ya la otra tuve que empezar a trabajar. Lo hago por turnos y solo de 12 a 17, y tras cada corte que hago me tomo mi tiempo para higienizar todas mis cosas”, comienza diciendo el volante de 25 años que vive horas especiales. “Por una necesidad económica tuve que abrir. Esa semana nació mi primera hija y gasté la poca plata que tenía y tuve que decidir abrir aunque sea por turnos. Trato de no dar muchos por el tema del virus, pero atiendo todos los días, incluso domingos. Pero bueno, estamos muy felices por la llegada de Salomé”, agrega hablando de su pequeña hija, y remata, “y en el tiempo que se duerme trato de entrenar”. La charla se interrumpe, llega un cliente. “¿Me bancás un rato? Justo tengo gente”, pide el Oso y vuelve a comunicarse más tarde: “Disculpá, justo tenía un turno para cortar el pelo”, expresa y sigue contando, “ahora tengo un espacio armado en mi casa, pero me estaba armando un local. Con el tema de este parate y el nacimiento de mi nena, tuve que parar un poco con lo que estaba haciendo”.

“Trabajo en un puesto de frutas y verduras del Mercado. Mi horario es de 21 a 10 de la mañana”

Tomás Squie,
volante de Cambaceres

 

En el plantel de Cambaceres hay más casos que trabajan, pero ahora están parados cumpliendo la cuarentena. Enzo Caroccia y Tahiel Alegre, por ejemplo, son dos de los varios del grupo que trabajan en Escuelitas de Fútbol o clubes, y por ahora están parados y saben que los viáticos son solo una ayuda. “En esta divisional el Club paga viáticos que ayudan algo. Lo hablo con colegas de otros clubes y la mayoría tiene que trabajar porque uno no puede vivir con los viáticos”, cuenta Caroccia. En Camba, otros trabajan en gimnasios, o Facundo Garzino, que tiene una cabina de fotos que se alquila para fiestas, “lamentablemente con todo esto se me suspendieron eventos”, dice Garzino, que además estudia kinesiología. Por su parte, Diego Lacerra por fuerza mayor tampoco puede trabajar ya que todo tipo de evento ha sido suspendido. “Laburo en un negocio de alquiler de vajilla, y hago un poco de todo. Atiendo a la gente haciendo presupuestos, entrego y retiro pedidos, pero ahora bajó el trabajo”, comenta Diego.

AL QUE QUIERE “CELESTE”...

Como quedó dicho al principio, hay diferencias entre las categorías. Mientras en la “C” hay un cupo limitado de profesionales, ya en la “B” Metropolitana, se firma contrato como profesional, más allá que los montos de los sueldos son menores que los de la “B” Nacional, y lógicamente más aún que los de Primera División. Desde Berisso, la Villa también tiene sus historias. Manuel Molina tiene 24 años y es uno de los que mientras la mayoría de la gente se queda en su casa, tiene que ir a trabajar y cumplir un horario como administrativo en policía. “Trabajo de lunes a viernes de 13 a 19, en el Centro de Altos Estudios en Especialidades Policiales (CAEEP). Como lo hago de tarde, puedo ir a entrenar siempre de mañana, así que ni bien salgo del entrenamiento me voy derecho a la oficina”, cuenta el Hueso. “Vivo en City Bell y trabajo en La Plata. Habitualmente se hace largo el día por que me voy de casa 7:30 para entrenar y vuelvo a las 20. Ahora con la cuarentena, entreno a la mañana en casa y hago los ejercicios que nos manda el profe y después me voy a trabajar”. En época de partido, debe arreglar horarios si el Celeste juega en día de semana. “Todo depende de cada partido. Por ejemplo, si jugamos a las 17 en Berisso, voy a trabajar el turno de la mañana para tener la tarde libre. Pero si no me queda otra, pido permiso, que se pueden sacar cuatro al año”. El lateral derecho sonríe al saber el dato que actualmente es el único integrante del plantel de la Villa que trabaja formalmente y cumpliendo un horario. “¿En serio? No sabía eso... Mirá vos”, afirma con una sonrisa.

“Vivo en City Bell y trabajo en La Plata. Me voy de mi casa a las 7,30 y vuelvo a las 20, así que se hace largo el día”

Manuel Molina,
lateral de la Villa

 

Claro está, no todos los años ni los grupos son iguales. “En la temporada pasada que estuvimos en la ´C´ había varios chicos que trabajaban y por ahí era más normal porque los clubes en esa categoría manejan otro presupuesto, no se firma contrato profesional y solo algunos tienen sueldo. Hoy no es así porque en la ´B´ directamente se firma contrato. Por eso hoy no hay, o por lo menos muchachos que cumplan con un horario y lo hagan formalmente. Después están los que estudian, los que empezaron alguna carrera o están terminando la Facultad, como Nico Tauber”, cuenta el zaguero central Matías Slezack. “En mi caso tiempo atrás tuve una agencia de Lotería, también trabajé en el Puerto a la tarde pero por tema de entrenamientos tuve que dejar. Actualmente por ahí le doy una mano a mi hermano que hace trabajos de movimiento de suelo, pero es muy informal”, completa el histórico defensor del Celeste. Otro emblema Villero como Gonzalo Raverta, comenta, “es dificil tener un trabajo a la par, porque por ahí los entrenamientos te los van cambiando de un día para el otro. Por ahí entrenás a la mañana y ese mismo día te avisan que al día siguiente entrenás a la tarde y uno no se puede acomodar. Lo que si hicimos varios el año pasado es empezar el curso de técnico porque cursás de noche, pero este año con todo esto del coronavirus aún no arrancó”.

En otros casos, existen futbolistas que de manera informal dan una mano en algún negocio familiar en el tiempo libre. Otros, aprovechan y terminan una carrera, como Ignacio Oroná: “El año pasado terminé de cursar una carrera que me llevó 4 años como Licenciatura en Administración de Empresas, y ahora solo juego al fútbol”.

Lejos de las onerosas cuentas bancarias, los sueldos obscenos y los lujos, existe el otro fútbol. El de los que, a pesar que la pelota no ruede, tienen que salir a jugársela para ganarse el pan. Esta vez no será en una cancha, sino cargando cajones, atendiendo en una oficina, cortando el pelo o lavando vajilla. Son los ídolos de este otro fútbol, y tal vez, hasta viajen al lado tuyo en el bondi.

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Coronel, volante del rojo, tiene una barbería en su casa en varela / EL DÍA

Squie es volante de Cambaceres y también trabaja en el mercado / EL DÍA

La última presentación del cele, el 15 de marzo / Avanti Barrilete

La última presentación del rojo, el lunes 16 de marzo / Prensa CDC

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