Estimado lector, muchas gracias por su interés en nuestras notas. Hemos incorporado el registro con el objetivo de mejorar la información que le brindamos de acuerdo a sus intereses. Para más información haga clic aquí

Enviar Sugerencia
Conectarse a través de Whatsapp
Temas del día:
Buscar
Información General |OCURRIÓ EN LA PLATA

El robo al Banco de Gonnet: otro caso de no poder aguantar para salir a gastar el botín

Uno se mudó de la casilla de madera en que vivía a un departamento lujoso en el Centro. Otro se compró un Falcon

El robo al Banco de Gonnet: otro caso de no poder aguantar para salir a gastar el botín

La fiebre de salir a comprar, autos, ropa y mudarse a un barrio elegante fue la clave que ayudó a la resolución del caso

Hipólito Sanzone

Hipólito Sanzone
hsanzone@eldia.com

21 de Agosto de 2022 | 03:03
Edición impresa

 

"Lo usaba un matrimonio de jubilados para ir a la feria y a veces para sacar a pasear a los nietos".

Hubo un tiempo en que la avenida 13 desde 32 a 43 era un desfiladero de agencias de venta de autos usados. Como solía ocurrir con ese y otros rubros, "había de todo" en cuestiones de confiabilidad. En uno de esos locales se escribió parte de una historia "de manual" sobre la resolución del millonario robo al Banco Cooperativo de La Plata, sucursal Gonnet, en el Camino Centenario y 502. Fue de manual porque una vez más los involucrados no pudieron con la tentación y desoyeron el consejo de esperar, con toda la paciencia que hiciera falta, para empezar a gastar sus partes del botín. Los que entienden sobre conducta criminal aseguran que fue, es y acaso lo seguirá siendo, el Talón de Aquiles de los malhechores, la madera mal puesta en el Jenga de un plan que puede ser perfecto hasta que los encandilan las luces de una vidriera.

LA LLAVE

En la madrugada del 26 al 27 de enero de 1992 el banco de Gonnet fue visitado por, se estima, un grupo de entre cuatro y cinco personas que contaron con algunas ventajas que ofrecía la época en materia de seguridad. Ventajas fundamentales como que no había alarma, ni cámaras de seguridad ni ninguna otra herramienta tecnológica que no fuese una llave en la cerradura.

Vaciaron el tesoro y se llevaron los 200 mil dólares que había adentro. La ausencia de signos de violencia sumado a que el banco no tenía guardia nocturna, llevaron a la hipótesis, luego certeza, de que los ladrones eran expertos cerrajeros o que, lisa y llanamente, habían entrado con la llave original o al menos una copia de ella. Justamente, una copia de la llave solía quedar en un recinto dentro del banco. Una vez adentro le metieron soplete, maza y cortafierro al recinto del tesoro.

La investigación apuntó al personal de guardia.

La tentación de tener a la mano una pequeña fortuna y no poder disponer de ella a rienda suelta, ha sido y acaso sigue siendo, el palito que más tarde o más temprano pisan los delincuentes, por más inteligentes que hayan sido a la hora de planear sus golpes.

Sobran los casos en la crónica policial argentina.

LA FIEBRE DEL BOTÍN

Pero el caso más emblemático de lo que podría llamarse "fiebre del botín", ocurrió en La Plata cuatro días antes de la Navidad de 1991, cuando un grupo armado se alzó con el dinero destinado a los sueldos del personal que la empresa Mc Kee Río de la Plata había montado sobre un predio en el camino Vergara, en Ensenada, una obra que tenía que ver con la planta de Petroken.

El golpe se planeó en la cárcel y su cerebro fue Gustavo Luis Heguilor, alias El Indio y participaron Pablo Ernesto Verón, alias El Sapo y Germán El Gitano Ghío, al que reclutaron fuera de penal y era el único no tenía antecedentes.

Esa misma mañana de clima navideño, se encargaron de “levantar” un Dodge 1500 celeste metalizado que su dueño había dejado en la puerta de una veterinaria y en ese auto llegarían al obrador del camino Vergara.

Llevaban puesta la misma ropa y los cascos que usaban los trabajadores de la empresa. Y una ametralladora, dos pistolas y un revólver. Un testigo declaró haber visto a uno de los asaltantes mostrar una granada de mano.

En cuestión de minutos redujeron a unas 30 personas y se alzaron el dinero de los sueldos pero una casualidad quiso que en la volada encontraran una suma mucho más fuerte destinada al pago a proveedores.

Nadie gasta un centavo hasta nuevo aviso, había sido la orden. Ninguno le hizo caso

 

Después del golpe la banda se separó con más apuro que precauciones y el cerebro de la operación, hizo ahí mismo el reparto de la millonada en dólares que habían conseguido.

El Indio Heguilor se quedó con el Dodge y lo abandonó en la terminal del micro 307. Desde ahí, no se sabría más de él. Los demás caminaron hasta una parada del colectivo 275 y se perdieron cada cual por su lado.

Antes de la despedida, Ghío ya erigido como jefe de la banda, dio una orden clara: “nadie gasta ni un solo centavo hasta que yo les diga, no se hagan ver, no llamen la atención. Hay que esperar un tiempo. No llamen la atención, no compren nada caro, no hagan boludeces porque donde cae uno, caemos todos”.

Habían acordado que si todo seguía saliendo bien, en unos días se reunirían Brasil.

Sobre las fiestas de fin de año fue difícil resistir la tentación de tener bolsos cargados de dinero y no poder gastar un centavo, como les había pedido el Gitano.

Una coupé Sierra, la adquisición de uno de los autores del golpe al obrador de MC Kee / Web

El Sapo, entre otros gastos, se compró 30 pares de zapatos en un local de 8 y 49, cuyo dueño lo comentó con algunos amigos y ese chisme llegó a detectives de la por entonces Brigada de Investigaciones de La Plata, que no tardó mucho en ver que aquel hilo perdido era la punta de un ovillo grande.

Heguilor, por su parte, fue a San Nicolás a visitar a una novia y la llenó de regalos. Y para rematarla se compró, al contado y en efectivo, una Coupé Sierra. Descontrolado, volvió a La Plata y se compró una casa en City Bell donde lo apresarían en ojotas, manguereando la coupé.

El Sapo, que cayó poco después, había sido más cuidadoso. Pero no por mucho tiempo. También salió a hacer compras descontroladas que llamaron la atención y también cayó. El único que zafó fue el que se mandó a mudar al Brasil.

DEPARTAMENTO Y FALCON

Con menor despliegue y matices novelescos, el caso del asalto al Banco de Gonnet anduvo por carriles parecidos. El golpe había sido perfecto. Por más sospechas que hubiese, las pruebas brillaban por su ausencia.

El policía alquiló un departamento que costaba más que su sueldo y lo amobló de punta a punta

 

Durante todo el mes de febrero no se habló de una otra cosa en la Ciudad, la imaginación popular dio rienda suelta a cualquier versión sobre los autores del hecho. Y a caballo de otros episodios bancarios aquí y allá, en el tribunal de las habladurías la ligaron todos los que tenían algo que ver con esa sucursal.

En la primera semana de marzo de 1992 aparecía un aviso clasificado en el diario EL DIA que anunciaba: "dueño alquila". Y se refería a un amplio y moderno departamento en la zona de 8 y 58. En condiciones normales para esa y otras épocas, al tipo le hubiesen sacado de las manos la oferta, habida cuenta de esa regla del mercado que dice que tratar directamente con el dueño evitar pagar gastos de inmobiliaria. Sin embargo, el aviso siguió publicado por varios días, una señal de que nadie se había interesado en él. Luego se sabría que el dueño del inmueble, apremiado por unas deudas, pretendía el pago del alquiler del primer año completo, en una sola entrega y en dólares. Poco y nada le importaba si el futuro inquilino tenía garantías. Lo importante eran los dólares del pago adelantado y una suma extra, también en dólares, como depósito.

Así fue como el sargento ayudante, H.G.E que trabajaba como seguridad en el banco de Gonnet, pasó de vivir en una casilla de madera en la periferia a un lujoso departamento céntrico que antes se encargó de amueblar con electrodomésticos y todo comprados en negocios de la zona.

"El alquiler costaba 350 dólares al mes y este hombre ganaba 400 dólares. Cuando le preguntamos por qué había hecho ese cambio que llamaría tanto la atención nos dijo que los gustos había que dárselos en vida", cuenta a 30 años de aquello un allegado a la pesquisa conducida por el entonces jefe de la Brigada de Investigaciones de La Plata, comisario inspector Rosas.

Los autos de la época, codiciados por los ladrones, fueron su perdición

PRE INFARTO

El otro dato valioso para la captura apareció en forma de chisme en el ambiente de la reventa de autos en la Avenida 13. Un hombre vestido con ropas humildes se había interesado por un Ford Falcon modelo 91, uno de los últimos en fabricarse. No le mintieron cuando le dijeron que el auto estaba nuevo y quizá exageraron con que había sido de dos abuelitos que apenas lo habían usado. Lo pagó al contado.

De los que abieron la caja del tesoro a soplete, maza y corta fierro nunca se supo nada más

 

En marzo de ese año, mientras el civil J.C.C, el único civil detenido por aquel hecho, seguía prófugo, el policía H.G.E era excarcelado. Se sospechaba que había sido el entregador de la copia de la llave. Y J.C.C caería redondo en medio del despacho del juez Ocampo víctima de un pre infarto del que se repondría.

Los que abrieron la caja a fuerza de soplete, maza y cortafierros nunca aparecieron.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE

+ Comentarios

Para comentar suscribite haciendo click aquí

ESTA NOTA ES EXCLUSIVA PARA SUSCRIPTORES

HA ALCANZADO EL LIMITE DE NOTAS GRATUITAS

Para disfrutar este artículo, análisis y más,
por favor, suscríbase a uno de nuestros planes digitales

¿Ya tiene suscripción? Ingresar

Básico Promocional

$120/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $2250

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Suscribirme

Full Promocional

$160/mes

*LOS PRIMEROS 3 MESES, LUEGO $3450

Acceso ilimitado a www.eldia.com

Acceso a la versión PDF

Beneficios Club El Día

Suscribirme
Ir al Inicio
cargando...
Básico Promocional
Acceso ilimitado a www.eldia.com
$120.-

POR MES*

*Costo por 3 meses. Luego $2250.-/mes
Mustang Cloud - CMS para portales de noticias

Para ver nuestro sitio correctamente gire la pantalla