El amor y sus continuaciones

Edición Impresa

Por AUGUSTO MUNARO

“Principios y continuaciones” de la poeta argentina Marisa Martínez Pérsico, resulta, acaso, su libro más lírico y donde continúa articulando su percepción de inmensa y acogedora ternura. Su singularidad, en parte, reside en su capacidad de sacralizar la vida, dotando a la palabra de una intensidad que convierte cada poema en una oración y cada acto en un intento epifánico. Dividido en seis secciones: “Conversaciones con Mar”, “Modos de ver”, “Linajes, interrupciones”, “Relación de ausencias”, “Las palabras”, y “Ciudades interiores”, el poemario respira un equilibrio donde el sentimiento femenino no cae en el lamento quejoso o la decadente sensiblería. Poemas —a modo de cancionero amoroso—, muy ligados a las formas del afecto. El amor en todas sus variaciones (y retornos), y donde la sinceridad se ahonda, deviniendo en expresión personal. A través de una aparente sencillez, Martínez Pérsico teje y desteje con sensibilidad de madre, con pasión de mujer, ese hondo sentir.

La poeta es una atenta observadora de los sentimientos humanos. Habitamos sus versos y, por momentos, nos amparamos en ellos. La empatía cobra momentos notables: “Hasta pronto, quién sabe, buena suerte. / Te saludo en la puerta de la ducha / con las letras de un nombre que olvidé. / Y pensar que construimos un mundo aquella tarde. / Es el dolor. Nos hace una familia.” (Esparcimiento acuático”). También hay lugar para la memoria, como en “Duelo de peritos”: “Desde arriba, / Dios observa la masacre de sus títeres / con los hilos cortados”; versos lúcidos jamás ajenos a los hechos históricos. Y aún personales, como al recordar episodios de violencia familiar de su propia infancia, en la contundente “Las manos en la madre”. La poeta suele optar por una estructura circular. Poemas cerrados, sostenidos, que alcanzan —siguiendo ese sentido de completud—, la perfección como “Souvenir de Piriápolis”. Y piezas que continúan, a su vez, una línea intimista —a veces más nostálgica que melancólica. “Qué lúcida, a veces, la nostalgia / de lo que nunca hemos sido / y que tampoco será.” (“Cuadro de cielo con siluetas”). Su lenguaje carece de artificiosidad, construyendo imágenes poéticas mediante alusiones al lenguaje de raíz coloquial. Así, su voz lírica se sintoniza con el tema, y con su carácter elemental, su arquitectura de planos intensivos, habilitando un pulso existencial muy sensorial, siempre a través de una sólida variedad de tonos y formas.

Huellas, heridas, pero sobre todo, vida, mucha vida vivida —y aún por vivirse. La poética de Marisa Martínez Pérsico es vital, espiritual, intimista, herméticamente erótica, petrarquista, irónica, alegre (y al mismo tiempo melancólica); leerla es compartir el origen de una sed que al nombrarla se sacia. La presente edición lleva un prólogo firmado por el reconocido poeta y arquitecto español Joan Margarit.

Marisa Martínez Pérsico (Bs. As., 1978) es poeta, crítica literaria y profesora universitaria radicada en Italia. Publicó Las voces de las hojas (1998), Poética ambulante (2003), Los pliegos obtusos (2004), La única puerta era la tuya (2015), El cielo entre paréntesis (2017), y Finlandia (2020). Incursionó en la novela con Las manos en la madre (2018). Es traductora de poesía contemporánea italiana y edita en Roma la revista Cuadernos del Hipogrifo.

 

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