Le dio la sexta y última Copa Libertadores a Boca
Edición Impresa | 9 de Octubre de 2025 | 01:17

Más allá de ser querido en varios clubes, Miguel Ángel Russo logró una identificación muy grande con Boca en sus etapas como entrenador. Sobre todo, porque fue el último técnico que le dio la Copa Libertadores al club de la Ribera, para quedar en la historia grande. Además le inculcó un sentido de pertenencia y dejó su impronta, en cada ocasión en la que tuvo que hacerse cargo de uno de los clubes más grandes de Argentina.
La gente del Xeneize lo recordará con gran cariño, ya que es el tercer entrenador que llevó al club a lo más alto de América, junto a Juan Carlos Lorenzo y Carlos Bianchi. No muchostécnicos lograron ganarse la hinchada azul y oro, más allá de no ser riñón del club y de haberlo enfrentado en varias ocasiones con otros clubes.
UNA ETAPA DORADA
La historia de amor entre Russo y Boca nació a fines de 2006, cuando Mauricio Macri decidió contratarlo para reemplazar a Ricardo Lavolpe, luego de lo que fue la final perdida ante Estudiantes. Tras un buen paso en Vélez, Miguel asumió en enero del año siguiente, con un plantel compuesto de grandes nombres como Martín Palermo, Rodrigo Palacios, Hugo Ibarra, Guillermo Barros Schelotto, Celemente Rodríguez y la promesa Ever Banega. Para colmo, en ese mercado de pases, el Xeneize logró cerrar el regreso de Riquelme, que llegó al club a préstamo hasta mitad de 2007.
El primer semestre fue redondo, ya que Boca logró quedarse con la Copa Libertadores. Si bien tuvo algunos altibajos, el Xeneize hizo de una fortaleza a La Bombonera, para sacar chapa y llegar hasta el final. Con un Riquelme en su esplendor, el Xeneize se quedó con una recordada serie en la final por 5-0 ante Gremio, luego de golear como local por 3-0 y ganar 2-0 en Porto Alegre. Así, consiguió la sexta estrella para el Xeneize y en poco tiempo, dejó su nombre en la historia grande del club. También tuvo chances en el campeonato, pero terminó siendo escolta del campeón San Lorenzo. Más allá de una buena campaña, el Xeneize priorizó la Libertadores y apuntó al recambio en las últimas fechas, donde dejó puntos importantes.
En el segundo semestre, el equipo tuvo varias bajas: Riquelme volvió a Villarreal y además se fueron jugadores importantes como Clemente Rodríguez y Daniel “Cata” Díaz. Más allá de eso, peleó el campeonato hasta lo último, pero terminó en la tercera posición. Después, se fue muy rápido de la Copa Sudamericana, donde quedó eliminado con San Pablo en primera ronda. El desafío más importante fue el Mundial de Clubes en diciembre de ese año. Si bien Boca logró comprar a Riquelme, por temas de tiempos de inscripción, no pudo contar con el enganche para esa competición. Si bien el estreno en semifinales fue con victoria ante el Étoile du Sahel de Túnez, no pudo hacer nada en la final ante el poderoso Milan. Con un Kaká intratable, el elenco Rossonero se quedó con el título al vencer 4-2 al Xeneize. Como el club de la Ribera tenía la vara muy alta, la comisión directiva decidió no renovarle el vínculo, por lo que su primer ciclo terminó a fines de ese año.
UN REGRESO A TODA ORQUESTA
Tras ganar las elecciones junto a Jorge Amor Ameal en diciembre de 2019, Juan Román Riquelme inició su camino político en Boca como vicepresidente con un objetivo claro: cerrar el regreso de Russo como entrenador. Así, en enero de 2020, Miguel inició su segundo ciclo al frente del Xeneize, 13 años después. Como primer desafío, buscó encaminar un campeonato que River lideraba cómodo y que tenía en su bolsillo. Con Carlos Tevez como principal figura y jugadores de nombre, lo consiguió: dirigió siete partidos, de los cuáles ganó seis. El Millonario perdió puntos y en la última fecha, el Xeneize le arrebató la Superliga en un recordado triunfo ante el Gimnasia de Diego Maradona en La Bombonera, con gol de Carlos Tevez. Sin embargo, ese andar imparable se frenó por el coronavirus: luego de un gran debut en Copa Libertadores y en la Copa de la Liga (que luego fue suspendida), el fútbol tuvo que frenarse más de cinco meses para combatir la enfermedad. En un contexto de complejidad, el fútbol volvió con muchos protocolos de salud y sin público. El calendario tuvo que adaptarse a la situación, por lo que en el fútbol argentino se hizo una competencia de transición: la Copa de la Liga, que luego fue bautizada ese año como Copa Maradona, por la muerte del Diez. Con algunos refuerzos como Edwin Cardona, el Xeneize peleó en todos los frentes. Por cuestiones de fechas, tanto el certamen local como la Libertadores, culminaron en enero de 2021. La Copa de la Liga quedó en manos del Xeneize, que venció por penales a Banfield luego de empatar 1-1. Mientras que en el máximo certamen continental, llegó hasta semifinales, donde cayó sin atenuantes ante el Santos de Brasil. Luego de unos días de parate y algunas salidas relevantes, como la de Wanchope Ábila y Esteban Andrada, Boca comenzó la temporada 2021 en febrero. En ese primer semestre, el equipo fue irregular en todos los frentes: la Libertadores, clasificó en segundo lugar de su grupo, mientras que en la Copa de la Liga, logró eliminar a River en cuartos de final, pero cayó ante Racing por penales en semifinales. Y en el segundo semestre, las cosas no salieron como quiso Russo: en la Copa, cayó por penales ante Atlético Mineiro en una polémica serie de octavos de final. Más allá de meter al equipo en cuartos de final de la Copa Argentina, luego de eliminar otra vez a River por penales, el mal arranque en el campeonato lo condenó. Luego de una derrota ante Estudiantes en agosto de 2021, el Xeneize decidió interrumpir el segundo ciclo de Russo.
La última Copa Libertadores que obtuvo Boca fue con Russo
EL RETORNO DEL CAMPEÓN
Dicen que el fútbol da revancha y Russo la tuvo nuevamente, ya que en junio de este año, Boca decidió ir a buscarlo. Luego de un buen paso en San Lorenzo, donde alcanzó la semifinal del Apertura, Riquelme lo quiso como reemplazante de Fernando Gago. Y en la antesala a un Mundial de Clubes, que generó enorme expectativa. Sin embargo, el equipo no pudo pasar de primera ronda en una zona considerada como la más difícil del certamen: en su estreno, empató 2-2 con Benfica pese a ir ganando por dos tantos, mientras que luego cayó ante Bayern Munich por 2-1. Pese a que le hizo frente a los europeos, todo se empañó con el empate ante el Auckland City, un equipo amateur de Nueva Zelanda, en la última jornada. Ese resultado trajo secuelas internas, donde Russo apostó a la limpieza de nombres, donde se destacó el nombre de Marcos Rojo. Con el regreso de Leandro Paredes, Russo buscó formar un nuevo equipo. Sin embargo, tuvo un inesperado traspié en la Copa Argentina, donde quedó eliminado ante Atlético Tucumán. Y en el campeonato, arrancó mal pero luego se acomodó con una seguidilla de victorias. Sin embargo, los problemas de salud complicaron a Russo, que comenzó a delegar las decisiones en su principal ayudante, Claudio Úbeda. Más allá que hizo lo imposible por ir a los partidos, las complejas internaciones que sufrió y el desgaste en su salud, hicieron que empiece a no estar en los partidos. La última vez que estuvo sentado en el banco de Boca fue en el empate ante Central Córdoba por 2-2 como local, disputado el pasado 21 de septiembre. Más allá del apoyo del club y del acompañamiento de su familia, la enfermedad de Miguel se agravó y terminó perdiendo la vida a sus 69 años. Sin dudas, Russo se convirtió en una leyenda de Boca, donde logró un amor de toda la vida con la institución y sus hinchas. Y también dejó un legado, que será recordado para siempre.
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