Debe velarse por la seguridad de los pasajeros de micros de larga distancia

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La gravísima situación detectada al comprobarse que un conductor profesional de ómnibus que trasladaba estudiantes desde Exaltación de la Cruz hacia Cariló, manejaba bajo los efectos de la cocaína y marihuana, algo que advirtieron y denunciaron los padres de los jóvenes y que se confirmó mediante las pericias oficiales realizadas, forma parte de las varias infracciones detectadas en muchos otros casos y que hablan de una estrecha relación con la seguridad vial de los pasajeros y choferes.

El penoso episodio se vio acompañado en las últimas horas por el accidente del ómnibus que se dirigía a Mar del Plata por la ruta 2 y que a la altura de Pirán volcó, en un hecho en el que se investiga si el conductor “no se durmió o se distrajo”, ya que no existirían evidencias técnicas de que hubiera sido desviado por otro automotor. Por lo pronto, el fiscal interviniente ordenó la detención del conductor.

El trágico accidente provocó la muerte de dos personas y heridas de distinta consideración al menos a otras 44 y el conductor se encuentra imputado bajo los cargos de homicidio culposo y lesiones culposas.

Al margen de lo que se disponga en las causas judiciales abiertas, corresponde recordar que en operativos realizados en años anteriores se vinieron comprobando diversas infracciones, como falta de licencia de conducir de los choferes, la falta de habilitación del vehículo, falta de revisiones técnicas periódicas, no contar con listas de pasajeros que se correspondían con las personas que viajaban en esas unidades y excesos en los horarios de trabajo de los choferes.

Las acciones preventivas a realizar se encuentran regladas por el área de Transporte provincial, que realiza los distintos operativos en las terminales de ómnibus esparcidas en el territorio bonaerense.

Debe recordarse que en los últimos operativos se comprobó que las infracciones más frecuentes se relacionaron con la norma que exige 12 horas de descanso entre jornadas de manejo y con el cumplimiento de francos obligatorios.

En esa oportunidad la tarea del cuerpo de inspectores abarcó a un total de 722 conductores, determinándose que el no cumplimiento de varios requisitos legales alcanzó a casi un 20 por ciento de los choferes. En la práctica, esto significa que unos 140 conductores no se encontraban en condiciones de estar a cargo del volante y, desde luego que menos, de la integridad física de miles de pasajeros. De no haber sido apartados temporalmente por las inspecciones, hubieran manejado en esas condiciones.

No puede dejar de expresarse que los conductores particulares están también, desde luego, comprometidos a cumplir con las exigencias de la ley del tránsito, en una situación que, por la profesionalidad de la tarea de los choferes de ómnibus –por la gran cantidad de pasajeros que trasladan y otras circunstancias propias del servicio- los obliga muy especialmente al igual que a los conductores de transportes de carga.

En el caso de los conductores profesionales, la política oficial a seguir debe traducirse en controles exhaustivos y permanentes, ordenando en especial a las empresas a que sean ellas las primeras a cumplir con las leyes y reglamentaciones.

 

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