Especialistas responden por qué hay “efectos en el post”

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La somnolencia que se experimenta después del sexo es considerada por los expertos como una respuesta fisiológica natural del organismo. Durante el orgasmo se liberan endorfinas y oxitocina, hormonas asociadas al bienestar y la relajación, lo que conduce al cuerpo a un estado predispuesto al descanso. Este fenómeno, lejos de ser un mero capricho, forma parte de un mecanismo biológico que favorece la recuperación y el equilibrio emocional.

Los sexólogos opinan que la liberación de estas hormonas resulta fundamental para comprender por qué, tras la actividad sexual, muchas personas sienten un impulso irrefrenable de dormir. Según estos especialistas, el orgasmo cumple una doble función: por un lado, genera placer, y por otro, activa procesos de relajación que facilitan el sueño. La oxitocina, en particular, juega un papel crucial en el establecimiento de vínculos afectivos y en la inducción de sensaciones de calma.

Expertos en relaciones sexoafectivas analizan que la actividad sexual activa el sistema nervioso parasimpático, el cual se encarga de las funciones de reposo y digestión. Esta activación provoca un estado de relajación profunda, contribuyendo a disminuir la tensión corporal después del clímax. Así, la somnolencia postcoital se revela como una respuesta adaptativa, que beneficia la salud integral al permitir que el organismo recupere sus energías.

Los psicólogos advierten que la intensidad de este sueño posterior al sexo puede variar significativamente de una persona a otra. Factores como el estado general de salud, la calidad del sueño previo y los niveles de estrés pueden influir en cómo se manifiesta esta respuesta fisiológica. En este sentido, se recomienda que cada individuo conozca y respete sus propios ritmos y necesidades para interpretar adecuadamente las señales de su cuerpo.

 

 

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