Así en la tele como en la Rosada
| 19 de Julio de 2025 | 20:00

Chicas, llegó la hora de la verdad. ¿Alguna de ustedes se encamó con el yiojano?
¿De quién, Dorita?
¡Del yiojano patiyudo, que nos prometió un viaje a la estratósfera!
¿Qué clase de pregunta es ésa, Dori?
Es que, después que se estrenó la serie, todos los días aparece una nueva que gozó de las caricias de la “ranita negra”, como lo describe “la One”.
Porque dicen que no dejó títere con cabeza el latin lover de Anillaco. Petiso pero cumplidor. Muy gauchito.
Ahora saltó la Alfano, cuya única misión en la vida parece haber sido ensabanarse a repetición con poderosos de todos los rubros y oficios.
No vi la serie todavía. Estuve entretenida con la guerra en cadena nacional.
¿Cuál de ellas? ¿Entre Shanina y la Iglesias?
¡Naaa! Aunque con lo jodida que es la jermu del futbolista, me encanta que se derrumbe esa falsa imagen de “Familia Ingalls” que se empeña en mostrar.
¡No seas mala, Pupi!
Mala y tóxica es ella, que se lo pasa hurgando en las intimidades de la forrándula, y cuando la cornuda es ella, miente y dice: “No me importa, no me importa, no me importa”. Una dosis de su propia medicina se está tragando la chimentera.
Puntita Latorre no escarmienta, che. Si le gusta la joda, que se divorcie y listo el pollo.
No sé si le conviene. La jermu lo deja en bolainas. Ella es la que maneja la tarasca.
¿Y qué otra guerra se desató esta semana?
Una mucho más peligrosa. Se pudrió todo entre el Presi y su Vice, ¿no te enteraste?
Más de lo mismo. Una constante en nuestra historia política. Los presidentes y sus vices siempre se aborrecieron. Acuérdense del Chacho Alvarez y De la Rúa; de Néstor y Scioli; de CFK y Cobos; de Alberto y Cristina. Como perro y gato. Y si me voy más atrás, Sarmiento y Alsina también se odiaban.
“Villacruel” y traidora, la llama el Peluca. ¡Qué vergüenza! ¿Nadie le dijo que los trapitos sucios no se lavan en público? Son peores que las peleas mediáticas de los programas de chismes. Cringe.
No le importa. Es desbocado por naturaleza. Sin filtro.
¿Vieron que volvió Pergolini, “l’enfant terrible”?
De “terrible”, nada. Se lo ve muy moderado.
Demasiado, diría yo. No ayuda que el programa sea grabado. Le quita frescura, espontaneidad, fuerza. Lo único que me engancha es el momento de la entrevista, siempre que el personaje sea interesante, claro.
Y el pobre “Rada”-Aristarán rema en dulce de leche. Le hace muy bien la segunda.
Hay que darle tiempo. Se irá soltando y aceitando. Hacía falta un “late night show”.
Vos que tenés perro, Leti, ¿por qué no lo llevás al nuevo programa de Guido en el 13? Si hace caca, te llevás un palo.
¡Me estás jodiendo!
¡No! ¡Posta! Si el can hace sólo pis, 100 lucas. Y si hace “number two”, un millón.
¡Qué bajo hemos caído! ¡Cómo extraño “Odol pregunta”, “Feliz domingo”, todos esos programas en los que ligabas premios gracias a tu cultura general o a tus talentos, no por hacer garcar o mear a tu perro.
Para colmo, va a la hora de la cena. O sea, mientras estás masticando la milanga, te atragantás con un primer plano del excremento canino. ¿Entendés?
¡Todo tan escatológico! ¡Todo tan berreta! Los políticos, la tele, las “celebrities”, todo.
Compensemos con un poco de glamour, amigas. ¡Mozo! ¡Cosmopolitan para todas, please! ¡Chin, chin!
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