Largas y complejas relaciones con el FMI
Edición Impresa | 20 de Marzo de 2022 | 08:04

Argentina ingresó formalmente al FMI en 1956, durante el gobierno de Pedro Eugenio Aramburu (1955-1958), que recibió un primer préstamo por unos 75 millones de dólares. Desde entonces, gobiernos democráticos y dictatoriales han recurrido al organismo de crédito para obtener préstamos y diseñar su política económica pese a ciertos momentos de tensión como los ocurridos durante la década de 1990, bajo la presidencia de Carlos Menem (1989-1999).
Durante el gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001) Argentina recibió un nuevo desembolso millonario que acarreó la obligación de alcanzar un déficit cero en un contexto de crisis, lo que derivó en un cese de pagos histórico, la caída del gobierno y un periodo de desestabilización y aguda pobreza que incrementó el rechazo social al organismo. El país recibió dos ayudas posteriores a la renuncia de De la Rúa en 2002 y 2003.
En 2006, luego de renunciar a firmar un nuevo acuerdo de financiación dos años antes, el presidente Néstor Kirchner (2003-2007) quiso terminar con la dependencia de Argentina con el organismo y pagó en una sola vez la deuda contraída por unos 9.500 millones de dólares, tras lo cual se interrumpieron las revisiones que hacía el organismo al país.
En 2016, bajo el gobierno de Macri, Argentina aceptó de nuevo las revisiones anuales del Fondo Monetario. Dos años después, en medio de una crisis monetaria, se concretó el acuerdo que garantizó el préstamo que hoy se pretende refinanciar. Un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso basado en datos del FMI indica que Argentina es actualmente el principal deudor, con más de 29 por ciento del total de los 146.450 millones de dólares que el Fondo mantiene como stock de préstamos.
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