Una mujer en guerra con las normas

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Por momentos, la lectura de Matate, amor parece un temblor. No un relato lineal ni un drama doméstico al uso, sino una descarga eléctrica que atraviesa la mente de una mujer en crisis, recluida en el campo francés con su marido y su hijo. Ariana Harwicz, autora nacida en Buenos Aires en 1977, irrumpió con esta primera novela en 2012 y desde entonces se convirtió en una de las voces más radicales y provocadoras de la narrativa contemporánea. Su escritura —hecha de violencia, erotismo e ironía— rompe con las formas amables del costumbrismo para instalarse en el lugar incómodo donde la maternidad, el deseo y la locura conviven sin filtros.

En Matate, amor no hay un argumento clásico ni una progresión tranquilizadora. Lo que hay es una voz. Una voz que habla desde el encierro, desde el tedio, desde la frontera entre el amor y la furia. Esa voz —la de una mujer sin nombre— se mueve en un territorio entre lo humano y lo animal, entre la ternura y la pulsión destructiva. El campo, con su aparente calma, se vuelve escenario del desborde. Cada sonido, cada mirada, cada gesto del marido o del hijo son una provocación, una amenaza. Harwicz compone, a través de un monólogo interior fragmentado, una sinfonía de disonancias que desnuda el malestar detrás de la imagen ideal de la familia.

El mayor acierto del libro reside en esa tensión entre lo doméstico y lo salvaje. La autora convierte la casa, el bosque y el cuerpo en espacios que se contaminan y se confunden. El hogar ya no es refugio, sino prisión; la maternidad no es entrega, sino carga; el amor no es ternura, sino un acto de violencia cotidiana. Con una prosa afilada y sensorial, Harwicz dinamita los lugares comunes sobre lo femenino y propone un retrato descarnado del deseo, la alienación y la soledad.

Matate, amor
ARIANA HARWICZ
Editorial: Mardulce
Páginas: 160
Precio: $25.000
Matate, amor
Ariana Harwicz

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