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El 22 de noviembre de 1963, tras el asesinato de JFK, arrancó una industria aún vigente de libros y películas que buscan sacar a la luz la “verdad” sobre el magnicidio alimentando, en varios casos, teorías sobre complots
El día en que murió John F. Kennedy nació una industria. Cincuenta años y cientos de millones de dólares después, sigue vigente. ¿Su producto? La “verdad” sobre el asesinato del presidente.
“En la noche del 22 de noviembre de 1963 me sentí atraído por el caso”, expresó el comerciante de Los Angeles Ray Marcus en “Addendum B”, una de varias monografías publicadas por él mismo sobre el asesinato. Para Marcus, las autoridades se apresuraron demasiado para llegar a una conclusión, sin investigar. “El gobierno decía que hubo un solo asesino, que no hubo conspiración. Es obvio que, incluso si esto resultó cierto, no había forma de saberlo en ese momento”.
La mayoría de los escépticos, incluido Marcus, no se hicieron ricos publicando sus teorías, y algunos, de hecho, se fueron a la quiebra tratando de demostrarlas. Unos pocos, sin embargo, hicieron buen dinero manteniendo la controversia viva.
Hay libros y películas sobre el tema que generaron enormes ganancias. Y ahora, con motivo del 50º aniversario del horrendo atentado de Dallas, una nueva generación se apresta a sacar provecho.
La Comisión Warren concluyó en 1964 que Lee Harvey Oswald había actuado solo. El informe, no obstante, no puso fin a las controversias sino más bien las alimentó. Desde entonces, hasta los investigadores del gobierno se apartaron de la tesis de que Oswald no tuvo cómplices. En 1978, una comisión de la Cámara de Representantes concluyó una larga investigación diciendo que Kennedy “probablemente fue asesinado como consecuencia de una conspiración”.
La comisión dijo que “no se pudo identificar al otro individuo armado ni la magnitud de la conspiración”. Pero sobran las personas que ofrecen sus teorías. Que exiliados cubanos molestos por el fiasco de Bahía de Cochinos. Que mafiosos furiosos por la campaña del secretario de Justicia Robert Kennedy contra el crimen organizado. Que el “complejo militar-industrial”, alarmado por la revisión que hacía Kennedy de la política hacia la guerra de Vietnam.
MULTIPLES ESPECULACIONEs
Hubo todo tipo de teorías, incluida una según la cual el chofer de la limusina de Kennedy mató al mandatario como parte de un esfuerzo por encubrir una invasión de extraterrestres.
Todo el mundo, menos Oswald, el desafortunado ex marine, estuvo en el sitio indicado, en el momento indicado, con un motivo y una oportunidad de llevar a cabo uno de los crímenes más audaces en la historia de Estados Unidos.
Seis de cada diez estadounidenses cree que más de una persona participó en una conspiración para matar a Kennedy y solamente un cuarto piensa que Oswald actuó solo, según una encuesta AP-GfK hecha a mediados de abril. La tesis de una conspiración sigue viva pero perdió fuerza desde que una consulta de Gallup de 2003 indicó que el 75% opinaba que Oswald fue parte de un complot más grande.
El caso cautivó al público desde un comienzo. Al ser publicado, el informe de la Comisión Warren debutó en el séptimo lugar en la lista de libros más vendidos del New York Times.
Dos años después, “Rush to Judgment” (Apuro para juzgar), del abogado Mark Lane, encabezó esa lista. La Comisión Warren, según Lane, “con frecuencia prefirió aceptar evidencias que no eran sólidas, o incluso más flojas que las pruebas que descartó”. El libro ha vendido millones de ejemplares, dijo Lane.
Desde entonces, decenas de libros con títulos como “La mejor prueba”, “Presunción de inocencia”, “Alta traición” y “Golpe de estado en Estados Unidos: La CIA y el asesinato de John F. Kennedy” han tratado de responsabilizar del asesinato a las esferas más altas del gobierno estadounidense.
LA TEORiA DE LOS MARCIANOS
El periodista británico Anthony Summers, autor de un documental para la BBC que dio lugar al libro “Conspiración” en 1980, afirma que entre los promotores de las teorías de una conspiración “hay estudiantes y académicos destacados, y también algunos individuos que están más locos que una cabra y que piensan que fue obra de hombres de Marte que usaron hondas”.
A diferencia de lo ocurrido con el caso Watergate, no hubo periodistas como Bob Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, a quienes sus editores les dijeron “averigüen qué pasó”, indicó Summers, cuyo trabajo se concentró en personas y episodios que fueron mayormente ignorados en la investigación oficial. “Nadie hizo una investigación a fondo y las llamadas telefónicas que se supone que debían hacerse”, sostuvo.
Para mucha gente adivinar quién mató a Kennedy es una especia de juego. “Dicen ‘fue la mafia’ o ‘fue la KGB’ sin avergonzarse”, expresó Gerald Posner, cuyo libro “Caso cerrado” de 1993 informó que la Comisión Warren había llegado a la conclusión correcta.
Posner señaló que su intención inicial no era defender a la Comisión. Sí fue, en cambio, lo que motivó a Vincent Bugliosi, autor de “Recuperando la historia: El asesinato del presidente John F. Kennedy”, del 2007. Bugliosi produjo un mamotreto de 1.650 páginas, acompañadas de un CD, en el que trató de desvirtuar todas las teorías de conspiración. “Es un pozo sin fondo”, comentó. “No se acaba nunca”.
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