19 de Febrero de 1999 | 00:00
Con la muerte de Tania, la legendaria cancionista y ex compañera de Enrique Santos Discépolo, desapareció uno de los últimos mitos del tango que, con su personalidad, marcó una época en la interpretación femenina del género.
Tania había nacido en Toledo (España) como Ana Luciano Divis, comenzó a cantar allí bajo el nombre de Lucianito para diferenciarse de su hermana mayor, luego fue Tania Visdi, más tarde Tania Mexican y, cuando en 1927 llegó a la Argentina, se dio a conocer como Tania a secas.
A su llegada a Buenos Aires, también habría alterado su fecha de nacimiento, inscribiéndose como nacida en 1908 cuando en realidad su llegada al mundo habría sido muy anterior. Algunos, hasta aseveran que había nacido en 1895. Ella nunca dijo su edad, ni siquiera a los médicos que la atendían.
Una vez en el ambiente artístico local, fue rebautizada como "la gallega de Toledo" (distinguiéndola de "la gallega de Málaga" Anita Palmero) y "la actriz del tango".
En la tierra del dos por cuatro, comenzó a hacerse conocida con repertorios de cuplés y tonadillas, pero pronto incluyó tangos como "Fumando espero", "Rosas de otoño", "Sentencia" y "A la luz de un candil", obteniendo su consagración con "Esta noche me emborracho", de Discépolo, quien luego formó con ella pareja amorosa y artística durante 24 años.
Acompañada por Roberto Firpo, cantaba cada noche en el Follies Bergére o en el teatro Casino y, allí por los años '30, la hondura y personalidad de su voz se instaló en la radio, comenzando a escribir una historia que la llevó por emisoras como Prieto, París, Del Pueblo, El Mundo (junto a Discépolo y Mariano Mores, en distintas épocas) y Belgrano.
Discográficas como Columbia, Víctor, Odeón, Music Hall y Magenta llevaron sus tangos al disco, y Luis César Amadori fue el primer cineasta que la dirigió como actriz (en "El pobre Pérez", de 1937), en una carrera que tomó forma definitiva junto a Discépolo, en "Cuatro corazones" (1939) y "Caprichosa y millonaria" (1940, junto a Paulina Singerman).
Su facilidad para la comedia también tuvo como escenario el teatro donde encarnó a una mucama negra en la opereta "La Perrichona"; actuó e interpretó "Tres esperanzas", en el memorable "Wunder Bar"; participó de "Winter Garden", hizo "Blum", de Discépolo y Julio Porter; y dirigió y protagonizó obras en los teatros Presidente Alvear y Grand Splendid.
También actuó en "Las preciosas ridículas" de Moliére, bajo la dirección de Marcelo Lavalle en el Teatro de la Cova en Martínez, y luego en el Odeón, a las órdenes de Yirair Mossaian.
Junto a Discépolo recorrió Europa y América y conoció a grandes de la canción, y, como homenaje a él -fallecido en 1951-, en 1963 inauguró "Cambalache" en Libertad casi esquina Córdoba, un pequeño local que amparaba a un género que, por esos años, no tenía cabida en los medios masivos.
"La botica del angel", de Eduardo Bergara Leumann, y "El erizo incandescente", de Diego Luis Pedreira, la tuvieron también en su cartelera, y fue Bergara Leumann quien la convocó para interpretarse a sí misma en "Los 100 rejóvenes años", en el aniversario de Mar del Plata, junto a Mecha Ortiz, Jorge Luz travestido de Tita Merello y Gloria Montes en la piel de Libertad Lamarque.
Esas mujeres eran las que, según ella, le pusieron un sello distintivo al tango: "En nuestra época todas teníamos una personalidad definida. Tita Merello era loca y buena como siempre, Libertad Lamarque cantaba como un pajarito, y yo era una 'disseur' más que cantante, porque cuando llegué a la Argentina hacía 'couples'. Tuve esa influencia, pero me adapté rápido al tango", dijo en una de sus últimas entrevistas.
"Ahora -decía- las mujeres cantan como los hombres. Gritan mucho y, cuanto más gritan más les gusta. A esta chica Adriana Varela yo le armaría un repertorio con temas como 'Tiempos viejos', 'El ciruja' o 'Mano a mano', y le aconsejaría que no cante ni 'Garúa' ni 'Uno'. En fin, ella sabrá lo que tiene que hacer".
En 1993, hizo una de sus últimas apariciones cuando festejó su cumpleaños en la sede de Aptra, por iniciativa de Leumann, donde compartió escena con rockeros como Fito Páez en un show titulado "El descubrimiento de América".
"Siempre que el gordo (Leumann) habla de mí lo hace recordando el descubrimiento de Colón. No sé porque le surge ese recuerdo", analizó oportunamente Tania, coronando la ironía con su infaltable sonrisa.
El compositor Mariano Mores y el actor Osvaldo Miranda recordaron ayer con simpatía la personalidad de Tania, y destacaron su vitalidad, sentido del humor y el amor que la unió con Enrique Santos Discépolo, poeta y autor de la letra de famosos tangos.
"La 'gallega' era muy anciana. Yo esperaba que estuviera al lado de su marido, y para Enrique (Santos Discépolo) es hoy una felicidad tenerla junto a él", señaló conmovido Mores, en declaraciones formuladas desde la ciudad de Mar del Plata. El popular autor de "Cuartito azul" y "Taquito militar" indicó que últimamente "la veía muy poco, pero la llevaba en el corazón". Destacó, además, que Discépolo "fue para mí como un padre espiritual".
Respetuosos, tanto él como Miranda pusieron en duda la leyenda que atribuye a Tania haber sido la fuente de inspiración de algunas de las obras de "Discepolín", en las cuales "había un dramatismo un poco exagerado, pero era el sentimiento que tenía por el tango", tal como explicó Mores.
Miranda, incluso, puntualizó que el popular Discépolo tenía un "delirio" por Tania, y "no podría haber dicho de ella que era 'sola, fané y descangayada'", y sostuvo que "van por cuenta del público" las historias al respecto. El veterano actor, ante la muerte de la popular cantante, dijo que prefería considerar que Tania "se fue de gira". Además, dijo que, en realidad, la cantante tenía 105 años de edad.
Destacó la vitalidad que tenía, al contar que hasta épocas recientes "comía revuelto de panceta con huevo frito" y tomaba whisky, que el propio Miranda le regalaba.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE a esta promo especial
Para comentar suscribite haciendo click aquí