“La habitación alemana”: huir para perderse
Edición Impresa | 28 de Septiembre de 2025 | 02:01

En 2017, Carla Maliandi publicó su primera novela, “La habitación alemana”, y sorprendió con un debut que se lee como un mapa del desconcierto. La historia sigue a una mujer de poco más de treinta años que, tras una separación incómoda y un embarazo inesperado, decide escapar a Heidelberg, la ciudad alemana en la que vivió su infancia como exiliada junto a su familia durante la última dictadura cívico-militar en Argentina.
La novela arranca con esa fuga sin explicaciones. La protagonista —sin nombre, narradora en primera persona— llega con poco dinero, sin plan y con la única certeza de que no quiere volver. Se instala en una residencia universitaria donde no encaja: ya no es estudiante, no comparte edad ni intereses con quienes la rodean. Desde ese desajuste se despliega todo lo demás: encuentros fortuitos, vínculos que parecen casuales y que, sin embargo, dejan huella. Hay un romance breve y ardiente, la amistad imprevista con una joven excéntrica y suicida, y la confusa cercanía con un tucumano que busca en ella apenas el reflejo de la patria compartida.
En paralelo, Heidelberg funciona como escenario y como memoria. La ciudad ordenada y pulcra donde todo parece estar en su sitio contrasta con la deriva vital de la narradora. Caminar sus calles es también caminar hacia atrás: aparecen recuerdos de su padre, de la comunidad de filósofos latinoamericanos exiliados, de la vida suspendida entre lenguas y geografías. El pasado retorna a través de un viejo profesor, protegido de su padre, que reaparece treinta años después como un anfitrión confiable en medio de tanta intemperie.
Maliandi construye la novela con capítulos breves, de ritmo ágil, sostenidos por un tono que oscila entre lo melancólico y lo vertiginoso. No hay moraleja ni enseñanza explícita: lo que prevalece es la sensación de caos, de catástrofe latente, de que nada puede preverse. El viaje a Alemania no está guiado por un objetivo claro, sino por la necesidad de moverse, de huir de una vida rota en Buenos Aires para buscar —sin saberlo del todo— un sentido nuevo.
En esa indecisión, “La habitación alemana” dialoga con la literatura de la “Alt Lit”: personajes que deambulan sin certezas, narradores que no terminan de explicar lo que los impulsa, tramas que se mueven como en zigzag. Pero también hay otra capa: la memoria del exilio, esa marca que atraviesa generaciones y que convierte a Heidelberg en una ciudad doble, la de la infancia y la del presente, la de la nostalgia y la del extrañamiento.
Lo que mantiene en vilo al lector es el suspenso: no el de una intriga policial, sino el de un presente que se deshace a cada paso. La protagonista, embarazada y sin rumbo, se enfrenta a una vida que parece a punto de colapsar en cualquier momento. En su deriva, encuentra espejos incómodos de lo que no quiere ver: la soledad, la inestabilidad, la imposibilidad de fijar un camino.
Editorial: Random House
Páginas: 192
Precio: $26.990
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