Una realidad dramática, la desaparición de muchos menores

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El informe de Missing Children acerca de que en la Argentina hay más de 112 casos de niños desaparecidos que en las últimas tres décadas quedaron irresueltos no puede menos que originar una gran preocupación y, al mismo tiempo, la necesidad de que la sociedad y las autoridades extremen esfuerzos para mantener siempre protegida a esa franja de la población y a los derechos que la asisten.

En el contexto de la desaparición el 13 de este mes de Loan Danilo Peña, el niño correntino cuya búsqueda mantiene en vilo a todo el país, con una investigación abierta que ahora se inclina a la alternativa de estar ante un episodio de trata de personas, la presidente de la ONG creada por un grupo de voluntarios civiles en 1999 con la finalidad de ayudar a las familias a encontrar a sus chicos perdidos, informó que se recibe un promedio diario de cuatro a cinco denuncias de desapariciones, unas 1460 por año.

En declaraciones a un diario metropolitano la titular de la ONG dijo que son cada vez más los chicos que se alejan de sus hogares por los malos tratos recibidos en el seno de sus familias. Al mismo tiempo está creciendo el fenómeno de padres que deciden alejar a sus hijos de sus hogares, en lo que se denomina “secuestros parentales”. Y también hay casos de chicos que desaparecen por extravíos.

Esos niños, agregó, “suelen aparecer pronto y a veces por iniciativa propia”. Otras los encuentra la Policía. En cuanto al caso de Loan, habló en principio de “una investigación tardía y mal hecha”.

Añadió que “a medida que transcurren los días, la posibilidad de encontrarlo sano y salvo se va complicando. Por supuesto que tenemos esperanza, estamos a la expectativa y estamos consternados. Pero lamentablemente no es la primera vez que nos pasa con los casos que tenemos en que, de pronto, empiezan a ver versiones distintas, se cambian las cuestiones y así es como tenemos la cantidad de chicos que tenemos en búsqueda desde hace muchos años”.

Cabe recordar que en 2016 se instrumentó en el país el llamado “Alerta Sofía”, un sistema de búsqueda de menores desaparecidos integrado por el ministerio de Seguridad de la Nación, la Procuración General y la Secretaría de la Niñez, ambos nacionales, al que se sumó el apoyo de Facebook y el INMEC (Centro de Internacional sobre Niños Desaparecidos y Explotados), más otras entidades privadas y organismos públicos que se incorporaron luego.

El programa Alerta Sofía lleva ese nombre por el caso de Sofía Herrera, una niña de 3 años que desapareció ocho años antes de la creación de este sistema, cuando el 28 de septiembre de 2008 dejó de ser vista en un camping en la ciudad de Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. La niña permanece desaparecida.

La sociedad debe tomar conciencia sobre la gravedad de estos episodios que tanto lastiman, surgidos muchos de ellos de una realidad social tan compleja como necesitada de asistencia y, en otros, de secuestros cuyas finalidades obligan a actuar con la máxima premura y rigor penal. Se habla de una realidad que, como la desaparición de menores, puede tornarse cada vez más difícil y dramática si se prefiere ignorar muchas evidencias, en lugar de conocerlas y enfrentarlas.

 

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