"Todas las fuerzas", un policial sobrenatural con una detective migrante

Luciana Piantanida toma a las mujeres de su barrio, Plaza Once, como protagonistas de un misterio que se estrenó esta semana en el porteño Cine Gaumont

Pedro Garay

Luciana Piantanida vive cerca de Plaza Once: allí, cruzaba en su vida cotidiana a mujeres migrantes de Bolivia, Paraguay, Perú, Venezuela. Una convivencia “tensa, desigual”, que comenzó a dispararle imágenes cinematográficas. Pero “cuando quiero ponerme a escribir una película cuya protagonista es una mujer boliviana de mi edad me doy cuenta de que no tengo idea de quiénes son mis vecinas”.

Así comenzó a gestarse “Todas las fuerzas”, policial fantástico estrenado esta semana en el Cine Gaumont con una curiosa “detective”: Marlene, una cuidadora de Bolivia. Como todo policial, la historia comienza con un enigma: una amiga de Marlene desaparece. Aunque trabaja cuidando a una mujer mayor tiempo completo, Marlene comienza a escapar por las noches e inicia una investigación. Las pistas la conducen a trabajos nocturnos donde Marlene conoce a otras mujeres que, como ella, han desarrollado sus dones hasta convertirlos en superpoderes.

“Me interesaba retratar esta parte de la ciudad, siento que no se le hace justicia, y es un lugar muy interesante, con una población realmente diversa. Y me encanta el policial negro, siempre tuve la fantasía de hacer uno”, cuenta Piantanida, en diálogo con EL DIA. “Siempre me gustó ver policiales, leer policiales, esas novelas baratas, puro entretenimiento: es un mundo que me cautiva. Y a mi mamá también le encantan, y me daban ganas de hacer una película que mi mamá disfrutara”. 

El género, sigue Piantanida, acerca al espectador, “hay algo que resolver, alguien que sale a buscar una respuesta, y nosotros también estamos ahí, intentando descubrir. Hay algo muy ligado a lo lúdico, a lo infantil”.

Pero no podría escribir un policial negro clásico, dice, entonces empezó a pensar como punto de partida: ¿qué qué pasaría si hubiera una investigación llevada adelante por una mujer pobre sin tiempo para la investigación? Empezó entonces, cuenta la cineasta, productora de "La larga noche de Francisco Sanctis" de A. Testa y F. Marquez y de "Niña Mamá" de A. Testa, un doble trabajo, de escritura e investigación en esas mujeres inmigrantes de Plaza Once, “porque teníamos muy presente las historias de las mujeres migrantes en los 90, cuando recién habían llegado, pero no tanto ahora. ¿Cómo son esas vidas, de qué trabajan?” 

El mundo del trabajo es un interés de Piantanida, a quien le interesaba mostrar esos trabajos “donde hay que poner el cuerpo, donde los cuerpos son muy fuertes, de manera desmedida”. Así, en “Todas las fuerzas” conviven un costado documental con la ficción, “la línea policial, las persecuciones por las azoteas”. Escribiendo esa persecución, se coló el fantástico: “Cuando la perseguida llegaba a la esquina, sin saber qué hacer, anoté, un poco intuitivamente, ‘da un salto un poco más largo que lo humanamente posible’”.

FILMAR AL OTRO

Su protagonista con dones era inmigrante, y escribiendo Piantanida encontró otro escollo: se dio cuenta de que “algo que pasa en las grandes ciudades es que uno ni tiene idea quiénes son sus vecinos. Camino a casa me cruzo con la verdulera, una vecina que trabaja de costurera cerca de casa, son personas que veo todos los días pero no tengo la más mínima noción de su vida”.

El encuentro con esas otras realidad “fue difícil, nos cuesta mucho a las clases medias, aún siendo progresistas, darnos cuenta hasta donde tenemos absolutamente invisibilizados a toda esa cantidad de trabajadores que están completamente asociados a nuestra vida cotidiana: no es que trabajan en una mina a miles de kilómetros de distancia, es la verdulera de la esquina, y no tenemos idea, no nos interesa. Nos cuenta incluso incorporarlos a la argentinidad, de ahí viene eso que dijo Alberto Fernández, que losa argentinos venimos de los barcos… Algo de esa convivencia, de ese desapego, me resultó perturbador en cuanto lo hice consciente”.

Ese encuentro fue enriquecedor, dice Piantanida. “Por ejemplo, muchas de las protagonistas que trabajan en la película son superreligiosas, lo que nosotros llamamos evangelistas, que para mí es un mundo completamente ajeno. Pero acceder a esa fe, escucharla sin los prejuicios que nos genera a nosotros es una experiencia muy profunda”.

Allí también indagó Piantanida en su mundo laboral, “todos esos trabajos precarizados, pero dedicados además a la sustentabilidad de la vida: son trabajos de cuidado, de alimento, de limpieza, sin los que la condición humana no puede existir. Es fuerte ver algo tan vital tan precarizado, siempre en manos de migrantes, siempre al margen”. Por eso, cuenta, “buscamos mostrar esos trabajos, esos circuitos, los recorridos de las mujeres que vinieron a hacer el casting”.

 

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