La tragedia en el Delta reactiva los controles por la seguridad en el río

¿Puede ocurrir en las aguas locales del Río de La Plata una tragedia similar a la sucedida recientemente en el Delta, donde una nena de dos años -ver aparte- perdió la vida tras un choque entre un yate y una canoa?

Para los especialistas de la Prefectura local, quienes permanentemente patrullan la zona realizando controles y tareas de prevención entre quienes practican deportes náuticos, es improbable por varios motivos. "Pero la fatalidad -dicen- siempre puede estar presente y de la mano de la imprudencia, cualquier cosa puede pasar. Por eso se hacen tantos controles, y a veces la gente se queja, pero es preferible eso y no tener después que lamentar accidentes, porque el río no tiene gajos y las embarcaciones no tienen freno".

A la hora de comparar uno y otro escenario, para la gente de Prefectura las diferencias son notables. "En el delta -explican- se navega por un solo canal, la cantidad de embarcaciones que por allí circula es muy superior a las de acá y por lo tanto, el peligro es mucho mayor. El delta es como la Panamericana y nuestro río como una avenida de mano única. De todos modos, el peligro siempre está y todas las prevenciones resultan pocas para evitar accidentes. De hecho, desde Punta Lara hasta la Balandra e incluyendo a Río Santiago, hace por lo menos siete años que no se producen accidentes en toda esta zona".

LOS CONTROLES

Para ingresar al río con una moto de agua en Punta Lara, la más pequeña de las embarcaciones a motor que circulan por la zona, se encuentran disponibles cuatro bajadas, la propia de Prefectura, la de Sepuba, la de Gasav y en La Playita. Y quienes ingresan deben mostrar el carnet de conductor náutico, la cédula de titularidad de la embarcación y los certificados de matrícula y de elementos de seguridad, y con estos, un silbato, bengala, chaleco y matafuego.

"En cualquiera de las bajadas los navegantes deben alejarse de la costa a marcha lenta, y solo pueden realizar maniobras como giros y saltos más allá de los 200 metros río adentro, lo que está señalizado con boyado. Si no se cumple con esto se los saca del agua", sostienen desde Prefectura.

Claro que además de motos de agua, que es la embarcación que en mayor cantidad se aprecia en las playas de la región, también suelen ingresar, especialmente durante los fines de semana, semirrígidos, gomones, jet sky y kite surf, unas tablas con velas que pueden resultar muy peligrosas y cuya actividad aún no se encuentra reglamentada.

"En toda esta zona -señalan los especialistas- el río es muy seguro, y por eso justamente viene mucha gente del Gran Buenos Aires a practicar deportes náuticos, para escaparle a los peligros del delta. Pero todos deben mostrar para navegar la documentación correspondiente, porque quienes controlan la seguridad deben conocer la identidad de quien está en el agua, por su propia seguridad".

DEPORTISTAS Y BAÑISTAS

"La prevención debe estar desde los dos sectores, de quienes practican deportes náuticos y también de los bañistas", sostienen por su parte Ornella Valenzuela y Marianella Aguilar, guardavidas de La Playita de Punta Lara.

"Esta es una bajada pública -señalan- y quienes ingresan al río con embarcaciones deben alejarse más de 200 metros de la gente que se baña en el río. Generalmente eso se respeta, pero nosotros debemos estar muy atentos, porque una mala maniobra pueden provocar una tragedia. Tampoco el público debe progresar más allá del agua en la cintura, porque después de eso solo se divisa una cabecita, y muchas veces no es visible para el deportista. En las bajadas náuticas, la gente no debiera ingresar al río, pero durante los fines de semana todo se mezcla y eso puede resultar peligroso. Pero acá no hay tantas embarcaciones como en el delta, la mayoría de sus tripulantes se conocen, y afortunadamente en los últimos años no se debieron lamentar accidentes".

"De todas las embarcaciones que circulan por esta zona -destacaron las guardavidas- las más peligrosas, por cantidad y velocidad, son las motos de agua, pero en el río, hasta un kayak puede ser muy peligroso. También está el tema de quienes practican canotaje, pero ellos lo hacen generalmente durante los días de semana, cuando no hay tanta gente, y entonces la actividad está más controlada".

En lo que hace a las embarcaciones de mayor tamaño, como lanchas y veleros, los agentes de Prefectura señalan que esa actividad está más limitada a los clubes náuticos de la región, que tienen salida directa a los canales. Y en cuanto a La Balandra, donde también hay una intensa actividad náutica, el hecho de poseer un único acceso permite un más fácil control.

"La tarea más importante -se sostiene desde Prefectura- es la de concientizar al navegante, ya que lo que está en juego es su propia vida. Hay sanciones para quienes no cumplen las normas y se hacen controles por tierra y por agua. Pero el mayor peligro es la falta de conciencia. Porque cuando eso ocurre, puede suceder cualquier desgracia".

VELOCIDAD

“Lo que más prolifera en el Delta son las motos de agua y las lanchas particulares que, a la velocidad que van y con el movimiento del agua, no ven a las personas que están debajo”, se quejan los isleños