Kirchner, en guardia ante las Fuerzas Armadas

El pase a retiro del jefe de la Fuerza Aérea Argentina, Carlos Rohde, reactivó una ofensiva que el presidente Néstor Kirchner puso en marcha ante las Fuerzas Armadas desde el mismo momento de su asunción, con depuraciones, actos reivindicatorios y demostraciones de fuerza.

Una "purga" inicial de 52 militares, la reactivación de las causas contra los implicados por la represión ilegal de los '70, el retiro de los cuadros de Jorge Videla y Reynaldo Bignone del Colegio Militar, junto con la creación del Museo de la Memoria en la ESMA y la advertencia sobre una conspiración de ex militares marcaron la relación del jefe de Estado con el ámbito castrense.

Poco antes de cumplir dos años de gestión y movilizado por el escándalo por narcotráfico en Ezeiza, Kirchner ordenó el relevo de varios brigadieres y refrescó así aquella decisión tomada 48 horas después de asumir la Presidencia de la Nación.

Precisamente, el 27 de mayo de 2003, Kirchner descabezó a la cúpula militar: pasó a retiro a 27 generales, 13 almirantes y 12 brigadieres, incluyendo sus jefes, y al máximo responsable del Ejército, Ricardo Brinzoni, quien fue sustituido por Roberto Bendini.

En rigor, ubicó al frente del Ejército a un oficial de confianza, cuyo nombramiento promovió el pase a retiro de todos los generales que se encontraban por encima en el orden de sucesión del anterior jefe.

Esa circunstancia se repite ahora con la designación de Eduardo Schiaffino en reemplazo de Rohde, quien precisamente había asumido el cargo como consecuencia de la primera depuración.

Y así como Bendini, que se desempeñaba como comandante de la XI Brigada Mecanizada, con asiento en Río Gallegos, Schiaffino también tenía llegada a Kirchner en su condición de jefe de la Región Aérea Sur, con asiento Comodoro Rivadavia.

El cambio de timón castrense quedó concluido a mediados de junio de 2003, cuando -además de Bendini- asumieron Jorge Chevallier como jefe del Estado Mayor Conjunto, Rodhe al frente de la Fuerza Aérea y Jorge Godoy como titular de la Armada.

En aquella oportunidad, el recambio generó un profundo malestar en los cuadros afectados de las distintas fuerzas y el portavoz fue Brinzoni, quien advirtió que "la intriga política sobre los cuarteles parece regresar después de 20 años".

LA CONTIENDA SIGUIO

Ya en 2004, el jefe de Estado se esmeró en mantener los vapores de la contienda con algunos sectores de las Fuerzas Armadas, al respaldar la reapertura de las causas por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

La crispación volvería el 24 de marzo, cuando Kirchner decidió "pedir perdón por parte del Estado" por la represión militar en los '70, con una serie de actos en el vigésimo octavo aniversario del golpe militar de 1976.

Ese día por la mañana ordenó el retiro de los cuadros de Videla y Bignone de una de las paredes del Colegio Militar de la Nación, y más tarde presidió un acto en la Escuela de Mecánica de la Armada donde anunció la creación de un Museo de la Memoria.

Disconformes con el retiro de los retratos de los dictadores, en ese momento pidieron su pase a retiro el jefe del Personal del Ejército Rodrigo Soloaga y el director Nacional de Inteligencia Militar, Jorge Cabrera.

Tiempo después, el 20 de mayo, el Presidente denunció en su círculo íntimo un presunto complot contra su gobierno generado por ex militares, quienes se reunieron en el Casino de Oficiales del Regimiento Patricios, junto con políticos y otras personalidades.

Kirchner se enteró del encuentro y mandó inmediatamente a su ministro de Defensa, José Pampuro, quien irrumpió en el edificio junto a algunos jefes militares en funciones.

Luego de esos actos, la tensión cedió y Kirchner regresó nueve meses más tarde al Colegio Militar, donde instó a los recién egresados a nunca levantar los sables simbólicos que estaban recibiendo contra "otros hermanos argentinos".

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