¿“Centros culturales” que en realidad son boliches nocturnos?

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En distintas zonas de la Ciudad se están presentando casos de contaminación sonora en horas de la noche y de la madrugada, derivados de la presencia de locales que desarrollan diversas actividades sociales, en especial fiestas con música a todo volumen y ruidos molestos que no dejan dormir a los vecinos.

Este diario reflejó las quejas de los vecinos por lo que ocurre en la zona de plaza Belgrano, en City Bell, cuyos pobladores protestan por los ruidos molestos provenientes de una casa que realiza reuniones todos los fines de semana. Ante la falta de entendimiento entre ellos y los propietarios de ese lugar, los primeros decidieron realizar una presentación ante el juzgado de Faltas Nº 5 de La Plata. La causa tiene como carátula “inhabilitación y ruidos molestos”. El juez dispuso la clausura del local en marzo, según un escrito que mostraron los vecinos. Sin embargo, todo sigue igual.

Tal como se ha dicho, no es un caso aislado y ello, por consiguiente, obligaría a que las autoridades analicen y busquen fórmulas para resolver distintas situaciones. En este episodio, como en varios otros, se hablaría de lugares que dice funcionar como “centros culturales, pero que desarrollarían actividades más propias de los boliches nocturnos.

Se ha dicho siempre en esta columna –por ejemplo en la reiteración de ruidos molestos que se presenta los fines de semana en la plaza Malvinas- que el principio básico a respetar tiene que ver con el derecho de los vecinos a poder descansar y dormir en forma tranquila, no acosados por un bombardeo de ruidos.

Sin hablar de este caso en particular, ya que existe una causa abierta y es la justicia de Faltas la que ahora deberá expedirse, lo que corresponde es confiar en que los controles oficiales revisen la alternativa de que se esté utilizando la figura de “centros culturales” para encubrir fiestas nocturnas, de índole comercial, que originan molestias a los vecinos.

Cabe recordar que un estudio universitario de reciente data detectó en nuestra zona hasta 85 decibeles de ruido, casi el doble de los 45 sugeridos como máximo por la Organización Mundial de la Salud, lo que implica un fuente de daño auditivo para la población, según quedó reflejado en el informe que se publicó en este diario en ediciones anteriores. El trabajo fue realizado por profesores y alumnos de la licenciatura de Fonoaudiología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de La Plata.

Y en ese contexto crítico, los especialistas coinciden en que en la Región existe piedra libre para los ruidos molestos. Los antecedentes en la materia permiten aseverar que muy pocos organismos públicos se sienten conminados a actuar, pese a que las leyes así lo mandan.

Es de esperar que alguna vez esa inacción se revierta, ya que el problema de la contaminación sonora es crítico, incide en forma negativa sobre la población y constituye un ataque a la salud pública y a la mejor calidad de vida.

 

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