Los malos hábitos que pueden arruinar una noche de sexo pleno
| 15 de Octubre de 2016 | 01:52

Ir a la cama con cualquier persona sin que importe demasiado que conducta tener para minimizar los riesgos puede tener consecuencias inconveniente. No solo se corre el peligro de contraer una enfermedad de transmisión sexual (ETS), sino de arruinar el resto de la vida sexual, de contagiar más tarde a una persona que interese de verdad o de lastimar los sentimientos de alguien.
Por eso, muchos especialistas recomiendan poner la cabeza en frío, pensar un poco sobre las consecuencias y evaluar si se está dispuesto a tomar el riesgo. Y en caso de que así fuera tomar algunas medidas de seguridad que son de gran utilidad.
Cuestion de Higiene
No limpiar los genitales de los residuos de fluidos luego del sexo es considerada una imprudencia. No es solo por evitar alguna infección o molestia, sino también porque estos fluidos al quedarse allí, pueden generar olores no muy agradables al poco tiempo. A nadie le gustará oler feo en caso de que surja la posibilidad de un segundo o tercer round con la pareja del momento.
Del mismo modo, la higiene en exceso del área genital no es recomendable. En ambos casos, se da paso a la proliferación bacteriana y esto hace que el cuerpo sea susceptible a enfermedades e infecciones.
El orden
Cama sin tender, muebles y adornos fuera de su lugar, ropa tirada por todo el piso es muy poco sensual incluso después de un momento de desenfrenada pasión. No se habla de que los amantes se levanten inmediatamente después de terminar de hacer el amor a limpiar y recoger todo lo desparramado, pero es conveniente recordar que el sexo sucumbe a los sentidos, y ver una habitación desordenada no es el contexto ideal para que a tu pareja se le levante la libido de nuevo.
fidelidad
Ser infiel (en caso de que haya una pareja estable), en la mayoría de las ocasiones, no hará sentir a las personas 100% bien. Es probable que incluso haga quedar al protagonista como un mal amante, pues el cuerpo “no reaccionara como debe ya que el cerebro anda pensando en otra cosa”, dicen los especialistas.
Es muy probable también que el infiel sufra estrés, preocupación, ira o tristeza una vez cometida la infidelidad. Pensar en las consecuencias, que como en toda situación pueden ser buenas o malas, es sugerida como la mejor alternativa.
Sobre gustos no hay nada escrito
Es clave para no dar por cierto que ambas personas disfrutan lo mismo en materia de sexo y mucho menos empezar alguna técnica o comportamiento sexual especifico sin antes haber buscado un acuerdo. Por eso, hablar siempre sobre los gustos significa crear la base de una relación sexual plena para ambos.
mentiras verdaderas
La única persona que se ve perjudicada cuando finge un orgasmo o finge haber disfrutado el sexo es la persona que lo hace. Si quien no lo está pasando bien no dice lo que siente y lo que desea, va a desaprovechar la oportunidad de una sesión inolvidable de placer. Ninguna persona sensata se perdería esa oportunidad.
Es verdad que no alcanzar el clímax puede ser incomodo para los dos, pero la pareja debe comprender que las personas no nacen con un manual de uso. Conocer las zonas erógenas y los puntos débiles requiere de un trabajo conjunto de “educación”.
Con tranquilidad y sin estrés, lo principal es hablar sobre ello y buscar en base al diálogo las propuestas para mejorar la situación. “Si no lo hablan claro desde un principio o peor aún, si te lo callan, más difícil será que tengan la dicha de ser personas sexualmente satisfechas”.
Generosidad
Muchas veces se define al sexo como una “autopista de dos vías”. Ambos deben sentir deseo, placer y emoción. Se trata de que los dos pasen un buen rato.
Llegar a la cama y pretender que la otra persona lo haga todo es una actitud egoísta, simple y conformista. Hay que tener claro que el placer del sexo se haya en esa reciprocidad de afecto, en donde se encuentra tanto gusto en recibir como en dar caricias y goce al otro.
flexibilidad
En estos temas del amor carnal, no se puede ser completamente rígido, pero tampoco tan flexibles como para que haya lastimado. Aunque esté clara la receta segura para la obtención de placer, siempre se puede dejar espacio a algo nuevo, siempre y cuando no interfiera en los valores de alguno de los dos. Entonces no descarta y pensar dos veces sobre la nueva técnica propuesta por la pareja puede ser muy beneficioso para la vida íntima.
No ir directo al grano
Este debiera ser el primer mandamiento, porque saltarse el juego previo e ir directamente al acto de penetración, le resta mucho sabor al sexo. Las caricias, los juegos, las charlas y movidas antes de la penetración, son importantísimas para calentar los deseos, para que se lubriquen los genitales, además de relajar los músculos para recibir el acto sexual de una manera más placentera. Estudios demuestran que el juego previo al sexo ayuda a alcanzar orgasmos más fácil e intensamente
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE