Iron Man 3 de Shane Black


ATENCIÓN: se cuenta el final (aunque no interesa demasiado).

Esperábamos mucho de Shane Black. No sólo fue guionista de las Arma Mortal y la gran Kiss Kiss Bang Bang sino que escribió también las dos películas de acción más geniales y cómicas de la historia: El Último Boy Scout y El último Gran Héroe de Acción.

Pero en Iron Man 3 no llegó a esos niveles. Empieza bastante bien, existía un conflicto lo suficientemente llamativo. A Robert Downey Jr. no le gustaba más su novia. O sea, no le atraía más Gwyneth Paltrow. La mujer más linda según las revistas norteamericanas le había dejado de parecer interesante. Pepper lo obliga a bañarse con él, porque Tony Stark prefiere quedarse con sus juguetitos electrónicos. Eso sí que es un problema.

 Pero la película continúa. Hay mucho humor, un poco más desgastado, pero tal vez funciona. De todas maneras, este clima se empieza desmoronar a raíz de dos personajes. Primero, la aparición gratuita de un niño culpable de la pauperización de lo poco interesante que se había llegado a construir. Y por otro lado el forzado interés sobre el custodio de Iron Man, solamente porque se trata del director de las dos primeras partes, Jon Favreau.

Además, sospechosamente, Iron Man 3 parece no tener escenas de acción. Recién ya avanzada la película aparece una genial. Sucede que Iron Man debe rescatar como a quince personas que caen desde un avión y se las tiene que ingeniar para abarajarlas a todas y que éstas a su vez se agarren entre sí para tirarlas sanas y salvas al agua. Una gran escena que se desvaloriza instantáneamente cuando nos enteramos que en realidad no era Tony Stark el héroe responsable de la proeza, sino uno de sus armaduras-robot a control remoto.  Lo mismo sucede hacia el final,  una múltiple y confusa escena a cargo de otros robots, no de él.

 ¿Y cómo se soluciona la historia de desamor? Tony decide romper caprichosamente sus juguetes para dedicarle todo su tiempo a Gwyneth Paltrow. Así nomás, por simple decisión, sin  ninguna razón, sin que haya habido un cambio en él o en ella. Tal vez los desamores son directamente imposibles de resolver, por eso tenemos a Hollywood siempre dispuesto a regalarnos un final caprichosamente feliz.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE