Cayó en el país uno de los jefes narcos más poderosos del mundo: tenía un ejército

Había conseguido salvarse de todas las trampas y emboscadas. En buena medida, en eso consistía su vida: en escapar. Nacido en las populosas barriadas de las periferias de la ciudad de Medellín, en Colombia, Henry de Jesús López Londoño había pasado de ser un insignificante “lavaperros” -como llaman a los miembros de las organizaciones mafiosas que se encuentran en la parte más baja de la jerarquía-, a convertirse en uno de los jefes narcos más peligrosos del mundo.

Desde hace 20 años las fuerzas de seguridad lo querían tras las rejas. Y sus enemigos de organizaciones narcotraficantes y paramilitares lo preferían muerto. Por eso ‘Mi Sangre’, como lo conocían, había perfeccionado el arte de esfumarse, llevando una vida al límite en la que el mínimo descuido se paga con la cárcel.

Y eso es lo que le ocurrió anteayer, cuando Londoño, también conocido como ‘Carlos Mario’ o ‘Salvador’, fue detenido al llegar al restaurante “Fettuccine Mario”, ubicado en la calle San Martín y la ruta 8, en Pilar. Iba a realizar una reserva para cenar junto a su esposa, su hijo y algunas personas de su círculo íntimo. Pero la Policía ya lo tenía en la mira.

Es que, a pesar de ser uno de los criminales más buscados del mundo, el capo narco llevaba en nuestro país “una vida de dandy”: tenía cinco casas en campos y countrys de la zona norte, se movía en autos blindados de alta gama y tenía al menos diez custodios. Y siempre estaba acompañado por un individuo conocido con el alias de ‘Jorge’, encargado de su seguridad (ver página 19).

“Se dio un golpe mortal al narcotráfico”, destacó el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni y el propio presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, a través de su cuenta en la red social Twitter, agradeció a las autoridades argentinas por la captura.

“Mi Sangre” logró ascender en la banda de “Los Urabeños” tras la muerte de su primo, un narco conocido como “Giovanni” y se había consolidado como “el mayor proveedor de cocaína” del poderoso cartel mexicano de Los Zetas (ver recuadro).

Ahora, tras la detención, en forma paralela la Justicia bonaerense investiga si el colombiano fue quien ordenó ejecutar a los dos ciudadanos de su país asesinados en 2008 en el shopping Unicenter de Martínez y si proveyó cocaína a los hermanos Juliá en el caso del “narcojet”.

CON PASAPORTE FALSO

Hace dos años, la presión de las fuerzas de seguridad obligaron al capo narco a abandonar su país. Y a fines del 2011 ingresó a la Argentina con un pasaporte falso de nacionalidad venezolana. Durante ese tiempo, a “Mi Sangre” se lo buscó en toda Sudamérica y hubo dos operaciones previas a las de anteayer para detenerlo. Una fue en Argentina y logró escapar, y la otra en Paraguay, pero fue abortada al coincidir con la destitución contra el ex presidente Fernando Lugo, en junio pasado.

Pero esta vez, a Londoño su habilidad para escapar no le alcanzó. Hace tres meses que lo venían siguiendo. Por entonces, la ministra de Seguridad Nilda Garré recibió la visita de autoridades de la Policía de Colombia. Le dijeron que el jefe narco se había instalado en el país, y le aportaron datos de inteligencia que aseguraban que se hallaba en la zona de Nordelta.

“Ellos no sabían el lugar exacto en el que se alojaba pero sí la zona”, dijo la ministra. Y en un trabajo conjunto del que participó Secretaría de Inteligencia (SI) se logró determinar dónde estaba refugiado.

La búsqueda implicó que se colocaran “tecnologías de control técnico” en autos de alta gama en los que se movilizaba, además de rastreos telefónicos. Y el director de la Policía de Colombia, general José Roberto León Riaño, dijo que hubo una persona que entregó información clave: sería un desertor de las filas de “Mi Sangre”, a quien se le entregaría una recompensa de hasta 600 mil dólares.

Finalmente anteayer se consiguió romper el férreo anillo de seguridad que rodeaba al narco. Se supo que circulaba en un vehículo marca Audi y que presuntamente acababa de mantener una reunión con capos de la mafia mexicana. Cuando lo capturaron, estaba más flaco y tenía el pelo más largo respecto de la única imagen pública que se conocía de él.

Ayer, bajo un fuerte operativo de seguridad, que incluyó un helicóptero y decenas de efectivos de grupos especiales, Londoño fue trasladado a los Tribunales de Retiro, donde se le notificó que hay un pedido de extradición por parte de la Justicia de Colombia y de los Estados Unidos (ver aparte).

“Esta es una causa política inventada en Colombia”, le dijo al juez federal Sebastián Ramos. Así, el hombre que soñó con ser amo y señor de Medellín, que escaló en el mundo de las drogas a punta de alianzas y traiciones, empezaba a elaborar una estrategia judicial que le permita volver a esfumarse.