Chicos con obesidad, más expuestos al acoso escolar

La obesidad infantil, un flagelo que crece a un ritmo acelerado en el mundo de la mano del sedentarismo y la mala alimentación, ya había sido asociada a trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión y la baja autoestima. Ahora, un nuevo estudio afirma que los chicos que la padecen tienen un mayor riesgo de sufrir acoso escolar. Y si bien trabajos anteriores sugerían esta posibilidad, el nuevo estudio es el primero que analizó a éste junto a otros factores como el status socioeconómico, la raza y el rendimiento académico, concluyendo que los chicos con sobrepeso son más vulnerables que los que tienen alguna de las otras características enumeradas, frente al acoso.

Los especialistas esperan que los resultados del estudio permitan mejorar las estrategias de intervención sobre los casos de maltrato y que a su vez sean tenidos en cuenta por los médicos que se dedican al tratamiento de la obesidad infantil.

Uno de las advertencias que los especialistas hacen oír en torno a este problema es que frecuentemente es minimizado en las escuelas, cuando muchas veces tiene graves consecuencias.

El acoso escolar es un problema histórico de las escuelas que en los últimos años genera una mayor preocupación de los especialistas a partir de casos resonantes y de la aparición de nuevas modalidades de acoso, basadas en el uso de nuevas tecnologías (ver aparte).

El trabajo fue realizado por el departamento de Pediatría de la Universidad de Michigan y pone de relieve, además, que ese riesgo se incrementa entre los 9 y los 11 años.

Para los especialistas este dato no resulta sorprendente: precisamente es en ese rango de edad cuando los chicos se basan más en el aspecto externo para elaborar un concepto de los demás.

Hasta este trabajo, otros estudios, como uno realizado en 2005 por los especialistas J.Mahoney y H.Lord prevenía que los chicos con obesidad eran menos aceptados por sus pares y más propensos a sufrir acoso, pero sin comparar con otras variables.

EL ESTUDIO

Los investigadores tomaron un total de 821 chicos de entre 8 y 11 años para hacer el estudio, entre los cuales el 17% era obeso, el 15% tenía sobrepeso, el 50% era varón y el 81% era de raza blanca. Lo que se consideró fue el vínculo entre el peso de los chicos estudiados, los otros factores mencionados y las posibilidades de ser objeto de abuso.

Para lograr el objetivo se les dio a los chicos, a sus padres y a sus docentes un cuestionario que debieron responder en el cual el 25% de los chicos obesos reconocía ser víctima de abusos. Mientras tanto, los profesores indicaban que el porcentaje de chicos obesos alcanzaba al 34% y las madres elevaban ese porcentaje al 45%.

Mientras tanto, los cuestionarios realizados a los chicos que tenían algunos de los otros rasgos diferenciadores considerados, las situaciones de acoso se mantenían en porcentajes similares al promedio.