Talca, un cóndor platense que vuela en el cielo venezolano

"Venezuela, martes 10 de abril de 2001, 01:25 pm. Queridos amigos, acabo de bajar del sitio de liberación, en el ático dentro del Parque Nacional Sierra Nevada del estado de Mérida. La situación de los cuatro cóndores liberados es la siguiente: los dos cóndores argentinos recibieron la siguiente identificación, Talca (cuyo origen es el Zoológico de La Plata), lleva en su ala el número 27. Mientras que Huoataiquenta (zoo de Buenos Aires), lleva el número 17. Las hembras de Cleveland (EEUU), aún no tienen nombre pero sus números son 15 y 30 respectivamente. El 15 y el 17 están rezagados en el sitio de liberación y han caminado en los alrededores mientras que el 27 parece ser más vivo y aventajado que los otros y el 30 le sigue", cuenta el mail enviado por Franklin Mendoza, coordinador educativo de la Fundación Bioandina de Mérida, al licenciado en zoología Carlos Galliari, quien la exhibe con orgullo porque Talca, el "más vivo y aventajado", es parte de la familia del zoo local cuyo director es Galliari desde hace tres años.
Es la noticia más fresca de esa magnífica aventura ecológica y solidaria de la que participa nuestro Zoológico junto al de Buenos Aires y al de Roque Sáenz Peña (Chaco) para tratar de salvar al cóndor andino, extinguido ya en gran parte del continente, porque "los zoológicos deben dejar de ser exhibidores de animales para convertirse en lugares de reproducción para las especies en peligro de extinción". Galliari cuenta que "el Proyecto Cóndor Andino nació como idea en 1991 pero fue en 1994 cuando los tres zoológicos fundaron el proyecto. Esto permitió generar las primeras parejas reproductivas de cóndores, algo que no se había logrado hasta ese momento. La pareja de cóndores debe estar sola para que se reproduzcan y antes se las tenía en jaulas con otras aves".

La primera cría, o mejor dicho el primer huevo, se logró en el zoológico platense en 1996. Porque una vez puesto, el huevo fue retirado para incubarlo artificialmente en el zoológico de Buenos Aires que contaba entonces con esa tecnología. Allí se fueron criando luego en situaciones muy particulares, dado que los pichones no verán nunca a un ser humano y se apelará a títeres con aspecto de cóndor para que los pichones comiencen a relacionarse con su especie. Se los aloja en jaulas vidriadas con espejo de tal manera que son vistos pero ellos no ven hacia afuera. Allí se les construye una especie de nido. Los títeres los estimulan como si fueran sus padres. Los estimulan, los acarician con el pico y recorrer el lugar para lograr un "imprinting" con su propia especie. Cuando ya tienen determinado porte, se los traslada -siempre sin ver a humanos- a una jaula aledaña a la de una pareja adulta de cóndores para que las identifiquen. La alimentación también va variando para enseñarle a comer carroña, que es como se alimentará una vez liberado.
"Es un lento aprendizaje y que no vea al hombre es importante dado que es su principal depredador y así se evita que se familiarice con él. Las aves tienen un comportamiento particular que Lorenz describió perfectamente. Si un pato, por ejemplo, al nacer ve a un hombre lo sigue porque cree que es su madre. Por eso, en este caso, cuando nace la cría lo que ve es un par de títeres que representan al cóndor y el pichón los adopta como sus padres. Lo mismo más adelante cuando se los coloca en jaulas junto a otras en donde hay cóndores adultos. Lo que se busca es criarlos en cautiverio pero de manera similar a los silvestres".
Cuenta el director del Zoológico local que el cóndor se extinguió totalmente en Venezuela, su presencia se ha reducido notablemente en Colombia y Ecuador y en nuestro país ha restringido sus áreas. "Recién cuando el cóndor tiene dos años está en condiciones de ser liberado. Nosotros hemos participado en dos experiencias. La primera fue una prueba piloto que se hizo liberando las crías en 1997 en el Valle Encantado, en la provincia de Río Negro. Eran los primeros y se ganó en experiencia. La estrategia establece numerar los cóndores y colocarles unos chips muy livianos y pequeños lo que permite que sean rastreados satelitalmente. El chips emite señales de posición".
"Aquí nacieron ya varios cóndores. De los cinco liberados en la Patagonia, dos eran nuestros y están ya a 250 kilómetros de la zona en donde fueron liberados lo que es un buen índice, porque quiere decir que están bien. Una vez elaborados los datos que se habían recibido y la certeza de que el proyecto era exitoso, se firmó un convenio con Venezuela y se liberaron en 1999, seis ejemplares en Mérida. De nosotros había dos pero el macho murió electrocutado al poco tiempo al chocar con sus alas en cables de alta tensión. El otro ejemplar es una hembra, Talca. Y por las noticias recibidas el pasado martes, está bien y es la más madura del grupo".
Esta tarea no es solitaria y debe atender también las causas de la extinción del cóndor andino en Venezuela, que fue su caza indiscriminada. Los lugareños confunden al cóndor con un animal cazador y no es así, come carroña, por lo tanto se ha establecido una tarea educativa en la zona en la que fueron liberados. Mendoza en su mail cuenta que "hoy mismo parto para Guaimaral, una comunidad rural en donde nos advirtieron que había problemas de caza indiscriminada y la actitud de agresión hacia la fauna silvestre. Estaremos allí mañana. Dios nos conceda su bendición para llegar al corazón de esta gente, para que nos permitan reintroducir el cóndor andino en el único lugar en donde podrá estar a salvo para siempre: el corazón de las personas".
El títere actúa como los padres de una cría de cóndor en cautiverio. Jamás tomarán contacto con hombres hasta que no logren su independencia, lo que les permitirá ser liberados

En la foto superior, una de las crías tratada por un especialista y a la izquierda, el director del zoológico local, Carlos Galliari, ante la tradicional jaula de los cóndores. Hubo que separarlos del resto de las aves para que comenzaran a reproducirse en cautiverio