Italo Calvino El italiano cuya prosa fue una forma de resistencia

Edición Impresa

OBRA EXHIBIDA A FINES DE LOS 70

Cuando el lector se inmiscuye dentro del laberinto del escritor

 

“Si una noche de invierno un viajero” no empieza con una historia: empieza con vos. “Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino”, dice la primera frase, y desde ahí la lectura se convierte en una experiencia tan lúdica como vertiginosa. Publicada en 1979, esta novela es una caja china de relatos inconclusos, un artefacto literario que reflexiona sobre el acto mismo de leer.

El protagonista es un lector —cualquier lector— que intenta terminar un libro que nunca logra completarse. Cada vez que comienza una novela, algo la interrumpe: un error de impresión, una traducción defectuosa, una conspiración editorial. En ese recorrido conoce a Ludmila, otra lectora, y a una serie de personajes que encarnan distintas formas de entender la literatura: traductores falsificadores, editores inescrupulosos, escritores bloqueados, lectores obsesivos.

La estructura es tan compleja como precisa: diez comienzos de novelas distintas, cada una con un estilo y un tono propios, intercaladas con doce capítulos que narran la historia del lector y Ludmila. Lo fragmentario no es un capricho formal, sino el corazón de la propuesta: Calvino escribe sobre un mundo donde las historias ya no se cierran, donde el sentido siempre queda en suspenso.

La confusión es parte del pacto. El lector se pierde, se frustra, quiere cerrar el libro y al mismo tiempo seguir leyendo. Ese vaivén es el verdadero motor de la novela. Calvino juega con nosotros, nos desafía, nos convierte en personajes de su propio experimento narrativo. Leer se vuelve un acto consciente, casi físico.

Pero debajo del juego hay una reflexión profunda: ¿qué buscamos cuando leemos? ¿Un final, una verdad, una experiencia? Calvino sugiere que la literatura no promete certezas, sino continuidad: la vida que sigue, la muerte inevitable, el deseo de sentido. En el fondo, todas las historias dicen lo mismo de maneras distintas.

“Si una noche de invierno un viajero” es una celebración del lector, pero también una advertencia: leer implica aceptar la incompletud, habitar el laberinto sin garantías. Un libro exigente, fascinante, que demuestra que la literatura puede ser, todavía, una aventura.

Si una noche de invierno un viajero

italo calvino

Editorial: Siruela

Páginas: 272

Precio: $40.950

 

PARTE DE LA TRILOGÍA “NUESTROS ANTEPASADOS”

La fábula sobre un hombre que vive a través de dos mitades

 

Publicado en 1952, “El vizconde demediado” inaugura la trilogía “Nuestros antepasados” y marca la primera gran incursión de Italo Calvino en el territorio de lo fantástico.

La historia de la obra del italiano es simple y perturbadora: Medardo de Terralba es partido en dos por una bala de cañón y sobrevive convertido en dos mitades autónomas, una absolutamente mala y otra exageradamente buena.

Gramo, la mitad malvada, regresa al castillo y se dedica a ejercer una crueldad metódica. Buono, la mitad buena, vive en el bosque y practica un altruismo tan extremo que termina resultando insoportable.

Los habitantes de Terralba, lejos de sentirse aliviados, descubren que ninguna de las dos mitades es habitable. La maldad duele, pero la bondad absoluta -ante la sorpresa de varios- también asfixia.

Calvino, de esta manera, construye una fábula moral sin solemnidad, donde el humor convive con una reflexión profunda sobre la condición humana.

El vizconde dividido es así una metáfora evidente, pero poderosa: no somos enteros cuando nos aferramos a una sola dimensión de nosotros mismos. La pureza —sea del bien o del mal— es una forma de violencia.

La aparición de Pamela, objeto de deseo de ambas mitades, intensifica el conflicto y conduce al desenlace: un duelo en el que Gramo y Buono resultan heridos y son cosidos nuevamente por el médico Trelawney. El final no es solo feliz: es reparador. El vizconde recompuesto ya no es perfecto, pero es humano.

“El vizconde demediado, una obra publicada hace más de 70 años, plantea que la identidad no se construye eliminando contradicciones, sino integrándolas. La totalidad no es la suma de partes puras, sino una convivencia incómoda, imperfecta, vital. En tiempos que tienden a la polarización, esta fábula escrita hace más de setenta años conserva una vigencia inquietante.

El vizconde demediado

Italo calvino

Editorial: Robin Book

Páginas: 107

Precio: $29.500

 

OBRA PUBLICADA EN 1972

Un último poema de amor a las ciudades: la odisea de Marco Polo en tierras lejanas

 

“Las ciudades invisibles” es uno de esos libros que no se leen: se recorren. Italo Calvino imagina un diálogo entre Marco Polo y Kublai Kan, emperador de los tártaros, en el que el viajero describe ciudades imposibles, suspendidas en el límite entre la fábula y la reflexión filosófica. No se trata, sin embargo, de un catálogo de lugares exóticos, sino de una meditación profunda sobre la ciudad moderna, la memoria, el deseo y el lenguaje.

Cada ciudad narrada es una variación de una misma pregunta: ¿qué es una ciudad? ¿Un conjunto de edificios, una organización social, una proyección de nuestros anhelos o el reflejo de nuestras frustraciones? Calvino propone que las ciudades no existen fuera de las palabras que las nombran, pero al mismo tiempo advierte que “la mentira no está en las palabras, está en las cosas”. Esa tensión atraviesa todo el libro y convierte a esta en una obra inquietante, siempre inestable.

La estructura es rigurosa y musical: nueve capítulos que combinan diálogos entre Marco Polo y Kublai Kan con breves descripciones de ciudades agrupadas en categorías —las ciudades y la memoria, el deseo, los signos, los intercambios, los ojos, el cielo—. Esta arquitectura no busca ordenar el sentido sino multiplicarlo. Cada ciudad parece autónoma, pero todas dialogan entre sí como si fueran fragmentos de una misma urbe infinita.

Ciudades como Eutropia, que se desplaza cuando la vida se vuelve monótona; Zenobia, levantada sobre pilotes como un deseo que nunca termina de asentarse; Moriana, con su anverso brillante y su reverso corroído; o Maurilia, que convive con la nostalgia de lo que fue, funcionan como metáforas de nuestras propias ciudades contemporáneas. Calvino escribe sobre la modernidad sin nombrarla, y en ese gesto logra una lucidez que todavía interpela.

Kublai Kan, melancólico y desbordado por su imperio, intuye que su poder es insuficiente frente a la complejidad del mundo. Marco Polo, en cambio, comprende que toda descripción es una forma de pérdida. Entre ambos se despliega una conversación sobre el peso y la ligereza, sobre la imposibilidad de fijar el sentido, sobre la necesidad —tal vez desesperada— de seguir nombrando.

“Las ciudades invisibles” es, como dijo el propio Calvino, “un último poema de amor a las ciudades”. Un libro que no ofrece respuestas, pero que enseña a mirar: a reconocer que toda ciudad es muchas ciudades a la vez, y que vivirlas implica aceptar esa contradicción.

Las ciudades invisibles

italo calvino

Editorial: Grupal

Páginas: 172

Precio: $35.900

 

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