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Por los desbordes de la noche, ponen en vigencia el código de nocturnidad

Tras las denuncias vecinales en distintos puntos de la Ciudad, el Ejecutivo comunal firmará esta semana el decreto reglamentario para que, a casi un año de su aprobación, empiece a regir la ordenanza que suma nuevas exigencias a los bolicheros y que contempla, entre otras cosas, la intervención de la justicia penal para casos de clausura

Por los desbordes de la noche, ponen en vigencia el código de nocturnidad

En 11 y 55 los vecinos ya están cansados de hacer denuncias. El bar funciona a metros de dos centros de salud y, según la Comuna, “ante tantas quejas se resolvió iniciar un proceso administrativo para analizar la revocatoria de habilitación”

22 de Abril de 2012 | 00:00

Luego de las quejas vecinales que se vienen repitiendo en distintos barrios del casco platense, la Comuna local pondrá en vigencia esta semana el código de nocturnidad que, si bien fue promulgado en mayo del año pasado, hasta el momento no había sido reglamentado. En rigor, la norma busca intensificar las exigencias sobre los locales de actividad nocturna y, a la vez, intentar poner freno a una serie de conflictos que incluye ruidos por encima de los decibeles permitidos, motoqueros que copan las zonas de algunos bares y, en varios casos, irregularidades dentro de los propios boliches.

Los barrios que alzaron su voz en este último tiempo son muchos: 8 y 61, 46 entre 4 y 5, 8 y 54, 49 de 1 a 4, 6 y 51 y 11 y 55, a tan sólo una cuadra del Municipio y donde, entre las tantas denuncias que se acumulan, se destaca la que indica que el bar en cuestión realiza su actividad a metros de dos centros de salud (uno de los cuales es un neuropsiquiátrico), algo que ni las normas municipales ni las provinciales lo permiten.

"Nosotros no estamos contra ningún boliche ni queremos ser los vecinos quejosos que protestan sólo porque no pueden dormir -contó Laura García Urcola, vecina de 8 y 61-. Pero nos preocupa que la nocturnidad en el casco urbano esté desbordada, y eso es responsabilidad del Municipio. Sabemos que se vienen haciendo clausuras, pero funcionan como puestas en escena para calmar las aguas unos días y que después no pase nada. Es vender humo. El drama acá no son sólo los ruidos, es la noche. Nosotros pedimos que se cumpla con las ordenanzas que ya están aprobadas. Y si el bolichero no tiene permiso para hacer de su bar un local bailable, entonces que no lo haga. Pero eso no se lo podemos exigir al comerciante. Se lo tenemos que exigir al municipio. ¿Hasta ahora no lo pudieron hacer? Bueno, esperemos que a partir de ahora las cosas se empiecen a cumplir".

LA NORMA

Clic para ampliarLa norma que entrará en vigencia a partir de esta semana (la ordenanza 10.799) busca controlar lo que hasta ahora la ley de nocturnidad provincial no ha podido hacer en la Ciudad: ordenar los desbordes de la noche. Como se sabe, el 18 de noviembre de 2009 entró en vigencia una norma para restringir la actividad nocturna y el consumo de bebidas alcohólicas. Se fijaron horarios límites para acceso y egreso de los boliches; se ampliaron las franjas de prohibición de venta de alcohol y se incrementaron los montos de las multas para los infractores. Durante el primer año de la ley, las autoridades provinciales y municipales hicieron 3.215 inspecciones y se labraron 848 infracciones. Pero no sirvió para solucionar el problema. Según un estudio de la propia Jefatura de Gabinete provincial, de hecho, sólo el 5% de las actas terminaron en condena judicial. Y en la mitad, hubo absolución.

"Sabemos que en el centro hay 30 boliches que concentran el 90 por ciento de la actividad nocturna -apuntaron desde el Municipio-, pero hasta ahora no hay un detalle de lo que hace cada local y la habilitación que tienen caso por caso. Con el código de nocturnidad en funcionamiento eso se va a solucionar, porque una de las primeras medidas que se van a tomar es la de crear un registro de locales de actividad nocturna y, al mismo tiempo, un registro de oposición en el que van a participar los propios vecinos para analizar cualquier pedido de habilitación".

Entre los puntos más salientes de la nueva ordenanza, además, se destaca el que suma nuevas exigencias a los bares que tienen habilitación para manifestaciones artísticas, los cuales en la práctica trabajan como boliches bailables. A las normas elementales de seguridad que ya se les exige, se le sumará el pedido para que pongan en funcionamiento sistemas de acustización (ventanas de doble vidrio, por ejemplo), detector de metales, trabajar con cuenta ganado e instalar cámaras de seguridad, las cuales podrían estar conectadas en un futuro con las cámaras de Monitoreo Público Urbano de la Municipalidad (Mopu).

Clic para ampliarOtro aspecto significativo que establece la norma es que será revocada la habilitación del local que en el plazo de un año sume cinco clausuras (el año se empieza a contar desde que se labra la primera acta). "También se tomó la decisión de ir a la justicia penal en casos donde se haya clausurado pero el local vuelva a abrir de manera irregular", apuntaron en la Comuna, y pusieron como ejemplo de esta modalidad la denuncia penal contra "El Viejo Varieté" que esta semana fue presentada por la Municipalidad.

Claro que ese local no es el único que hoy por hoy se encuentra en el ojo de la tormenta. Según confiaron en el Municipio, con la puesta en vigencia de la nueva normativa "se va a iniciar un proceso administrativo para analizar la revocatoria de habilitación de algunos bares que suman varias infracciones". Estos boliches que serán especialmente analizados por ahora son cuatro: el ubicado en la zona de 8 y 61, el que funciona en la esquina de 8 y 54 desde hace ya tiempo, el que trabaja en 49 entre 1 y 2 y, por último, el que abre todos los fines de semana en 11 y 55, que como se dijo es uno de los que más denuncias acumula en el casco urbano.

DE VECINOS Y BOLICHEROS

Entre las penurias que relatan los vecinos hay historias de todo tipo, desde una pareja que vive en 11 y 55 y compró colchones inflables para "acustizar" las paredes de su casa durante las noches de fin de semana hasta una anciana de 49 entre 3 y 4 a la que, cada vez que funciona el boliche cercano, le usan el frente de su casa como un baño público. Con todo, son los propios vecinos quienes remarcan que su pelea no es contra los dueños de los bares. "La responsabilidad en esto es del Municipio -sostiene María José Morchón, una vecina de 6 y 51-. Nos quieren hacer enfrentar con los bolicheros pero nosotros contra ellos no tenemos nada. A mí me encanta que haya bares y que en esos bares toquen bandas y la gente se divierta, pero tiene que haber alguien que controle que todos podamos convivir en paz, algo que no pasa".

Clic para ampliarPara los bolicheros, en tanto, el tema también resulta una preocupación que se arrastra desde hace tiempo. "Entendemos la queja de los vecinos -opinó esta semana Gabriel Vallejos, del bar "La Mulata"-, pero nosotros no queremos que nos estigmaticen ni que criminalicen nuestro laburo. A veces, sentimos que nos echan la culpa de problemas que son sociales".

Si bien la mayoría de los bolicheros prefiere mantener el perfil bajo, la mayoría de los consultados hace hincapié en esta idea. Uno de ellos -que pidió mantener su nombre en reserva-, por ejemplo, contó que "los chicos se emborrachan antes de entrar a bailar porque la mayoría no tiene el poder adquisitivo para hacerlo dentro del local. A veces sentimos que somos el chivo expiatorio de un problema más complejo y que es cultural. Es difícil, por ejemplo, cortar la entrada a las dos de la mañana cuando la mayoría sale de su casa a las tres. Para que los bares cierren a las 5,30, además, no hay infraestructura de seguridad ni de control, porque los chicos saldrían todos a la misma hora y eso sí generaría un aumento de las peleas callejeras".

Lo que dice el bolichero esconde una realidad que las propias autoridades reconocen en voz baja: ni la policía provincial ni la dirección municipal de Control Urbano tienen hoy día la capacidad suficiente para contener a miles de jóvenes dando vueltas por la calle a las cinco y media de la mañana. El transporte público, para colmo, es un servicio que sigue lejos de ser una alternativa eficaz para todos los chicos que quieran pegar la vuelta en micro hacia los barrios que están más allá del casco urbano platense.

"Entendemos el derecho a laburar que tienen todos -dice Juan Pablo Martín, un vecino de 8 y 54-, pero queremos que también nos respeten nuestro derecho a estar tranquilos. Yo tengo una beba y en mi casa nadie puede dormir. Sabemos todos los rumores que hay: que tal boliche está protegido o que tal otro es de fulano de tal. Nosotros no podemos probar nada, pero nos resulta sospechoso que, después de todas las denuncias que se hicieron, hasta ahora nadie haya hecho algo para solucionar el problema de verdad".

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