Una salvaje suelta en La Plata: motochorra le pegó un botellazo a una mujer

El delito motorizado volvió a dar un golpe feroz en la Ciudad. El pasado lunes, alrededor de las 21.00 horas, una mujer fue víctima de un violento asalto mientras aguardaba el transporte público en la intersección de la avenida 131 y 44.

Según pudo saber este diario, la víctima se encontraba sentada en una garita cuando dos delincuentes a bordo de una motocicleta de baja cilindrada irrumpieron en la escena.

Los atacantes, con el rostro cubierto y con movimientos coordinados, actuaron con premeditación. La mujer relató que el conductor de la motocicleta, un hombre cuya identidad aún se desconoce, descendió del vehículo y, con aparente tranquilidad, se le acercó para hacerle una pregunta.

Sin embargo, la intención detrás de aquel gesto era mucho más oscura. En un abrir y cerrar de ojos, la consulta se transformó en una exigencia tajante: debía entregar sus pertenencias de inmediato.

La mujer, aún incrédula ante la situación, se negó a obedecer la orden. Pero su resistencia encendió la furia de los criminales. En ese momento, la cómplice del motociclista, una mujer vestida con una camiseta del club Boca Juniors, descendió bruscamente del rodado y, sin mediar palabra, la golpeó en el rostro con una botella de vidrio. El estruendoso impacto hizo eco en la noche, y la víctima, aturdida y desorientada, se desplomó sobre el asfalto.

Los delincuentes aprovecharon su estado de indefensión y, con la frialdad propia de quienes han hecho de la violencia su oficio, tomaron las dos bolsas con ropa que la mujer llevaba consigo y huyeron velozmente del lugar. La calle quedó en un perturbador silencio, interrumpido solo por la respiración entrecortada de la víctima, que intentaba recomponerse del ataque.

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Minutos después, un transeúnte se acercó para brindarle auxilio.

Las primeras hipótesis apuntan a que el ataque no fue un hecho aislado, sino que sería parte de un modus operandi de una banda delictiva que, amparados por la oscuridad, sale en busca de víctimas indefensas, como si se tratara de depredadores acechando a su presa.

En este sentido, la Policía trabaja intensamente en el análisis de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona. Se busca establecer patrones de movimiento, verificar si los delincuentes realizaron alguna tarea de inteligencia previa y, sobre todo, obtener detalles sobre su identidad para dar con su paradero.

Este hecho tiene lugar en la misma semana en la que Jonatan Calderón, el enfermero de 40 años que fue emboscado en la esquina de 10 y 63, a una cuadra y media de llegar a su trabajo, resultó asesinado luego de que dos motochorros armados lo interceptaron para robarle su moto y la mochila. El hombre tenía tres hijos.