Las vivencias del teatro en la narración de una platense

La dramaturga Beatriz Catani presentó La Novela del Fantasma. Una vida dedicada al arte escénico, con múltiples éxitos en Europa y países de América. La fusión de dos géneros literarios

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Marcelo Ortale

marhila2003@yahoo.com.ar

Un actor de teatro se hace “con tiempo” dijo ella alguna vez en este diario. Con tiempo de trabajo, de fracasos, de ensayo, de lecturas, de realidad y de ficciones. El teatro es naturalmente ecléctico, complejo y la platense Beatriz Catani no sólo lo sabe, sino que lo ejerce desde siempre, con esa multiculturalidad que habita en los escenarios. “El actor tiene que sentir que habita en los textos que le entregan y es necesario que pueda encarnar ese material como algo propio”.

El absurdo de algunos destinos, las neurosis colectivas o personales, la extenuante búsqueda de salidas frente al imperio de lo real, todo ello interviene al mismo tiempo cuando se dialoga con esta mujer intelectual en la que se entrecruzan los paralelos y meridianos de la existencia humana. Las múltiples ofertas de la realidad contemporánea, lo audiovisual, lo digital, todo confluye ahora para crear un arte narrativo auténtico y lleno de actualidad.

La dramaturga Catani dedicó su vida al teatro, pero hace 48 horas presentó en nuestra Ciudad su primera novela. Ella, que vivió erguida sobre un escenario como directora, actriz o autora, ahora quiso ser narradora. Como dramaturga, entre otras, había escrito obras como “Cuerpos abanderados”, “Ojos de ciervo rumanos”, “Finales” que tuvieron éxito y ganaron reconocimientos en los teatros europeos. En esa zaga ella también es profesora de dramaturgia en la Universidad Nacional de La Plata, doctorada en Artes en la UNLP y también enseña en la Universidad Nacional del Arte.

Entre 2002 y 2018 Catani llevo sus obras a muchas ciudades europeas y de América, con presentaciones en los principales teatros de Buenos Aires, Berlín, Bonn, Hannover, Munich, Colonia, Mulheim, Viena, Montreal, Lisboa, Bruselas, Essen, Madrid, Río de Janeiro, Porto Alegre, Amsterdam y Rotterdam, entre el 2002 y 2018. En ese derrotero de asombro obtuvo premios de festivales muy conocidos, a los que concurrió especialmente invitada.

Una autora que siempre fusionó textos y géneros, que desempeñó varias actividades y todas relacionadas a la misma pasión. Durante años, junto a Quico García le dieron vida al hoy mitológico y desaparecido teatro Princesa, de diagonal 74 cerca de la terminal de ómnibus. Entre otras funciones inolvidables, allí se interpretó la obra Maluco, con una actuación notable de Ricardo Ibarlín como protagonista principal, saltando de mástil a mástil, entre los velámenes de un barco misterioso.

Pero ahora Catani escribió su primera obra narrativa titulada La Novela del Fantasma (Editorial Malisia, cámara oscura, 2025), que presentó el viernes pasado en el salón auditorio de la UNLP, con introducciones de Ariel Farace. German Retola y Laura Conde.

“Hace tiempo que pensaba escribir una novela y, cuando estaba trabajando en mi tesis para el doctorado en Arte, pensé que era el momento justo para hacerlo”, dice. Fue la llegada de la fusión de dos géneros y “también, en parte, como una manera mía de entender que la investigación académica en arte requiere la compañía de una creación, no sólo de una escritura formal. Así fue que empecé a concretar la idea de una novela”, añadió.

Acá se abrió el estuario en donde convergen los dos géneros: “De alguna manera mi novela viene a ser como una escritura narrativa, pero que deriva de un pensamiento teatral. Una novela donde hay tres voces protagonistas -Ella, Yo y el Fantasma – que intentan contar hechos similares desde sus propias impresiones”.

En la contratapa del libro, lo destaca ella, se dice que esos tres protagonistas funcionan como si fueran artefactos narrativos, que derivan de imágenes contenidas en un archivo personal y en donde van apareciendo los rasgos de una época”.

En la narración “Catani rastrea la historia de un cuerpo, en las obras que crea. En ese pesquisar la autora se divide, se amplía y se rasga en voces que escriben y se narran. La novela demarca un inicio y atraviesa finales revisando obras (lo hecho) y preparaciones (lo del porvenir que ya está siendo)” dice del libro de Catani el crítico, dramaturgo, actor y director teatral Ariel Farace.

Pero la modernidad del teatro está muy presente en esta novela debutante de Catani. Teatro y novela se relacionan en la narración y ella lo confirma: “Tengo muchos años de trabajo en teatro y de alguna manera es una novela que tiene mucho de teatral. En la novela un mecanismo de teatral de circulación de la narrativa, integrado por los tres personajes: Ella, Yo y el Fantasma”.

UNA RELACION

“Hay fantasmas por todos lados, se los escucha, se los ve como sombras, como alguien que se mueve, pero no podés llegar a verlos. Los vas a buscar y no están”, dijo Roque, el jefe de maquinistas del teatro Broadway, en una entrevista que le hizo el diario La Nación el 7 de agosto de 2020. Con años de antigüedad en esas salas el hombre agregó: “Yo les canto a los fantasmas. Les digo: ‘Vengan, háblenme’, para ver si se acercan, ¡pero son invisibles!”.

En ese artículo brindaron testimonios similares trabajadores del Teatro Nacional Cervantes, El Nacional, el Lola Membrives, el Blanca Podestá (hoy complejo Multiteatro) y el Maipo, entre otros. Relatos estremecedores, sí, pero nunca tenebrosos.

El teatro Colón tiene una rica historia con sus fantasmas. Hay múltiples relatos de trabajadores y administrativos, así como también de artistas, que están seguros de haberlos visto o escuchado. Susurros en las noches en dependencias deshabitadas, puertas que se abren o cierran, llamados de “nadie” a las personas.

Esto pasa en todos los teatros del mundo. En el caso de La Plata es recomendable leer el artículo escrito por la periodista de El DIA, Virginia Bruno, titulado “Creer o reventar: historias de fantasmas en teatros platenses” (17-3-2019), que rescata un axioma expresado hace muchas décadas por algún anónimo, que dice: “un teatro sin fantasmas es un teatro sin historias”.

Allí Bruno entrevistó empresarios y directores de teatros platenses, como Leo Ringer (La Nonna) y Gastón Marioni (Coliseo Podestá) que dieron detallados testimonios sobre “avistajes” de fantasmas en sus salas que, en realidad, fueron mucho más “amistosos” que aterrdores. Vale la pena buscar ese artículo.

Catani lleva mucho tiempo de trabajo en el teatro. Centenares de personajes ilógicos o geniales desfilaron frente a ella, dentro de ella. Y también habrán aparecido en las butacas de la platea, en las altas galerías del paraíso y la cazuela no pocos fantasmas, esos personajes imaginarios o tan reales, nunca hostiles, curiosos para ver cómo sigue el teatro de la vida.

La novela se presentó el viernes pasado en el salón auditorio de la Universidad

“Viene a ser una escritura narrativa, pero que deriva de un pensamiento teatral”

 

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