“Vrutos”: la ley del Talión en el barrio de Lugano

En el Bafici se presenta hoy por última vez una historia de venganza que recuerda a “Pizza, Birra, Faso” y “Okupas”

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El odio engendra odio, la violencia engendra violencia y sangre se paga con sangre en “Vrutos”, enfrentamiento entre una pandilla de Lugano y un grupo de rugbiers que dibuja con lente realista el director Miguel Bou, parte de la competencia argentina del Bafici, el festival internacional de cine independiente que tiene lugar en Buenos Aires, donde la película tendrá hoy su tercera y última función.

“Vrutos” es el quinto largometraje de Bou, director de “La oveja blanca” (2012) y “La reina del arroz con pollo” (2019), que filma con el corazón el barrio de su vida: oriundo de Villa Celina, al lado de Lugano, Bou filma los techos, los monoblocks, los parques de skate, la barriada, con ojo experto y emoción. Es el escenario de la vida de Brian, que se pelea con un grupo de rugbiers de élite luego de sentirse humillado: Brian queda lastimado, y decide volver a enfrentarlos, pero esta vez armado.

Es una película de venganza, de épica callejera. Una de clases sociales, También es una especie de western urbano, con un héroe que quiere, por su hijo, abandonar la delincuencia, y un entorno que lo atrae con una fuerza centrífuga difícil de resistir, y que inevitablemente llevará a la tragedia.

Inspirada en la película francesa “El odio”, la propuesta tiene reminiscencias inmediatas a “Pizza, Birra, Faso”, también a “Okupas”. Refuerzan esta sensación la presencia de Dante Mastropiero, “El Negro Pablo” en la serie, y Diego Alonso, el recordado “Pollo”. Fue Alonso quien llamó a Matías Apostolo para interpretar al padre del rugbier antagonista, y Apostolo cuenta que entendió enseguida el universo que representaba: “Tengo amigos que juegan al rugby, fui a un colegio donde se jugaba al rugby”, dice, en diálogo con EL DIA, y aunque aclara que el eje está puesto en Lugano, “se ve eso de gueto rugbier”.

El enfrentamiento entre mundos, valores, clases sociales, llevará necesariamente a “una escalada de violencia”, donde “no importa de dónde viene, la violencia la tienen todos”.

Realizada con aportes del INCAA y escasos recursos, “poniéndole el hombro”, dice Apostolo, la película se filmó en Lugano, en apenas 11 jornadas maratónicas, y gracias al conocimiento del lugar de Bou “pudimos filmar hasta en una casa de Lugano, en los techos. Se muestra todo”. Ese “todo” ha sido una revelación para el público del Bafici, que llenó la sala en las dos funciones de otros lados de Buenos Aires. Así como “El odio” mostraba el lado B de Francia, “Vrutos” vuelve al barrio, y “te metés en un barrio, y los problemas son todos los mismos”, dice Apostolo. “Puede ser más violencia, menos violencia, puede haber o no asesinatos, pero la violencia en cada lugar es parte de la cultura”.

“La película espía a ese grupo de personas, que tienen cosas buenas y malas”, afirma el actor. Y ese “espionaje” es una ventana a un mundo marginado, olvidado, poco transitado: “La cultura nos ha acostumbrado a un tipo de cine, de arte: se hablaba mucho de los desaparecidos, no llegar a fin de mes, tres empanadas. ‘Vrutos’, en cambio, se mete en la vida de un delincuente que quiere dejar de ser un delincuente, porque tiene un hijo. La madre lo abandona, queda solo con su hijo, quiere hacer las cosas bien, trata, pero obviamente, en este país lo único que podés hacer es tratar, las cosas terminan generalmente mal”.

“Vrutos” es una de cinco películas que realizó en 2023 el actor que ha trabajado en tiras desde “Chiquititas” a “Educando a Nina” y “El Marginal”, de larga trayectoria también en el teatro. En cines actualmente se encuentra “Vladimir”, thriller con Daniel Aráoz y Carlos Belloso, mientras que mañana “Vrutos” tendrá su función final en Bafici, a las 18.55 en el Cinearte Cacodelphia (Av. Sáenz Peña 1150).

Mientras tanto, espera el estreno de “No corre el viento”, de Matías Malet, director argentino radicado en México, con Benicio Mutti Spinetta, y de otros dos proyectos, una rodada junto a Sergio Podeley, también de “Okupas”, y otra titulada “El terrenito”.

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