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Jairo: “Yo estaba predestinado a ser cantante, desde chiquito”

El mítico cantautor había preparado el festejo por los 50 años de su carrera para el año pasado, pero la pandemia le truncó los planes. Ahora vuelve a la carga con un disco doble que repasa su trayectoria, de próxima salida, y el retorno en mayo a los shows presenciales. En diálogo con EL DIA, el artista habla de su presente y repasó un pasado lleno de nombres ilustres y canciones inoxidables

Jairo: “Yo estaba predestinado a ser cantante, desde chiquito”
Pedro Garay

Pedro Garay
pgaray@eldia.com

21 de Marzo de 2021 | 03:02
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“No sé si llamarlo destino… pero sí: yo estaba predestinado a ser cantante, desde chiquito. Empecé en la escuela, que es cuando las maestras descubren esas vocaciones precoces, los actores, los pintores. Y desde chiquito, desde que canté en la escuela, en el barrio era el chiquito que cantaba”, recuerda Mario Rubén González, o, por el nombre que lo convirtió en uno de los más grandes cantantes que ha dado este país, Jairo. Todavía Mario en aquellos días escolares, Jairo recuerda cómo tras descubrir ese talento, empezó a viajar de su Cruz del Eje natal a Córdoba, a los concursos, y cuando ganaba, en el pueblo “me recibían como un héroe”.

“Recuerdo todo aquello como si hubiera pasado anoche”, dice. Y no solo aquel pasado lejano sigue presente en él: Jairo dialoga con EL DIA en el marco del próximo lanzamiento de “Jairo: 50 años de música”, disco doble con el que repasa su trayectoria, y a lo largo de la conversación, florecen anécdotas de hace décadas con detalles finísimos. En ese sentido, dice el cantautor, volver a repasar su trayectoria para el álbum no ha sido regresar a ese pasado, porque “las canciones siempre las tengo muy presentes, siempre están conmigo”.

El medio siglo de trayectoria, más de 800 canciones en 5 idiomas, que repasa en el disco doble (el primero de los dos saldrá este año; el primer adelanto, “Milonga del trovador”, vio la luz esta semana) se cuenta desde bastante después que aquellas incursiones juveniles en la música, en las que incluso llegó a grabar como Marito González. “Los cincuenta años se cumplen a partir de ‘Emociones’, el primer disco que grabé como Jairo, en 1970”, relata: pero, claro, entonces los 50 años se cumplían el año pasado. Lo que pasó es que luego de que comenzara las celebraciones por el medio siglo en el Teatro Colón, con entradas agotadas, y cuando se preparaba para realizar una gira por Europa y América latina en paralelo al lanzamiento del álbum, la pandemia “suspendió todo. Todo venía bárbaro, y chau: se pinchó”.

Entonces, “la única opción de trabajo que quedaba era la del disco, que habíamos empezado a fines de 2019. Estaba muy avanzado, habíamos hecho ya unos ocho temas, de 17, pero algunas voces no se podían grabar porque por la pandemia los invitados no se podían acercar… Entonces a Lito Vitale (productor del trabajo) se le ocurrió que en vez de hacer un disco de 17 canciones, hiciéramos dos discos de diez canciones. Así, el primero ya estaba prácticamente terminado”, cuenta Jairo, quien ahora vuelve al ruedo no solo con el primer adelanto de ese disco de próxima salida, sino con una serie de shows presenciales que lo llevará en mayo a Rosario y Córdoba, antes de llegar, a fin de mes, al porteño Teatro Ópera.

- ¿Cómo fue grabar lo que restaba del disco en medio de una pandemia que nos tenía a todos encerrados?

- Costó, costó lo suyo. Imaginate, la angustia… Yo hasta me enfermé, tuve problemas de ansiedad, hasta tuve que hacer un tratamiento psiquiátrico, estuve al borde de un ACV… Por suerte lo agarraron a tiempo. Todo, producto de lo mismo, la angustia, la desesperación. De un día para otro, cambió absolutamente todo, y nos tuvimos que resignar a eso. Por suerte encontramos la solución de hacer dos discos y seguimos adelante.

- Muchos artistas contaron que el freno al que obligó la pandemia les sirvió para reconectar, para frenar. Pero a vos no...

- Bueno, cuando dijeron que iba a durar solo un tiempo, no lo tomé mal: pensé ‘bueno, mala suerte, tendremos que suspender las primeras presentaciones’, pero lo tomé con muchas ínfulas, yo tengo muchas actividades paralelas que me apasionan, como la pintura, la lectura, y en casa tengo todo para hacer esas cosas, así que el encierro no me significaba Pero cuando la cosa se prolongó, empezaron a decaer esas ínfulas: perdí entusiasmo, que es lo peor que le puede pasar a un artista. Me preocupé, empecé a buscar soluciones, trabajé la voz técnicamente, porque la voz es como cualquier instrumento, si dejás de cantar seis meses se oxida… Y entonces llegó la solución de Lito para el disco, y eso fue un impulso muy grande, porque el disco se había grabado en un ambiente glorioso: nunca había grabado antes un disco en el que se viviera la grabación con ese entusiasmo, con esa emoción. Y lo veía en pibes de otra generación, Abel Pintos, Nahuel Penisi, Lisandro Aristimuño (todos participan en el disco)… Abel (Pintos) llegó cuando habíamos terminado de grabar “Milonga del trovador”, donde él también cantaba, con Eruca: Lito le puso la grabación y Pintos escuchaba. Terminó la grabación, todos esperando ver su reacción… y silencio. Y entonces él, sin darse cuenta, dijo: ‘perdonenme, pero estoy emocionado’. ¡Así empezó la grabación! Ahí te das cuenta de qué significado tienen estos 50 años en realidad: en estos 50 años estos chicos escucharon el repertorio, han escuchado por sus padres, sus tíos. Así que fue una grabación potente, potentísima: pocas grabaciones recuerdo en mi vida con esa carga emotiva tan grande.

“Las crisis permiten aflorar ciertas cosas: hay mucha mayor creatividad cuando mayor es el impedimento para crear”

 

- Hablando de esos invitados jóvenes, en el disco hay voces contemporáneas a vos, Baglietto, León Gieco, Víctor Heredia, Pedro Aznar, pero también muchos jóvenes de las nuevas generaciones, como Luciano Pereyra, Aristimuño, Elena Roger, Nahuel Pennisi… ¿Por qué tomaste la decisión de revisar tu carrera con sangre nueva?

- Porque quería hacer una versión de las canciones completamente renovada, y eso conectaba directamente con la gente que los iba a interpretar. Pero además, hay presencias en este disco que responden a una razón emocional muy fuerte: Luciano Pereyra, por ejemplo, quería estar en el disco y cantar “Caballo loco”, porque es la canción de la vida de su madre. Me contó que cuando le regaló un equipo de sonido para escuchar música en buenas condiciones, la primera canción que le puso fue “Caballo loco”. Y la grabación está llena de cosas como esa: la madre de Raly Barrionuevo trabajaba en un ferrocarril, y cuando yo saqué “Ferrocarril”, en 2004, Raly me contó que la primera vez que escuchó la canción tuvo que parar el auto de la emoción. Entonces cuando elegimos la canción para volver a grabarla, no había otra elección posible que Raly. Así que todo tiene que ver con todo, no hay ninguna canción atribuida al azar.

- La reacción de todos estos artistas que mencionás, a tu música, a tus canciones, da la pauta de lo que ha significado para otros tu música. ¿Y para vos, qué significó mirar hacia atrás, ver tu carrera, tus canciones?

- A mi me cuesta armar repertorios en un espectáculo, imaginate para armar un disco retrospectivo… Muchísimo más. Pero he tenido colaboración de mi hijo, Yaco, y de Lito.

LOS AÑOS EN FRANCIA

En ese repertorio de 20 canciones divididas en dos trabajos, hay canciones especiales para Jairo, canciones especiales para los invitados, pero también, claro, “canciones que no podían faltar”, cuenta entre risas Jairo. Y entre ellas, “Milonga del Trovador”, primer adelanto del disco doble, interpretada en su nueva versión por Jairo, Eruca Sativa y Abel Pintos.

Astor Piazzolla y Horacio Ferrer escribieron para él la canción en los años en que se juntaron todos los argentinos exiliados en Europa: Jairo se había ido del país joven, en 1970, llevado por Luis Aguilé para cantar y grabar, y cuando la sangrienta dictadura estalló en el país, se quedó: allí, en Francia, conoció a Piazzolla (“a Ferrer lo conocía desde mucho tiempo antes: le había escrito una carta a principios de los 70, diciéndole que me gustaría escribir una canción con él; Horacio me contestó con una sola frase, ‘¿por qué una sola?’”), y la dupla decidió escribir canciones para que él cantara. “Querían que una de ellas fuera no solo para mi, sino sobre mi: ¡es el halago más grande de mi vida!”, cuenta Jairo: esa es “Milonga del trovador”.

- En esos años vos eras muy joven, y conviviste con figuras como Atahualpa Yupanqui, Piazzolla, Mercedes Sosa, Horacio Guarany… Y aunque todos estaban sin patria, surgieron colaboraciones increíbles, como la tuya con Piazzolla y Ferrer. ¿Las crisis provocan más creatividad?

- Las crisis permiten aflorar ciertas cosas, sin dudas, obligan a mayor creatividad: una cosa está relacionada con la otra, hay mucha mayor creatividad cuando mayor es el impedimento para crear. En aquella época dura de la dictadura, había una efervescencia creativa extraordinaria incluso en Argentina, a pesar de la censura rígida: es que había que poner no solo ingenio, había que ir mucho más allá.

“Por la pandemia, hasta me enfermé, tuve problemas de ansiedad, hasta tuve que hacer un tratamiento psiquiátrico. Todo, producto de lo mismo, la angustia, la desesperación”

 

- En aquellos años permaneciste en Francia, un país muy crítico de lo que ocurría aquí, y vos mismo levantaste la voz contra la dictadura.

- Yo tuve la suerte de disfrutar de una popularidad totalmente inesperada en Francia en ese momento. Desde ya, nunca me llamaron de la embajada argentina, no organizaron conmigo las reuniones que organizaban con otros artistas, y era el artista más exitoso. Por supuesto, viniendo de quien venía no me preocupaba mucho… Y Francia era el país que con mayor virulencia denunciaba las dictaduras en Latinoamérica, a tal punto de que cuando fue el Mundial 78 aquí en Argentina, había manifestaciones para que la selección francesa no se presentara. Muy poca gente aquí sabe que el director técnico de Francia se auto secuestró en plena concentración: estuvo desaparecido cuatro días, y apareció de repente, convocó a una conferencia de prensa multitudinaria y dijo que eso era lo que buscaba, decir delante de mucha gente lo que sucedía en Argentina…

- ¿Cómo fue, después de todo esto, de viajar tan joven, del exilio, de la dictadura, el regreso al país?

- La verdad, yo estaba preocupado: quería que la cosa saliera bien, me estaba jugando una carta importante, dejaba el lugar donde me había ido bien... Fue raro: el único de mi familia que vivía el regreso con júbilo era yo, mi mujer es madrileña, mis hijos son de allá… El único que vivía la fiesta de la vuelta era yo, pero es emocionante recordarlo justamente por eso: tuve un sostén de ellos extraordinario, me ayudaron a organizarme, mi mujer se ocupaba de lo administrativo, ella es mucho más cable a tierra que yo, los artistas volamos un poco, necesitamos ese complemento… Y así pensamos qué nos faltaba, qué es lo que había que hacer para conseguir lo que había logrado en Europa, en Argentina: no quería volver al país, llevar a todos a una aventura, para hacer dos o tres cosas nada más. Pero yo tenía seguridad de que se podía, veía la adhesión de la gente en la calle, y eso me permitía pensar que el futuro podía ser venturoso. Así que nos pusimos a trabajar, y lo primero que había que hacer fue grabar un disco: no era empezar de cero, porque había tenido éxitos en Argentina, pero no había internet, y las cosas que llegaban de mi al país llegaban fragmentadas, alguna revista que se la jugaba y publicaba algo, alguna entrevista donde obviamente no se tocaba ningún tema político porque si no no se publicaba...

- Y ese primer disco que grabás tras tu regreso y que no podía fallar lo produce Pedro Aznar, nada menos.

- Pedro había estado cantando en Francia con Pat Metheny, e incluso había ido a verlo con Astor. Lo llamé y le dije que me encantaría que produjera mi disco de reinserción. Y empezamos a trabajar vía fax, o vía carta, para decidir el repertorio, para ver qué tipo de producción queríamos, que tipo de estudio. Pedro hizo un trabajo precioso, yo me encargué de la tapa del disco, estudié computación para el diseño, preparé un libro… porque quería hacer un ingreso triunfal, que se notara.

 

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Para celebrar sus bodas de oro con la música, Jairo lanza un disco doble

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