Dante Gebel, el pastor que empezó a "jugar" en la cancha de la política
| 21 de Diciembre de 2025 | 10:59
Dante Gebel, uno de los referentes evangélicos más conocidos del país, dejó de ser solo una figura religiosa para convertirse en un actor de influencia que empieza a llamar la atención del sistema político argentino. Pastor, comunicador y líder de masas, su nombre comenzó a circular en los últimos meses en encuestas, reuniones y conversaciones vinculadas al armado electoral de cara a 2027, impulsado por su creciente visibilidad pública y su capacidad de interpelar a públicos diversos.
Nacido y criado en Billinghurst, en el partido bonaerense de San Martín, Gebel construyó su carrera dentro del evangelismo pentecostal, pero desde el inicio mostró una vocación por romper moldes. Formado bajo la influencia del pastor Héctor Giménez, encontró rápidamente un lenguaje propio que combinó prédica religiosa, emotividad y códigos tomados del entretenimiento masivo, con un foco puesto en los jóvenes.
Ese enfoque lo llevó a organizar encuentros multitudinarios en escenarios poco habituales para el mundo evangélico, como estadios de fútbol y espacios icónicos de la Ciudad de Buenos Aires. Durante años, su figura creció dentro de un sector que, mientras ampliaba su base social en la Argentina, mantenía dificultades para dialogar con el público secular. Gebel comenzó a trabajar precisamente sobre esa frontera.
A comienzos de los 2000, su propuesta dio un salto con producciones teatrales y shows que mezclaban religión, estética cinematográfica y despliegue tecnológico. La fusión entre fe y espectáculo lo convirtió en un caso singular: un predicador capaz de ocupar el centro de la escena cultural sin abandonar del todo su matriz religiosa, aunque siempre tensionándola.
Con el paso del tiempo, esa identidad también fue mutando. Gebel dejó de definirse exclusivamente como pastor y se posicionó como conferencista, motivador e influencer. Su discurso se volvió menos normativo y más emocional, con un mensaje orientado al bienestar personal, los vínculos y la superación, capaz de convocar tanto a creyentes como a no creyentes. El público reemplazó al rebaño y el escenario al púlpito.
Ese recorrido encontró un punto clave con PRESIDANTE, el espectáculo con el que se presentó en salas como el Gran Rex y el Movistar Arena. Allí, Gebel encarna de manera ficcional al presidente de la Argentina por un día y ensaya una reflexión sobre el poder, el liderazgo y el país. La propuesta artística, lejos de agotarse en el escenario, funcionó como catalizador de una nueva lectura sobre su figura.
En paralelo, su nombre comenzó a aparecer en mediciones de opinión pública y a ser observado por distintos sectores políticos. Más allá de los porcentajes, el dato relevante fue su inclusión: Dante Gebel empezó a ser medido como posible candidato, un gesto que marca su ingreso formal al radar de la política.
El fenómeno no es aislado. En un contexto atravesado por la crisis de representación, la irrupción de outsiders y el debilitamiento de los partidos tradicionales, figuras provenientes del espectáculo, los medios o el mundo digital ganaron protagonismo. Gebel reúne varias de esas características: visibilidad, carisma, llegada directa a grandes audiencias y una narrativa emocional que conecta con el clima de época.
Nadie puede asegurar cuál será su rol futuro ni si dará el salto definitivo a la política partidaria. Pero el solo hecho de que su figura sea observada, medida y discutida habla de un escenario en transformación, donde las fronteras entre religión, comunicación y poder se vuelven cada vez más difusas.
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