Fue un parto difícil lograr que se votara un desagravio a Balza

El vicegobernador Felipe Solá dijo ayer que "el Senado no va a permitir que se eche así a un valiente...", recordando las palabras que pronunció Cruz antes de defender a Martín Fierro, para explicar el significado que tendría el posterior acto de desagravio al ex jefe del Ejército, Martín Balza, convertido anoche, en el recinto, en una declaración de repudio a su reciente expulsión del Círculo de Oficiales Retirados de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, la jornada fue muy tensa porque la Alianza mantuvo reticencias durante varias horas hasta que finalmente bajó al recinto.
Solá formuló esas y otras expresiones -"tuvo la valentía necesaria para formular una autocrítica sobre los años de plomo de la dictadura militar"- flanqueado por el propio Balza y por el titular del bloque del PJ, Luis Genoud, que motorizó junto al vice la inédita movida legislativa.
En esa ronda de prensa no estuvieron los jefes de los bloques radical y del Frepaso, Carlos Pérez Gresia y Eduardo Sigal, que en esos mismos momentos enfrentaban los virtuales "levantamientos" de la mayoría de los legisladores de esas bancadas, inquietos esencialmente, según trascendió, ante "el hecho formal de que Balza se encuentra procesado en estos momentos" (por el desvío ilegal de armas a Croacia y Ecuador), aunque no habría sido ésa la única explicación de la reticencia de los aliancistas.
Las especulaciones corrieron parejas con los trascendidos, en horas que comenzaron a pasar lentas y embarazosas. Así se aseguró que algunos legisladores aliancistas temían estar prestándose a un acto público de virtual homenaje "a una persona que, como Balza, a lo mejor aparece dentro de poco como candidato en alguna lista del PJ bonaerense".
Tanto Solá como Genoud fueron consultados -con algunos eufemismos parlamentarios, ya que Balza estaba al lado de ellos- sobre lo que estaba ocurriendo en la vereda aliancista. Es que a esa misma hora se redactaban laboriosos y muy negociados retoques al primer proyecto de declaración, originalmente firmado por los tres presidentes de bloque, para "lavar" un poco más el texto- pero los peronistas relativizaron esos matices: "hay una postura inalterable en la Cámara en cuanto al repudio a la expulsión y en la valoración positiva que se hace de la autocrítica que formuló Balza hace varios años", dijeron ante la prensa.
Balza, quien luego presenció la sesión desde uno de los palcos del recinto, explicó que "las causas invocadas por el Círculo Militar sobre mi expulsión son infundadas y falsas" y aseguró que "esconden el motivo real que fue mi disenso con algunos miembros por su actuación durante el Proceso de Reorganización Nacional". En cuanto al desvío de armas, tras reiterar su no participación en la cuestionada operación, dijo que la responsabilidad recaía "en quienes firmaron los decretos, particularmente los ministros" y estuvo enfático cuando eximió de responsabilidad al entonces presidente Menem.
El militar descartó que "vaya a participar en la política, porque no tengo condiciones para hacer política" y negó haber recibido propuestas de algún partido, aunque después detalló -sin que ningún periodista se lo hubiera preguntado- que había nacido en Salto y que se sentía "bonaerense".
Finalmente, ya con los legisladores en el recinto -y tras prolongadísimos homenajes a Perón, a Yrigoyen y a Alem, con la paciente presencia de quinteros de Pereyra Iraola que aguardaron durante horas la sanción, concretada anoche, de la ley que crea una comisión bicameral de estudio- la declaración de repudio a la expulsión de Balza fue fundamentada por Genoud, Sigal y Pérez Gresia.
"Lo ocurrido en el Círculo Militar constituye un hecho vergonzoso y lamentable", dijo Genoud. Los aliancistas Pérez Gresia y Sigal coincidieron pero enfatizaron en que "más que a una persona", esta decisión del Senado venía a enaltecer "una autocrítica que revisa el terrorismo de Estado" (Pérez Gresia) y a repudiar "un acto de revanchismo y de reivindicación de la dictadura militar" (Sigal).