Detectan preocupantes avisos del calentamiento global

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Dos fenómenos inusuales fueron descriptos recientemente por científicos como “avisos inequívocos del cambio climático”, una lluvia inédita registrada a mediados de agosto cerca de la cumbre del casquete glaciar en Groenlandia, a más de 3.000 metros de altitud, y la reducción en más de un 15 % de las superficies cubiertas con agua dulce en Brasil.

El primero se trata de un fenómeno muy poco común que podría ser una señal del calentamiento global, según alertó ayer el instituto meteorológico danés (DMI), luego de que el Centro de Datos de Nieve y Hielo de Estados Unidos reportara que se observó lluvia durante varias horas el 14 de agosto en la estación estadounidense Summit, situada en la cumbre del casquete glaciar.

“La lluvia solo puede caer si la temperatura está por encima o levemente por debajo de los 0 ºC. Por lo tanto, esta es una situación extrema, porque puede que nunca haya sucedido antes”, explicó Martin Stendel, investigador del DMI, quien refirió a “una señal del calentamiento global”.

Las temperaturas se encontraban justo por encima de 0 ºC, lo que significa que la nieve se derrite y se vuelve a congelar para convertirse en hielo. Este fenómeno solo ha sucedido nueve veces en los últimos 2.000 años, de las cuales tres han tenido lugar en los últimos diez años, 2012, 2019 y 2021, aunque en 2012 y 2019 no llovió.

“No podemos demostrar que haya llovido o no en las seis ocasiones anteriores, pero es muy poco probable, lo que hace que las lluvias observadas sean aún más notables”, dijo el investigador.

Este episodio de lluvias se produce cuando se registraron temperaturas inusuales de más de 20 grados en el norte de Groenlandia durante el verano, lo que acelera el ritmo de deshielo del casquete glaciar.

En lo que hace a las superficies cubiertas con agua dulce en Brasil, una de las mayores reservas del planeta, se redujeron un 15,7% entre 1991 y 2020, según datos oficiales revelados ayer por la plataforma multidisciplinaria MapBiomas.

El estudio se dio a conocer en momentos de la peor crisis hídrica de los últimos 91 años, que provoca desastres económicos y ambientales, además de aumentar el costo de la energía para la población.

La situación es de gran impacto regional, porque la Argentina comparte con Brasil la Cuenca del Paraná, que se encuentra en grave crisis de sequía, y Brasil comparte la Cuenca del Río Amazonas con siete países.

La situación más crítica es la región del Pantanal, en el estado de Mato Grosso do Sul, fronterizo con Paraguay, que perdió 57% de su agua dulce y se transformó en un polo sojero desde fines del siglo XX.

“Estamos perdiendo la superficie del agua y eso no es poco. Los períodos de inundación ya no son suficientes para compensar la sequía”, dijo el coordinador general de MapBiomas, el ingeniero forestal Tasso Azevedo.

Brasil tiene el 12 por ciento de la reserva de agua dulce del planeta, y el 53 por ciento del agua dulce sudamericana.

Según Azevedo, las razones hay que encontrarlas en el cambio climático, con más sequías en general con aumento de la temperatura y reducción de temporadas de lluvia. Otro argumento es la deforestación amazónica (para ganadería, extracción ilegal de madera y minería ilegal), que redujo los llamados “ríos voladores” que van llevando humedad a todo el planeta.

 

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