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Descifran en La Plata una clave del mecanismo que regula el hambre

Un hallazgo hecho por investigadores del CONICET abre nuevas expectativas para lograr inhibir el apetito sin generar efectos indeseados

Descifran en La Plata una clave del mecanismo que regula el hambre

El doctor Mario Perelló en una prueba de laboratorio. El hallazgo concretado junto a su equipo en nuestra ciudad renueva expectativas sobre nuevos tratamientos para adelgazar

29 de Marzo de 2012 | 00:00

Obesidad y estrés, como se sabe desde hace tiempo, se encuentran íntimamente ligados. Una de los responsables de este vínculo es una hormona llamada ghrelina que nos lleva a consumir más alimentos de los necesarios cuando estamos estresados. Desde que se conoce su papel, la industria farmacéutica ha venido buscando alguna droga capaz de inhibirla. Y si bien hasta ahora sus intentos no han tenido demasiado éxito, un hallazgo hecho recientemente en La Plata renueva las expectativas en torno al desarrollo de nuevos tratamientos para adelgazar.

A través de ensayos con ratones, investigadores platenses lograron determinar que si bien la ghrelina incide tanto sobre el apetito como sobre el estrés, la forma en que lo hace en el cerebro es a través de dos circuitos neuronales distintos. Su hallazgo, publicado semanas atrás en la revista Public Library of Science One, podría servir para resolver uno de los principales escollos en la búsqueda de una droga que inhiba a esta hormona sin generar efectos indeseados.

“Sucede que así como la ghrelina regula el apetito también regula otras cosas: el placer por la comida, el estrés y la ansiedad, entre otras. De ahí que hay que ser muy cuidadoso al manipularla. Existen antecedentes concretos que muestran que es necesario un estudio exhaustivo de los mecanismos neuronales antes de exponer a pacientes a manipulaciones de estos sistemas. Por ejemplo, hace unos años llegó a comercializarse en Europa una droga, denominada Rimonabant, que reducía el apetito y el peso corporal de pacientes obesos. Sin embargo, su uso provocó graves problemas psiquiátricos en los pacientes, incluyendo tendencia al suicidio.”, explica el doctor Mario Perelló.

Investigador del CONICET y responsable del equipo de investigación, Perelló -quien comenzó a estudiar la ghrelina en 2008 en la Universidad de Texas- había descubierto ya el año pasado que el aumento de esta hormona no sólo lleva a consumir más alimentos de los necesarios sino también alimentos más ricos en grasas, lo que aumentaría su incidencia sobre la obesidad.

UNA FORMA DE ADICCION

“Uno come porque necesita energía, pero también come por placer. La ghrelina estimula esas dos causas, pero sobre todo la última”, comenta el doctor Perelló, quien menciona que para regular el placer por la comida, esta hormona activa los mismos circuitos cerebrales que la cocaína, lo que podría convertir a la obesidad en una forma de adicción.

“Lo que descubrimos ahora es que si bien la ghrelina estimula a las neuronas para generar tanto apetito como estrés, la forma en que lo hace es a través de distintos neurotransmisores. Todavía no hemos logrado determinar cuáles son esos mediadores pero ya estamos investigando varios candidatos”, menciona el investigador.

La importancia del hallazgo concretado por Perelló y su equipo está en el hecho de que, al comprobar que la ghrelina regula el apetito y el estrés por medio de circuitos disociados, tal vez se pueda encontrar en un futuro la forma de controlar la acción de uno sin afectar la acción del otro. En otras palabras, reducir las ganas de comer, sin reducir las ganas de vivir.

La investigación sobre ghrelina, que es financiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, la Fundación Florencio Fiorini y la International Brain Research Organization, involucra, además de Perelló, a la licenciada Agustina Cabral, la doctora Olga Suescun y el doctor Jeffrey Zigman en el ámbito del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular de La Plata (IMBICE), una institución dependiente del CONICET y de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires.

GHRELINA

La ghrelina aumenta cuando una persona tiene hambre, ya sea antes de una comida o luego de una ayuno prolongado, pero también en condiciones de estrés, cuando orquesta una serie de respuestas que llevan a conseguir alimento. El equipo platense demostró este fenómeno en ratones modificados genéticamente

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