El “Grito Federal”, una buena oportunidad para el súper IVA

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Jorge Colina

eleconomista.com.ar

La reducción de los derechos de exportación que hizo el Gobierno es la mejor muestra de una reducción de impuestos mal hecha. Sirvió para los aplausos en el discurso de La Rural, pero hasta ahí nomás. Porque hasta fueron bastante tímidos.

El tema es así. El campo tiene como tradicional caballo de batalla en sus demandas sectoriales la baja de las retenciones o derechos de exportación. Entonces, en un “gran” anuncio, el Gobierno dispuso una reducción parcial a los derechos de exportación. En el caso de la carne y el girasol la reducción es del 25% mientras que maíz, sorgo y soja y derivados es del 20%. El principal producto (soja) pasó de una retención del 33% al 26%.

Como tuvo sabor a poco, se anunció también el compromiso de no retrotraer la medida y profundizarla, hasta la eliminación total; eso sí, cuando haya espacio fiscal. No se puso cronograma de espacio fiscal. Por eso tuvo sabor a poco. En el balance del cambio queda que fue mucho para el Gobierno y poco para el campo.

El superávit financiero que tiene el Tesoro nacional es bastante finito. Está en el orden del 0,3% del PBI. Es un logro reconocido porque es superávit, dado que los anteriores gobiernos ni siquiera se habían planteado tener lo. Como mucho se plantearon superávit primario, antes de intereses de deuda. En este marco, haber logrado superávit financiero es hercúleo. Pero no está para andar rifando bajas de impuestos.

En 2024 los derechos de exportación recaudaron 1% del PBI. Si las retenciones de los principales productos bajaron 20% se puede estimar que la pérdida fiscal será, más o menos, de 0,2% del PBI. Poco, como cifra, y mucho al lado del 0,3% del PBI de superávit financiero.

La otra carga impositiva

¿Y el campo qué dice? A viva voz, nada. Pero detrás de las tranqueras están sufriendo otros impuestos más distorsivos y con mayor intensidad que los derechos de exportación. Por caso, tomando la presión tributaria nacional, provincial y municipal que alcanza al 28% del PBI.

Dentro de ella los peores impuestos distorsivos son los siguiente:

El Estado nacional aplica, además de derechos de exportación por el 1% del PBI, el impuesto al cheque por el 1,6% del PBI.

Las provincias son impiadosas con Ingresos Brutos y sus regímenes de pago adelantado que es lo mismo que decir “pago irrecuperable” y el impuesto a los Sellos que mata los contratos con los que recaudan 3,9% y 0,4% del PBI, respectivamente.

Los municipios con sus inmisericordes tasas de industria y comercio que no se sabe bien cuánto recaudan, pero no estarían por debajo del 0,5% del PBI.

O sea con impuestos distorsivos, peores que los derechos a la exportación, que son cheque nacional, Ingresos Brutos y Sellos provinciales y tasas municipales a las ventas, el Estado se está llevando 7,4% del PBI, o sea, más de 1 de cada 4 pesos de la presión tributaria.

En esta perspectiva, la reducción parcial de los derechos de exportación es un gran esfuerzo para el fisco, pero un alivio muy marginal para los del campo. Van a pagar un poco menos de derechos de exportación, pero van a seguir pagando mucho -y posiblemente más- de Ganancias, Ingresos Brutos, Sellos y tasas municipales.

¿Por qué la baja de retenciones estuvo mal hecha? Porque generará aumentos en la recaudación de otros impuestos nacionales, como Ganancias e IVA, que son coparticipables. Esto implica que la mitad de lo que suban estos dos impuestos van automáticamente a las provincias vía coparticipación. Además, la baja de las retenciones mejora el precio de venta de la agroindustria con lo cual subirá la recaudación de Ingresos Brutos, Sellos y tasas municipales.

Entonces, para las provincias y sus municipios la baja de derechos de exportación les remunera mayores recursos por aumento en la coparticipación y recaudación de impuestos propios.

Bienvenido. Que así sea. Pero esto muestra que las bajas de impuestos hay que hacerla con estrategia.

La alianza provincial

En este sentido, la conformación del “Grito Federal”, la confluencia de los gobernadores de Córdoba, Santa Fe, Chubut, Santa Cruz y Jujuy para tener una voz común en el Congreso a fin de defender los intereses de las provincias y contribuir a la gobernabilidad de la Argentina, no debe ser tomado por el Gobierno como una afrenta.

Por el contrario, puede ser un equipo que se arma para una agenda grande y estructural en común: por ejemplo, avanzar en un acuerdo de la Nación con un grupo mayoritario de provincias productivas (como las del “Grito Federal”) para eliminar Ingresos Brutos y tasas municipales creando el Súper IVA.

Así sería una baja de impuestos bien hecha.

 

 

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