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El pejerrey bonaerense quiere convertirse en producto de exportación

El pejerrey bonaerense quiere convertirse en producto de exportación
29 de Marzo de 2002 | 00:00
La historia se remonta a mediados de los años '60, cuando un grupo de inmigrantes japoneses llevó pejerreyes de la laguna de Chascomús hasta la prefectura de Canagawa, en el archipiélago japonés. Los años pasaron y los japoneses convirtieron al pejerrey criado en cautiverio en una industria que provee a importantes restaurantes del archipiélago, donde se tiene predilección por una carne considerada en ese país tan buena como exótica. Pero en los últimos meses, huevos de aquellos pejerreyes -caracterizados por haber desarrollado con los años aptitud para vivir en cautiverio- volvieron a Chascomús en el marco de un proyecto de investigación encarado conjuntamente por instituciones argentinas y japonesas, que aspira a generar tecnología con miras a cultivar pejerreyes para vender en el mercado externo.
"El primer paso para el que actualmente se trabaja consiste en obtener reproductores en cautiverio que quedarán en la Argentina, mientras paralelamente un equipo estudiará las potencialidades de las lagunas bonaerenses para la producción", explica a EL DIA Gustavo Somoza, investigador adjunto del CONICET, que trabaja en el proyecto del que participan entidades argentinas y japonesas.
Según indicó Somoza, "a través de la investigación, la Provincia y el país se benefician mediante la incorporación de animales genéticamente adaptados al cautiverio, mientras que Japón gana experimentando con el desarrollo de tecnologías de producción más extensivas".
Claro que para que exportar pejerreyes se convierta en una realidad concreta sería necesario abrir nuevos mercados similares al japonés para una especie poco difundida internacionalmente y adecuar las leyes vigentes que actualmente sólo permitirían la explotación en los ojos de agua que se encuentran dentro de propiedades bonaerenses, dice Somoza.
"Actualmente, el pejerrey que se consume en el mercado interno deriva de la casa furtiva y no hay un marco legal que reglamente una producción intensiva en cautiverio como la que se trata de promover a través de la investigación", dice Somoza.
El emprendimiento, afirman los científicos involucrados, también podría permitir a los japoneses cultivar en Buenos Aires a un menor costo los pejerreyes que hoy se producen en la isla de Honshu, moviendo una importante industria de alimentación sobre la base de granjas. Y abre la posibilidad de que la provincia incorpore una industria intensiva en mano de obra.

LA ACTIVIDAD EN CHASCOMUS
Uno de esos científicos es Yoshioki Shirojo, director de la estación de piscicultura de la prefectura de Canagawa (Japón), quien llegó recientemente a Chascomús para trabajar en el proyecto que se desarrolla en esa ciudad desde hace seis meses.
Allí, sumergidos en tanques cilíndricos, los pejerreyes descendientes de peces japoneses eluden el choque con los bordes de los recipientes, una de las más importantes habilidades derivadas de las varias generaciones cultivadas en cautiverio en el Japón.
El trabajo consiste en consolidar ahora, a nivel local, las tecnologías aplicadas durante décadas por los japoneses: entre ellas, la producción y manutención de reproductores cautivos, la siembra y manejo de cultivos y la cosecha y procesamiento, explica Somoza.
Los científicos son optimistas aunque también pacientes. Saben que el cultivo a escala de pejerreyes cautivos es ventajoso tanto en lo económico como en lo ambiental, en una provincia donde hay lagunas y espejos de agua suficientes como para garantizar una importante producción.

VENTAJAS AMBIENTALES Y ECONOMICAS
Entre las ventajas que encuentran destacan la adaptación del pejerrey al ecosistema bonaerense, lo que determina, además, que el impacto ambiental de la práctica sea muy bajo.
Pero hay todavía más ventajas, como los bajos costos que requiere alimentar al pejerrey, que consume animales casi microscópicos, destacan.
Después de eso, los científicos analizan el desafío que implicará crear mercados mundiales para colocar al pejerrey producido en cautiverio, ya que las ventaja de la producción serían, sobre todo, la calidad exportable de una explotación no tradicional.
De la investigación participan el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas y el Tecnológico de Chascomús (IBB-Intech), dependiente del CONICET, el Instituto Hidrobiológico de Chascomús y la Agencia de Cooperación del Japón (JICA), entre otros organismos.
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