Oportunidades y trabas en la normalización de relaciones

Por ALFONSO FERNANDEZ (*)​

Detrás de la histórica normalización de las relaciones entre EE UU y Cuba hay una jugosa oportunidad económica para ambas partes en áreas como el turismo, aunque persisten importantes obstáculos, como el embargo comercial y los reclamos de propiedades confiscadas a estadounidenses en la Revolución.

Con apenas 140 km separando sus costas, para Cuba supone acceder al mercado de la primera economía global, mientras que para las empresas estadounidenses significa 11 millones de consumidores potenciales con enorme apetito por sus productos.

La diferencia económica entre los dos países es enorme: el PBI per cápita de EE UU fue de 53.000 dólares al año, frente a los poco más de 6.800 de los cubanos, según datos del Banco Mundial (BM) de 2013. Hay que precisar, no obstante, que las comparaciones son complicadas, ya que Cuba cuenta con un doble sistema cambiario que desdibuja los indicadores económicos de la isla. EE UU es el 4º exportador a Cuba, detrás de China, España y Brasil, por más de 450 millones de dólares en 2012, pero la gran mayoría de ellas comprende productos agrícolas (soja o maíz), y cárnicos (pollo). Estos intercambios estaban muy regulados y tenían notables restricciones financieras de EE UU, lo que dificultaba las ventas.

En los últimos meses, el Tesoro de EE UU anunció medidas de flexibilización económica con Cuba, al facilitar los viajes de estadounidenses a la isla y ampliar el límite máximo de 500 a 2.000 dólares trimestrales para el envío de remesas. En 2013, las remesas desde EE UU a Cuba alcanzaron los 3.500 millones de dólares en 2013 y, según datos oficiales, cerca del 60% de los hogares de Cuba recibieron remesas.

Además, EE UU permitió exportar materiales de construcción, herramientas y equipos para la actividad agrícola privada, y dio luz verde a las primeras empresas de ferry para iniciar el servicio de pasajeros entre Florida y Cuba.

Se espera que con la normalización de relaciones, el turismo y las inversiones se vean beneficiados. Hasta ahora, los estadounidenses no pueden viajar a Cuba si no se enmarcan en categorías específicas relacionadas con la educación y el intercambio cultural, entre otras. En tanto, la inversión directa extranjera en Cuba pasaría de 1.000 millones de dólares anuales a 17.000 millones de dólares.

(*) Analista de EFE

ALFONSO FERNANDEZ
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