A pelear en el rol que mejor le sienta: perseguidor infatigable
| 22 de Abril de 2014 | 00:00

En aquel inolvidable torneo Apertura 2006, el que ganó de la mano del Cholo Simeone, el periodista Víctor Hugo Morales definió a Estudiantes en su relato final como el “perseguidor infatigable”. Claro, durante tantas fechas fue detrás de Boca y recién en la última fecha logró alcanzarlo para una definición histórica. Ahora, en idéntica posición, no tiene otra alternativa que recordarlo y ponerse ese traje que tantas satisfacciones le trajo.
Durante este torneo, tan irregular como los últimos en el fútbol argentino, le fue mejor cuando arrancó la fecha desde atrás que cuando le tocó defender la punta. Aunque ya no dependa de sí mismo, apostará a repetir ese concepto para guardar alguna ilusión, ilusión que fue construyendo en la medida que pasaron las fechas y que no fortaleció sólo por su falta de efectividad.
Luego de ganar las primeras tres fechas tuvo un bajón futbolístico y estadístico. Derrota contra Boca (la única) y una serie de empates, que lo mantuvieron en el lote de arriba hasta el clásico, que luego de ganarlo le permitió quedar como puntero otra vez.
Pero ese karma de ir adelante en el fútbol argentino lo volvió a sufrir el equipo de Pellegrino. Aun mereciendo ganar, empató tres partidos y dilapidó ese lugar de privilegio, que otra vez volvió a abrazar en oportunidad de derrotar a Quilmes como visitante.
Y otra vez, como una figura repetida, no pudo seguir por la misma senda y tras las igualdades contra River y Rosario Central quedó detrás del Millonario y Gimnasia. Sólo un punto los separa y cuatro fechas por delante. Es muy poco desde lo numérico, pero mucho teniendo en cuenta el fixture accesible de los punteros.
Entonces aquel “perseguidor infatigable” vuelve a abrir su placard para ponerse la ropa del escolta que corre desde atrás. “Caballo que alcanza, ganar quiere”, se suele decir en el hipódromo.
No tiene otra opción. Es ganar los cuatro partidos que le quedan y esperar un traspié de los de arriba.
En el torneo pasado, San Lorenzo -que fue el campeón- llegó a las últimas cuatro fechas con 27 puntos, igual que River y Gimnasia ahora. Pero sumó sólo seis puntos, con una victoria y tres empates. Una buena señal para los que van detrás ahora.
También es bueno el dato que aquel Ciclón de Pizzi trepó a la punta en la fecha 16, luego de perseguir a Newell’s gran parte del campeonato.
Otro dato: Newell’s fue campeón en el Final 2012 y sumó seis puntos en las últimas cuatro fechas. Y la punta la había alcanzado en la jornada 13.
¿CAMBIO DE NOMBRES O DE JUEGO?
Para ratificar esta necesidad de ganar por sobre todas las cosas, Mauricio Pellegrino tendrá que patear el tablero. Y patear el tablero no sólo significa cambio de nombres, sino de forma de jugar. Tal vez deberá ser menos prolijo y buscar el tanto ante el error rival. Tiene que hacer goles y si eso lo expone en defensa, ya no tiene margen.
Joaquín Correa, Román Martínez, Gastón Gil Romero y Juan Sebastián Verón, sus mejores jugadores en ofensiva, están recuperándose y al menos dos de ellos jugarán el domingo contra Godoy Cruz. El equipo los necesita, lo mismo que a los delanteros. El equipo necesita ganar y es momento de hacerlo.
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