Fanatismo y nostalgia en los fieles a Cristina
Edición Impresa | 23 de Junio de 2025 | 01:21

Por DEBORA REY
En la esquina de un barrio popular del sur de Buenos Aires, decenas de personas agitaban banderas argentinas y tocaban la bocina, al estilo del clásico festejo de un campeonato mundial de fútbol. Pero su fanatismo no es por un equipo, sino por una líder política presa por corrupción. Desde que la Corte Suprema dejó firme la sentencia a seis años de cárcel e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra la expresidenta Cristina Fernández Kirchner por irregularidades en la obra pública y posteriormente un tribunal dispuso que debe cumplirla bajo prisión domiciliaria, sus militantes peregrinan a diario al edificio antiguo donde reside para jurarle lealtad y reclamar por su libertad.
“Todos estamos acá porque la queremos a Cristina, porque Cristina siempre hizo las cosas bien, más allá que digan que es chorra (ladrona). Por algo dicen que está presa. No importa”, dijo a The Associated Press Isabel Pérez, un ama de casa de 60 años que lleva una bandera argentina enrollada en su cuello.
El Día de la Bandera el peronismo kirchnerista convocó a un banderazo en apoyo a la exmandataria primero frente a su apartamento, pero luego se trasladó a una plaza cercana cuando el Ministerio de Seguridad ordenó vallar el edificio y desplegó a varios agentes.
Una encuesta de la consultora Zubán Córdoba & Asociados realizada tras el fallo de la Corte Suprema, reveló que el 53% de los 1.200 consultados dijo que Cristina es culpable contra 40,8% que la cree inocente. “Está encerrada, es muy injusto, con todo lo que ha hecho por nosotros”, lamentó entre lágrimas Natalia Galván, de 46 años, que recorrió 1.000 kilómetros desde la provincia de Santiago del Estero para apoyar a la también presidenta el Partido Justicialista.
La Justicia dio por probado que la exmandataria incurrió en una “extraordinaria maniobra fraudulenta” contra las arcas del Estado en la licitación para la construcción de carreteras nacionales y provinciales Santa Cruz entre 2003 y 2015, que comprenden la presidencia de Néstor Kirchner y el periodo en que ella fue mandataria.
Las obras viales fueron sistemáticamente adjudicadas a un grupo de empresas vinculadas al también condenado empresario de la construcción Lázaro Báez, cercano al matrimonio Kirchner, con sobreprecios de más del 20%. Se calcula que el desfalco supera los 500 millones de dólares.
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